Milenio - Campus

Cartas de terciopelo rugoso

Continuida­d en ciencia y tecnología

- Alejandro Canales UNAM- IISUE/ SES. canalesa@ unam. mx Twitter: canalesa99

El más reciente episodio sobre el proceso de entrega- recepción de los asuntos del Conacyt fue un error y podría ser atribuido a la inexperien­cia política y administra­tiva de la próxima titular del organismo, María Elena Álvarez Buylla. Sin embargo, también anticipa la oposición que enfrentará cualquier intento de modificar las estructura­s de funcionami­ento del sector y tensiones no resueltas en la conducción del organismo.

Los hechos son relativame­nte conocidos. Al inicio de este mes comenzó a circular en redes sociales un oficio, firmado por Álvarez Buylla y fechado el 24 de septiembre, en el que solicitaba al actual director del organismo rector de la política científica y tecnológic­a, Enrique Cabrero, la suspensión de “toda convocator­ia abierta dentro del Conacyt que pueda afectar y compromete­r recursos presupuest­ales para ejercicios 2019 y subsecuent­es, y que haya sido emitida después del 31 de julio”.

La informació­n rápidament­e se expandió en las redes y los impulsos eléctricos llegaron a todos aquellos que participan en los fondos concursabl­es de Conacyt. Comenzaron a preguntar e inquietars­e los becarios de posgrado, los aspirantes a una cátedra del organismo, también los investigad­ores nacionales y los que pensaban participar o tienen en marcha una solicitud para proyectos de investigac­ión de fondos sectoriale­s o mixtos, entre muchos otros. El rechazo fue evidente.

Álvarez Buylla, ante el curso de los acontecimi­entos, difundió el 2 de octubre, en las mismas redes, una carta, ahora dirigida a la comunidad académica, para aclarar varios puntos. En primer lugar, indicaba que había elementos que sugerían que el “oficio se filtró desde dentro de Conacyt, sin que advirtamos ahora la pretensión de dicho acto” y exhortaba al titular de la dependenci­a a realizar una investigac­ión y deslindar responsabi­lidades. Además, subrayó que había solicitado suspender pero no cancelar las convocator­ias. Lo reiteró en todos los medios.

Por último, Conacyt difundió el 3 de octubre un comunicado ( 74/ 18), sin la firma del titular, para responder a las dos cartas e informar básicament­e que había celebrado más de 25 reuniones con el equipo de Álvarez- Buyllá ( sic) y todas habían sido armónicas y constructi­vas. Sin embargo, puntualiza­ba que no suspenderí­a ninguna convocator­ia porque incurriría en faltas administra­tivas. Y añadió que la difusión del oficio, supuestame­nte filtrado, estaba en el supuesto del artículo 3 de la Ley federal de transparen­cia y acceso a la informació­n pública, pero que revisaría si el oficio fue dado a conocer por personal de la dependenci­a.

Así las cosas. ¿ Por qué fue un error de Álvarez Buylla? La preocupaci­ón porque los recursos financiero­s de la siguiente administra­ción quedaran atados es justificad­a. Sin embargo, no solamente invocó, por escrito, erróneamen­te, una norma que no la faculta para suspender nada ( el artículo 61 de los Lineamient­os generales para la regulación de los procesos de entrega- recepción), también porque pudo dirimir o precisar esa solicitud en las múltiples reuniones de los equipos de trabajo. No lo hizo. Y el mismo error y la misma responsabi­lidad tiene el Conacyt. Así que tal vez las reuniones de los equipos han sido ríspidas, más que “armónicas y constructi­vas”.

La reacción que generó la posibilida­d de suspender las convocator­ias de los principale­s programas del Conacyt es una muestra de la resistenci­a que tendrá cualquier giro en la conducción del organismo. En el ángulo de los dineros, son los llamados programas tradiciona­les y representa­n la mayor proporción de su presupuest­o. Por ejemplo, el programa de becas tiene una participac­ión relativa de casi la tercera parte en el presupuest­o del Conacyt; los Centros Públicos de Investigac­ión tienen otra tercera parte; un 13 por ciento va para el presupuest­o del Sistema Nacional de Investigad­ores y quedará muy poco si sumamos la proporción de financiami­ento para proyectos.

Añadamos que el margen de maniobra presupuest­al del Conacyt es limitado. Desde el año 2004, con la creación de un rubro de gasto en el Presupuest­o de Egresos de la Federación ( el ramo 38) el organismo ha intentado ampliar un control paulatino del gasto que realizan las diferentes secretaría­s. No obstante, ha sido precisamen­te en esta administra­ción cuando su control ha disminuido: en el gasto federal de ciencia y tecnología pasó de ejercer un 43 por ciento en 2012 a un 34 por ciento en este año.

Otro asunto es la continuida­d de las políticas en el organismo. Desde 1999, con el cambio en la normativid­ad del sector, quedaron establecid­as las principale­s líneas que habría de seguir. No se modificaro­n con la alternanci­a del 2000, tampoco con la administra­ción que inició en 2006 y ni siquiera cuando regresó de nueva cuenta el PRI en 2012. A pesar de que en esta última gestión, al comienzo del periodo, anunció grandes planes y un nuevo diseño institucio­nal para el sector. Hoy podemos constatar que las líneas siguieron igual.

¿ Los planes podrían ser diferentes en la próxima administra­ción? Tal vez en el papel, pero esperemos a conocer el Presupuest­o de Egresos de la Federación para el año siguiente.

Pie de página: ¿ Cuándo conoceremo­s el resultado de la revisión del proceso desde que el documento se entregó en la Oficialía de Partes de Conacyt? ¿ Cuando sea Conahcyt?

CIRCULÓ un ofi cio en el que Álvarez Buylla solicitaba la suspensión de toda convocator­ia abierta dentro del Conacyt

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