CUIDAR LAS FORMAS.
En el equipo del nuevo gobierno, comentan algunos, ya hay un diagnóstico sobre la situación de la educación superior del país. Saben cuáles son los requerimientos del sector y, de antemano, advierten que la situación financiera que prevalece en algunas instituciones es muy compleja, y no puede resolverse en el corto plazo. Y esto, hasta donde se analizado, difundido y comentado, no es nuevo. Los recursos que se necesitan son una prioridad, a menos que estas universidades públicas estatales entren en una fase irreversible que las ponga en entredicho. Lo que no se puede permitir es que esta situación sea un pretexto y un instrumento idóneo para trasladar el tema al escenario político. No se puede, desde ahora, filtrar o mandar el mensaje en contra de estas casas de estudio.