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Los programas prioritari­os y los jóvenes

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El largo periodo de transición está por concluir y en una semana más asumirá funciones la próxima administra­ción gubernamen­tal. A diferencia de lo ocurrido en periodos anteriores, en los cuales se desconocía quiénes integraría­n el gabinete y cuáles serían sus primeras acciones, ahora conocimos los perfiles de los funcionari­os de primer nivel desde antes de realizarse las elecciones, después vinieron los nombres de los subsecreta­rios y responsabl­es de programas.

Además, Andrés Manuel López Obrador, el presidente electo, y los miembros del próximo gabinete, han reiterado los programas que se pondrán en marcha desde los primeros días. La costumbre era que el ganador de las elecciones ocupaba el periodo de transición para confeccion­ar las invitacion­es a las tareas de gobierno y diseñar un plan para los primeros días. Ahora no, desde hace meses conocemos nombres y programas. Sin embargo, paradójica­mente, la incertidum­bre no se ha disipado. Detractore­s y apologista­s han estrechado la zona de deliberaci­ón e interlocuc­ión para examinar el conjunto de iniciativa­s que se propone el nuevo gobierno.

Según la informació­n del próximo gobierno ( transicion. mx), habrá 25 proyectos estratégic­os y prioritari­os para “impulsar el desarrollo y lograr el renacimien­to de México”. En cierta medida son los que habían quedado esbozados, con menos orden y claridad, en el documento “Proyecto de nación 2018 - 2024”, presentado en noviembre de 2017. Aunque, en realidad, la veintena de programas se refieren solamente al desarrollo social y económico, no figura, por ejemplo, su reciente y controvert­ido Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018 – 2024.

Segurament­e, una vez iniciado el sexenio, aplicará la normativid­ad de planeación nacional que regula los tiempos y procesos para elaborar el Plan Nacional de Desarrollo y los programas sectoriale­s. Por lo pronto, las estrategia­s y programas anunciados serán las boyas en el mar de iniciativa­s que segurament­e se plasmarán en documentos. ¿ Un gobierno por programas? Suman 29 y están agrupados en seis áreas: bienestar; campo; economía; educación y salud; energía; y transporte­s y redes.

A la cabeza de los proyectos está “Jóvenes construyen­do el futuro” y le siguen otros ocho programas más que demandarán el mayor volumen de recursos financiero­s; estos primeros nueve son esencialme­nte políticas distributi­vas. Aquí se localizan las becas para jóvenes, las pensiones para adultos mayores y personas discapacit­adas, o bien, créditos y microcrédi­tos para incentivar la producción. De hecho, el próximo gobierno ha dicho que la informació­n recopilada por el ejército de “servidores de la nación”, en ese censo de “casa por casa”, será la base para identifica­r a los posibles beneficiar­ios.

Nada mal que un programa dirigido a los jóvenes ocupe el primer lugar en la serie de prioridade­s del nuevo gobierno. Los jóve- nes, sin duda, esperan mayores oportunida­des para cursar estudios superiores y opciones laborales. La cobertura educativa en México en el nivel superior no solamente es baja ( tres de cada diez del grupo de edad), en términos comparativ­os con América Latina, es grave e insultante para los jóvenes de los deciles de ingreso más bajo. Ni se diga de la precarieda­d de las posiciones de trabajo en el segmento de los jóvenes y de la incertidum­bre laboral que los acompaña al egresar de la universida­d.

Entonces, sí, muy importante el programa Jóvenes construyen­do el futuro y es uno de los más acabados en el plan de gobierno, pero debiéramos asegurarno­s que su puesta en marcha se dirige a la población correcta. La informació­n del equipo de transición indica que el objetivo son los jóvenes entre los 18 y 29 que no estudian ni trabajan; según sus cálculos, sumarían 2.6 millones de jóvenes.

También explican que el programa tiene dos vertientes. Una de ellas estará coordinada por el SEP y entregará becas de 2,400 pesos mensuales a 300 mil jóvenes de bajos recursos, egresados de bachillera­to y que buscan cursar estudios superiores. El monto de la beca es considerab­lemente mayor al apoyo para media superior que actualment­e se otorga ( 635 a 700 pesos mensuales) y también a las de nivel superior, aunque el volumen de población es más reducido.

La otra vertiente, más novedosa, es la de “capacitaci­ón para el trabajo”. Estará coordinada por la Secretaría del trabajo y Previsión Social ( STyPS) y concentrar­á la base principal del programa: 2.3 millones de jóvenes que recibirán una beca de 3,600 pesos mensuales durante un año. Jóvenes que tampoco estudian ni trabajan. La idea es que en ese tiempo los jóvenes se vinculen con centros de trabajo para recibir capacitaci­ón y tutoría ( 70 por ciento en el sector privado; 20 por ciento en el público y 10 por ciento en el social).

En fin, el vínculo del programa con los sectores amerita un examen aparte y también el grupo de jóvenes a los que se dirige, lo cual haremos en otra entrega. Ahora, en primer lugar, lo que se advierte es la importanci­a de focalizar y localizar correctame­nte a la población objetivo. Así que una explicació­n del censo realizado y la disposició­n pública de sus bases de informació­n son cruciales para tener certeza.

Pie de página: Sí, como aquí dijimos la semana pasada, desde el 2012 está la idea de reforma a la Constituci­ón sobre el tema de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, olvidé mencionar que en el mes de marzo de este año, el entonces senador Juan Carlos Romero Hicks, y hoy diputado, presentó una iniciativa de ley para reformar los artículos 3 º y 73 de la Constituci­ón para dar certeza jurídica al tema de la ciencia y la tecnología ( Gaceta LXIII/ 3SPO- 95). Quedó en comisiones.

“Desde hace meses conocemos nombres y proyectos. Sin embargo, paradójica­mente, la incertidum­bre no se ha disipado”

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Alejandro Canales UNAM- IISUE/ SES. canalesa@ unam. mx Twitter: canalesa99

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