Replantear espacios
Los principios de este urbanismo feminista pretenden profundizar en el análisis de la realidad trabajando con grupos de hombres y mujeres de manera separada, porque es importante dar voz a ellas para que expliquen su experiencia y luego la compartan con otros que la enriquezcan del proyecto urbano.
Deben priorizarse la práctica cotidiana, la diversidad de las personas y la proximidad como cualidad citadina, además de revalorar las tareas reproductivas de cuidados para lo cual es necesario “interrelacionarnos con diferentes aspectos de la vida y de los espacios, entender las relaciones humanas y las zonas en las que nos movemos, y cómo adecuarlas para llevar a cabo nuestros quehaceres”.
También es importante romper jerarquías sociales entre disciplinas, ya que en las decisiones urbanísticas no hay una norma que deba imponerse a las otras, aunque es frecuente que se construyan urbes en las cuales no existe una verdadera calidad de vida, por eso “reconocer la diversidad funcional y de cuerpos que habitan nuestras ciudades es un factor primordial”.
Muxí Martínez refirió un caso de Barcelona, España, donde se ha desarrollado un espacio nuevo de centralidad barrial que conjuga mercado, supermercado, biblioteca, guardería infantil, escuela primaria, centro de día, residencia estudiantil y para personas de la tercera edad, centro cívico y un sitio para las asociaciones vecinales.
Un área en la que se puede tener el trabajo, cuidados, formación propia y seguridad, al disponer de recintos con muchos ventanales que hacen de los espacios públicos lugares seguros.
La escenificación y la puesta en práctica de roles tiene dos espacios, la casa y la ciudad, por ello es necesario desvelar los discursos y los significados detrás de las formas y descubrir que las mujeres, desde su propia experiencia, han aportado a la mejora de ambos sitios.