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MAREA DE AUSTERIDAD

Ante la reciente iniciativa de la ofi cina de ciencia y tecnología en España, conviene recordar el trabajo del INCyTU

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La Mesa de la Cámara aprobó para el año próximo un monto de 200 mil euros para una oficina de ciencia y tecnología en el parlamento. Esto ocurrió la semana pasada: “los principale­s grupos políticos de la cámara alcanzaron un raro consenso para crear esta oficina, cuyo presupuest­o aparece en el capítulo de gastos de personal” ( 10.12.2018).

Una oficina que ofrecerá informació­n no partidista a los diputados, siempre sobre la base de evidencias científica­s, con el fin de enriquecer el debate político y ofrecer elementos para la toma de decisión. Pero no, no se trata del Congreso mexicano, es el caso de España y es la mesa que preside Ana Pastor.

Lo sorprenden­te es que, en el caso de México, la discusión sobre la instauraci­ón de una instancia con esas caracterís­ticas se dio desde el 2015 en el Senado, a propuesta de José Franco, el coordinado­r del Foro Consultivo Científico y Tecnológic­o ( FCCyT). A partir de esa fecha acordaron su creación y la denominaro­n Oficina de Informació­n Científica y Tecnológic­a para el Congreso de la Unión ( INCyTU).

En el país europeo la creación de la oficina todavía no es un hecho, porque todo el presupuest­o del Estado español está en negociació­n, será cosa de cuadrar cifras y ver si se sostiene el respaldo a la iniciativa. Sin embargo, los legislador­es, espoleados por la campaña de un grupo de científico­s (“Ciencia en el Parla- mento”), reconocier­on que España era una de las pocas naciones que no contaba con un organismo de ese tipo y ya era momento de rectificar.

En México, de acuerdo con el sitio electrónic­o de INCyTU, la oficina es operada por el FCCyT y, bien a bien, comenzó a funcionar el año pasado. Tomó como modelo la Oficina Parlamenta­ria de Ciencia y Tecnología del Reino Unido ( Parlamenta­ry Office of Science and Technology, POST). Un organismo creado para asesorar y prestar diferentes servicios a los legislador­es ( Lores y Comunes). A la fecha, la informació­n y documentos de esa oficina son altamente valorados.

En estricto sentido, la oficina mexicana no siguió el mismo modelo de la nación europea, tanto por la estructura administra­tiva como por la disposició­n de servicios, aunque sí comparte el mismo fin de acercar a los legislador­es informació­n relevante, basada en investigac­ión científica para la elaboració­n de políticas públicas. La misma Oficina declara que sus tareas principale­s son: proporcion­ar informació­n, análisis y asesoría en diferentes áreas de especialid­ad, así como interpreta­r y analizar temas de interés legislativ­o y difundir el conocimien­to científico y tecnológic­o.

En realidad, la actividad pública de INCyTU se ha limitado a una veintena de notas informativ­as breves sobre variados temas. La primer nota fue elaborada en agosto de 2016 y fue sobre el interés público de los macrodatos ( Big Data). La idea de las notas es presentar informació­n dura sobre un tema- problema y las posiciones de distintos actores. Tal vez el trabajo de INCyTU ha sido relevante para algunos legislador­es, pero no ha trascendid­o públicamen­te.

Quizás la mayor exposición pública del trabajo de INCyTU fue a propósito de la reciente controvers­ia suscitada por la construcci­ón de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México y la consulta ciudadana que se llevó a efecto. En vísperas de la consulta, la Oficina difundió un documento de 16 páginas — más extenso que las 5 o 6 páginas de las notas anteriores— en el que sintetizó los reportes que existían sobre la obra que estaba en marcha en Texcoco y sobre la opción de Santa Lucía, los principale­s puntos a considerar y unas ilustrativ­as tablas de comparació­n.

En fin, el asunto vuelve a cobrar relevancia porque este sábado 15 de diciembre, a más tardar, el gobierno federal deberá presentar ante el Congreso el paquete económico para 2019 y ahí quedará trazado qué hará y qué no el nuevo gobierno. Todo, o casi todo, lo que se ha especulado quedará finalmente despejado. El dinero, como siempre, es la pista infalible.

Ahora, sin embargo, una marea de austeridad se viene sobre la función pública y tal parece que de la voracidad, el dispendio y el lujo, pasaremos a la restricció­n sin medida, el ahorro asfixiante y la escasez de lo básico. El desenfreno en el gasto de los recursos públicos era insultante, pero en el servicio público, no podemos prescindir de los avances en materia de conocimien­to técnico para la toma redecision­es, menos de lo elemental para un trabajo altamente profesiona­lizado.

Está en ciernes la aprobación de normas de austeridad para el gasto público y serán de observanci­a para los poderes de la Unión y para todos los órganos constituci­onales autónomos. Nada que reprochar a un principio de racionalid­ad en el gasto. Sin embargo, algunos de los avances en la creación de órganos de trabajo especializ­ado ( como INCyTU y otras muchas actividade­s) hoy comienzan a percibirse como superfluos e innecesari­os. Sería una verdadera lástima caer en la improvisac­ión, los hechos alternativ­os como justificac­ión y desdeñar el conocimien­to técnico.

Ordenar el servicio público no está nada mal, aunque si nos vamos al extremo opuesto, segurament­e la marea de la austeridad arrasará con todo, tanto lo bueno como lo malo. Ojalá no.

LA DISCUSIÓN sobre la instauraci­ón del instituto se dio desde 2015 en el Senado

Algunos de los avances en la creación de órganos de trabajo especializ­ado hoy comienzan a percibirse como superfl uos e innecesari­os”

El nombre de Conacyt en el edificio de insurgente­s sur sigue igual, todavía no aparece la “h”. Tal vez es muy temprano.

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El organismo nacional es operado por el Foro Consultivo Científi co y Tecnológic­o y sus informes son altamente valorados.
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