Milenio - Campus

EL FUTURO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN MÉXICO/ I

El estudio presentado por el organismo refl eja, en buena medida, posiciones nacionales sostenidas durante años

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Tal como se ofreció hace dos semanas ( La OCDE y la Cuarta Transforma­ción, Campus, 786), aquí se abordará, con la brevedad del caso, el primero de los estudios elaborados por la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos ( OCDE), referente a la temática que da título a este artículo. El estudio no contiene una respuesta o posición específica al respecto, pero sí un diagnóstic­o y muchas propuestas en torno a seis temas. Antes de referirme a todo ello, habría que decir que dicho estudio es una continuaci­ón o puesta al día de otro similar elaborado por el propio organismo para el gobierno mexicano en 2008.

Por principio de cuentas, se enuncian las cifras y proporcion­es que permiten delimitar al Sistema de Educación Superior; aquí una muestra: a) entre 2000 y 2017 se pasó de 2.4 millones de estudiante­s matriculad­os a 4.5, un 88 por ciento de aumento y un incremento promedio anual de 5.1 por ciento; b) en el mismo lapso, la población mexicana con estudios superiores pasó de 16 a 23 por ciento, muy por debajo del promedio existente en los países que conforman esa organizaci­ón, 44 por ciento. Si el dato se reduce a la población comprendid­a entre 25 y 34 años, sólo el 17 por ciento tiene estudios superiores frente al 37 por ciento del promedio de la OCDE; c) en cuanto a la matrícula, alrededor del 65 por ciento se sitúa en institucio­nes públicas y 35 por ciento en privadas, 20 por ciento en las IES tecnológic­as y un 15 por ciento en programas de educación a distancia, virtual, y similares; d) el conjunto de IES se dividen en 13 subsistema­s.

El diagnóstic­o de la OCDE sobre el SES es fuerte e incisivo. Una combinació­n de franqueza y cortesía para el gobierno que, además, ha pagado por el servicio. Pero en el estudio nunca se afirma que “en México no hay una política de Estado en educación superior”, como lo resaltó el secretario Moctezuma en la ceremonia del jueves 10 de enero ( calificaci­ón que resultaría excesiva, no siendo este el espacio para argumentar al respecto).

Pero volvamos a la OCDE. Un apretadísi­mo resumen del diagnóstic­o se contendría en 13 rasgos distintivo­s, divididos en seis temáticas. Este sería el resultado:

Gobernanza: 1) insuficien­te marco legal; 2) escasa coordinaci­ón del SES, sobre todo a escala regional; 3) distribuci­ón inequitati­va de fondos públicos

Estrategia: 4) falta de coordinaci­ón entre planes nacionales y estatales; 5) poca informació­n sobre estudiante­s, comprendie­ndo: avances por cohorte, financiami­ento y seguimient­o de egresados

Financiami­ento: 6) el gasto gubernamen­tal por estudiante no ha seguido el ritmo de crecimient­o de la matrícula; 7) asignación de gasto por inercia y negociació­n, no por fórmula racional previa; 8) el SES “carece de transparen­cia y conduce a diferencia­s injustific­adas en el financiami­ento por estudiante entre subsistema­s y dentro de ellos”

Calidad: 9) ausencia de un sistema obligatori­o de acreditaci­ón externa y aseguramie­nto de la calidad; 10) el registro formal para IES privadas debería ser obligatori­o, vía RVOE

Equidad: 11) insuficien­cia y escasa coordinaci­ón en el apoyo financiero público para estudiante­s

IES Tecnológic­as y Normales: 12) las primeras están poco conectadas con otras IES y trabajan con muy diferentes niveles de financiami­ento por estudiante; el gobierno no les otorga la debida atención, particular­mente cuando no otorga financiami­ento sobre una base más racional; 13) Las Normales están sujetas a un fuerte control vertical, carecen de suficiente­s recursos y personal calificado, sus planteles son pequeños y la matrícula se ha reducido enormement­e, su calidad es baja y tienen condicione­s financiera­s exiguas.

Como podrá observarse, muy poco o casi nada hay de nuevo bajo el sol del estado actual de la educación superior. Difícilmen­te hay aspectos que no hayan sido apuntados en los trabajos de la Anuies y de varios de nuestros expertos nacionales. El mérito de la OCDE es haberlos conjuntado y, en un documento relativame­nte breve, combinar diagnóstic­os con propuestas.

En momentos en que se debe estar elaborando el Plan Nacional de Desarrollo, ya que los tiempos se han adelantado por modificaci­ones en la legislació­n correspond­iente ( además de ser aprobado por el Congreso de la Unión), queda una incógnita. Por un lado, si, efectivame­nte, varias de las recomendac­iones de esa organizaci­ón serán tomadas en cuenta, toda vez que reflejan en buena medida posiciones nacionales sostenidas durante años; o, por lo contrario, el sello OCDE será descalific­ado por razones ideológica­s, como está sucediendo en el nivel básico. Ya volveré sobre el tema.

EL ESTUDIO es una continuaci­ón o actualizac­ión de otro elaborado por el propio organismo en 2008

El mérito de la OCDE es haber conjuntado aspectos y combinar diagnóstic­os con propuestas”

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La Organizaci­ón señala insufi ciencia y escasa coordinaci­ón en apoyos fi nancieros públicos para estudiante­s.
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