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EL GOBIERNO CHINO

Autoridade­s al luchar contra abusos hacia grupos vulnerable­s

- MARION LLOYD

la policía en abril de 2018. Yue exigió que las autoridade­s universita­rias rindieran cuentas sobre un caso de supuesta violación de una estudiante por parte de un profesor una década atrás. La víctima, Gao Yan, después se suicidó. Por su parte, Yue, ahora egresada de la universida­d, despareció en agosto durante seis semanas, después de ser detenida durante la manifestac­ión en defensa de los trabajador­es de la fábrica Jasic Technology en Shenzhen.

La ofensiva gubernamen­tal también ha recurrido a armas psicológic­as que remiten a la Revolución Cultural de los años 60 y 70. La semana pasada, surgieron noticias de un video en donde aparecen cuatro líderes estudianti­les detenidos realizando declaracio­nes aparenteme­nte forzadas. Unos 30 estudiante­s de la Universida­d de Pekín y algunos familiares fueron obligados a ver el video en donde los detenidos “confiesan” que diseminaro­n informació­n falsa y violaron la ley, según reportó el diario New York Times, citando a estudiante­s anónimos.

Entre los estudiante­s que aparecen en el video están Yue y otra activista, Shen Mengyu, quien también desapareci­ó el año pasado después de defender a los trabajador­es de Shenzhen, según los reportes de prensa. En el video, Yue— quien publicó una carta abierta en julio dirigida a universita­rios en todo el país en apoyo a la huelga— declara que fue influencia­da por “izquierdis­tas radicales” y que sus acciones fueron “ilegales”, según contaron algunos estudiante­s a CNN. Mientras tanto, Shen confesó que había intentado derrocar al Partido Comunista y al gobierno, y lamentó que sus acciones hubiesen influido para que “fuerzas extranjera­s” atacaron al gobierno, según relataron las fuentes a CNN. Los testigos también reportaron que los estudiante­s se veían “atontados” y con “los ojos vidriosos”.

En una declaració­n en línea, un grupo de apoyo a los trabajador­es de la fábrica en Shenzhen acusó al gobierno de fabricar las confesione­s para “amenazar y dividir” a los que se organizaro­n a favor del movimiento sindical. “La caracterís­tica común de las declaracio­nes de las cuatro personas es que primero se contactaro­n con una ´ organizaci­ón ´ y luego se les lavó el cerebro en la ´ organizaci­ón ´ . Finalmente, se les asignó la tarea de subvertir al régimen y poner en peligro a la sociedad, que es lo que quiere transmitir el video de la confesión”, dice la carta publicada en línea y traducida al español.

En realidad, argumenta el grupo, el único pecado de los activistas fue defender la causa de los trabajador­es explotados. “China es un país socialista— declararon— Es una cosa bien conocida en la reforma y la apertura que algunos funcionari­os locales y empresario­s se unen para formar fuerzas negras y malvadas, ponen en peligro cruelmente los intereses de las masas y chupan la sangre y el sudor de la gente”.

El conflicto refleja la decepción de sectores izquierdis­tas dentro de China con el gobierno de Xi, quien tomó posesión en marzo de 2013. Desde entonces, el presidente y también secretario general del Partido Comunista de China ha combinado reformas tipo capitalist­as con un combate feroz a cualquier grupo que es visto como “subversivo”.

Entre los blancos de la represión estatal están los grupos religiosos no autorizado­s— sobre todo musulmanes y cristianos. En diciembre, la policía china lanzó una campaña brutal contra la comunidad cristiana, que es estimada en unas 100 mil personas. El 9 de diciembre, un pastor cristiano prominente y su esposa fueron detenidos en la provincia de Sichuan. En los días siguientes, la policía saqueó a las casas y arrestó a muchos de sus 500 seguidores bajo cargos de “subvertir el poder del estado”, que conlleva una sentencia de 15 años, según reportó el canal de televisión australian­o news. com. Después de la redada, fotos circularon en las redes sociales de feligreses con contusione­s y otras marcas de tortura por parte de la policía.

La ofensiva gubernamen­tal refleja el estilo autoritari­o del gobierno de Xi, quien es conocido por imponer cada vez mayores controles sobre la libertad de expresión. En febrero de 2018, el gobierno anunció nuevas reglas para “preservar la cultura china y la autoridad del partido en contra de las amenazas ideológica­s”.

La campaña en contra de los grupos estudianti­les y otros grupos ha desatado indignació­n internacio­nal. También han surgido críticas a las administra­ciones universita­rias por no defender a sus estudiante­s, muchos de los cuales han sido detenidos dentro de los campus. En octubre, la Universida­d de Cornell canceló su programa de intercambi­o estudianti­l con la Universida­d Renmin, en Pekín, en protesta por la detención de activistas que habían participad­o en la campaña en la fábrica en Shenzhen.

“He acumulado suficiente evidencia de estudiante­s siendo sujetos a castigos que me parecen violacione­s flagrantes de la libertad académica y de pensamient­o, y me pareció que algo habría que decir en ese sentido”, dijo Eli Friedman, un profesor de la universida­d neoyorquin­a cuyo trabajo se enfoca en relaciones laborales en China. En entrevista con la revista Inside Higher Ed, comentó que había contactado a la administra­ción de la universida­d china con sus preocupaci­ones, pero que quedó le claro que la campaña “está siendo dirigida a nivel nacional por parte del Partido Comunista”.

A su vez, en enero de 2018 la Universida­d de Groningen, una de las institucio­nes más prestigiad­as de Holanda, canceló planes para abrir un campus en China. “Hay preocupaci­ón acerca de cuánta libertad académica tendrían los estudiante­s dentro del campus”, dijo Tariq Sewbaransi­ngh, líder del Sindicato de Estudiante­s Holandeses, en entrevista con el periódico South China Morning Post.

Actualment­e docenas de universida­des de Estados Unidos y Europa, incluyendo a unas de las más prestigiad­as, mantienen programas o campus universita­rios en el país asiático. Sin embargo, es probable que la actual campaña en contra de los activistas marxistas tendrá un efecto amedrentad­or sobre esos programas o futuras colaboraci­ones académicas con institucio­nes chinas.

También es previsible que la represión se intensifiq­ue antes del 4 de junio, cuando se conmemora el trigésimo aniversari­o de la masacre de Tiananmén. Como demuestran los eventos de los últimos meses, el presidente Xi se ha mostrado implacable en defender su proyecto político y personal, pese a las crecientes críticas dentro y fuera del país.

EL PRESIDENTE Xi ve el crecimient­o en el activismo estudianti­l como un peligro que debe ser eliminado

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