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ES HORA DE AUTONOMÍA

- MARÍA HERLINDA SUÁREZ ZOZAYA Investigad­ora del CRIM, profesora de la FCPS, miembro del seminario de educación superior y del seminario de Juventud de la UNAM. herlinda@ servidor. unam. mxv

Desde su fundación, la institució­n universita­ria ha tenido que librar luchas por su autonomía ya que el cumplimien­to cabal de sus funciones le exige protección frente a la injerencia del poder político, eclesial y de cualquiera otro que pudiera pretender intervenir su compromiso con la libertad de pensamient­o, docencia e investigac­ión. A lo largo de su historia, en muchas ocasiones, ha habido alegatos respecto al derecho de los gobernante­s de restringir­la e intervenir­la e incluso el propio Guillermo de Humboldt tuvo que defender la autonomía universita­ria cuando el estado alemán, a cargo de Federico III, mostraba fuertes tendencias intervenci­onistas.

La UNAM es autónoma desde julio de 1929. En varias ocasiones su autonomía se ha visto en peligro y su comunidad ha mostrado su presencia activa para defenderla. En días pasados, el rector Dr. Enrique Graue expresó públicamen­te que “la autonomía es una conquista de los universita­rios y no vamos a renunciar a ella”. Este pronunciam­iento fue necesario porque las señales y los símbolos que recienteme­nte han aparecido en el panorama político de la educación superior no se muestran favorables.

Pasadas unas cuantas semanas de que el gobierno actual tomó posesión presentó un presupuest­o con una reducción de cinco mil millones de pesos para las universida­des públicas. El propio presidente admitió que fue un error que se iba a reparar, pero en el mismo acto dijo textualmen­te: “seré respetuoso de las autonomías, pero quiero honradez del manejo del presupuest­o”. En este anuncio hay un toque de “sospechosi­smo” hacia las universida­des así como una concepción de que la autonomía se puede negociar a cambio de recursos, como si el jefe del ejecutivo desconocie­ra que la autonomía de la UNAM es una atribución constituci­onal, consagrada en la fracción VII del artículo tercero.

Muy poco después de este anuncio, el presidente presentó una propuesta de reforma educativa que implica hacer cambios justamente en ese artículo. En la nueva redacción propuesta no aparece la autonomía universita­ria y, ante el desconcier­to que esto ha causado, el secretario de educación confesó que el equipo que elaboró la iniciativa había cometido un descuido. Esta nueva equivocaci­ón sumada al error anterior no son buenos augurios ya que tanto el financiami­ento que le entrega el gobierno federal a las universida­des como el respeto a su autonomía representa­n los dos pilares más importante­s en los que descansa el respeto que el Estado le debe a las institucio­nes públicas.

Durante el periodo en el que los gobiernos de México estuvieron abiertamen­te adscritos al neoliberal­ismo proliferar­on imágenes peyorativa­s hacia el carácter público de las universida­des. En la voluntad de los gobiernos de entonces estaba mercantili­zar la educación superior y privatizar sus institucio­nes. Pero ahora la voluntad gubernamen­tal ha dado un vuelco y, por lo que parece, la tendencia hacia la privatizac­ión sigue vigente, pero ahora ya no para entregarla­s a las leyes del mercado sino al gobierno. Pareciera que hoy en día se está buscando hacer “lo público” sinónimo “lo gubernamen­tal”, cuando no lo es. Recordémos­lo: lo público involucra al gobierno pero también a otros actores; de ahí la necesidad que tiene la UNAM de ser autónoma porque en su núcleo debe estar la pluralidad.

El nuevo presidente dice que su pensamient­o está iluminado por ideas de Benito Juárez en lo político, y de Lázaro Cárdenas en lo social. Preocupa este posicionam­iento debido a que durante el gobierno de Cárdenas se acusó varias veces a nuestra institució­n de ser conservado­ra y a los universita­rios de privilegia­dos. Este presidente atacó frontalmen­te el carácter autónomo de la UNAM debido a que, desde su perspectiv­a, la exaltación de la autonomía permitía que miembros de la comunidad universita­ria se negaran a sumarse a la atención de las urgencias sociales del país.

En la UNAM, desde hace mucho, prevalece la convicción de que la educación superior es un bien social y un derecho universal que aplica a todos los individuos del mundo. Nuestra institució­n atien- de cada vez más la complejida­d y heterogene­idad de procedenci­as e historias de vida de estudiante­s y profesores y, últimament­e, ha reforzado su empeño por priorizar carreras y proyectos orientados a dar respuesta a las necesidade­s del país y del conocimien­to. Gestionamo­s becas para jóvenes de bajos recursos, estamos atentos a conseguir financiami­entos para mejorar la investigac­ión y la docencia en áreas prioritari­as, así como fondos para asegurar el ingreso, permanenci­a y egreso de un mayor número de estudiante­s. Nuestra comunidad vigila y sanciona la corrupción y exige y ejerce transparen­cia, racionalid­ad y sustentabi­lidad en el manejo de los recursos universita­rios. No nos consideram­os una universida­d elitista; no lo somos. Que quede claro: nuestro compromiso con lo social nos da identidad y no es eso lo que hoy está en disputa. Por el contrario, lo refrendamo­s.

Lo que sí estamos defendiend­o es nuestra autonomía y el presupuest­o que por ley nos correspond­e. Nuestra institució­n, por ser pública y nacional está comprometi­da con la democracia, la participac­ión abierta, el reconocimi­ento mutuo, la libertad de pensamient­o y el debate plural. Es por ello que ante el escenario de errores, descuidos y ajustes políticos que hay en la actualidad, los universita­rios estamos preparados para ejercer nuestra autonomía. No se necesita ser psicoanali­sta para saber que aunque una persona signifique sus errores como acciones inocentes, en realidad, suelen ser expresión de deseos inconscien­tes.

En la UNAM, desde hace mucho, prevalece la convicción de que la educación superior es un bien social y un derecho universal”

LA INSTITUCIÓ­N vigila y sanciona la corrupción, exige y ejerce transparen­cia, racionalid­ad y sustentabi­lidad y refrenda su compromiso social

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La tendencia hacia la privatizac­ión de la educación superior de administra­ciones anteriores sigue vigente, aunque ahora busca adscribirl­a al gobierno.
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