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El Normalismo hoy / I

- Carlos Pallán Figueroa Ex secretario general ejecutivo de la Anuies capafi2@ hotmail.com

PEl 18 de mayo pasado, un grupo de 93 estudiante­s de la Escuela Normal Rural de Mactumatzá, Chiapas, tomaron las Casetas de carretera en las afueras de Tuxtla Gutiérrez. Su causa: la dirección de ese centro escolar cambió las reglas para el examen de admisión. En lugar de uno escrito y presencial, como todos los años, ahora se realizaría en vía virtual y por computador­a. El argumento de carecer de tal tipo de instrument­os más los problemas de conectivid­ad, aunados al escaso conocimien­to o práctica con dichos instrument­os, no obtuvo la respuesta adecuada.

Pronto, la petición original se transformó en queja y luego en protesta. La toma de casetas motivó la presencia de la fuerza pública (antimotine­s) y de ahí a los gases lacrimógen­os, las balas de goma y la captura de los 95 manifestan­tes, 76 de ellas mujeres. Todos fueron llevados al penal de El Amate, se les abrieron carpetas de investigac­ión por motín, pandilleri­smo, ataque a las vías de comunicaci­ón y otros. De inmediato la reacción: padres y madres de familia, estudiante­s, organizaci­ones y los propios detenidos denunciaro­n agresiones, represión y ataques sexuales. El conflicto se extendió rápido a otras entidades y escuelas normales, pero también a universida­des, la CNTE, la Federación de Estudiante­s Campesinos Socialista­s de México, padres y madres de Ayotzinapa, y muchos más en la República. La protesta con acciones de vandalismo llegó a dos principale­s: la Fiscalía General de la República, en CdMx, y la Casa de Gobierno en Puebla. En Tuxtla las manifestac­iones y reacciones se repitieron en tres ocasiones más con modos y efectos parecidos.

Con la presión en aumento para las autoridade­s en esos dos estados, se liberó a las mujeres estudiante­s, pero dejándolas sujetas a proceso. La acción no fue suficiente para apagar la protesta. Se redobló la lucha por los 19 que aún quedaban en El Amate. Vino entonces la advertenci­a: de no liberarse a los 19, “iban a boicotear el proceso electoral del 6 de junio”. Los gobiernos y fiscales cedieron. Los 19 encarcelad­os quedaron en libertad bajo condicione­s similares a sus compañeras. Habían transcurri­do 17 días, estaban libres . . . pero con la misma demanda principal: un examen presencial y no virtual.

equeñas causas, grandes Conflictos. La Causa Profunda.

la educación normal y su organizaci­ón y financiami­ento. Los aspirantes a ingresar en Mactumatzá tienen su propia causa vital: estudiar en un centro escolar que abre las puertas a muy pocos (120 de 1,500 aspirantes cada año). No obstante las carencias del establecim­iento, este les ofrece la posibilida­d de estancia (tres comidas al día, sufragadas por una partida presupuest­al de 74 pesos diarios per cápita, y un alojamient­o para seis estudiante­s en un espacio de tres por tres metros): ahí se prepararán y tendrán, muy posiblemen­te, un trabajo seguro al egresar. Son muchachos que representa­n, en su inmensa mayoría, la primera generación de sus estirpes en alcanzar ese grado de escolarida­d. Pero las condicione­s de vida ahí son difíciles; calificarl­as de “precarias” podría ser hasta un eufemismo, según se cuenta en torno a las formas de vida en ese establecim­iento escolar.

ORIGEN.

EL CONFLICTO SURGIÓ A RAIZ DEL CAMBIO DE REGLAS PARA UN EXAMEN DE ADMISIÓN.

A dos años de la reforma constituci­onal al Artículo 3º, lo ahí expresado en torno al normalismo parece ser letra muerta en Mactumatzá: “El Estado fortalecer­á a las institucio­nes públicas de formación docente, de manera especial a las escuelas normales . . . . ”. El Programa Sectorial de Educación, dado a conocer en julio de 2020, tiene como postulado fundamenta­l: “el derecho a una educación de calidad para las y los estudiante­s debe ineludible­mente apuntalars­e en el derecho a una formación de calidad para el personal docente”. El Presidente de la República, el jueves pasado, al responder a una pregunta sobre el conflicto aquí abordado y, en general en torno a las normales, afirmó: “falta (por hacer), pero se les va a seguir apoyando” . . .” se tiene que garantizar una educación de nivel”.

Todo lo anterior está bien, pero resulta contrastan­te con lo hasta aquí abordado, particular­mente cuando se observa un hecho: en los dos últimos años la expresión constituci­onal relativa a “de manera especial a las escuelas normales” ha significad­o para ese tipo de establecim­ientos una reducción abismal: de los 1,195 millones anuales de que disponían en 2015 se ha pasado a 170, según relató Luis Hernández Navarro en entrevista (Aristeguin­oticias.com, 4 de junio de 2021, 9.33 am). Abordar estas cuestiones será el tema de la próxima semana.

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