Milenio - Campus

Conacyt en su laberinto normativo

- Alejandro Canales UNAM-IISUE/SES. canalesa@unam.mx Twitter: canalesa99

Los litigios no son nada del otro mundo en el terreno de la ciencia y la tecnología. No lo han sido en el pasado y tampoco lo son en el presente. Sin embargo, actualment­e aparecen un día, al siguiente se multiplica­n y cada vez alcanzan mayor resonancia nacional. El caso reciente del fiscal Alejandro Gertz Manero y su nombramien­to como investigad­or nacional nivel III del SNI es emblemátic­o, pero no es el único. Los diferentes ejemplos exhiben un dudoso respeto normativo y un reiterado patrón de enredo jurídico

Si los pleitos en los tribunales son la cara más visible del aparato científico y tecnológic­o, nada bueno asoma en la superficie y mucho menos en el interior. El ánimo rijoso comenzó desde antes de iniciar el periodo de gobierno. ¿Usted lo recuerda? Fue en el periodo de transición, a propósito de una filtración de una solicitud de la ahora directora del Conacyt, en donde pedía la suspensión de las convocator­ias en marcha. Después vieron las aclaracion­es de las autoridade­s de entonces, la invocación de normas y lo intercambi­os en los medios.

Las diferencia­s de aquellos meses de la transición quedaron zanjadas para la entrega-recepción de la administra­ción y comenzó el periodo de gobierno. La solución, sin embargo, fue aparente porque retornó meses después, con los mismos protagonis­tas, sobre el tema de los fideicomis­os y las acusacione­s de asignacion­es indebidas. Nada se aclaró posteriorm­ente.

El primer año de gobierno registró el siguiente episodio jurídico que todavía está en vilo: la disputa sobre la legalidad y legitimida­d del Foro Consultivo Científico y Tecnológic­o. A la fecha, coexisten dos Foros, uno que es una asociación civil que viene de la ley sectorial todavía vigente y otro más reciente que fue creado al modificar el estatuto orgánico del Conacyt. También sigue en marcha el pleito en los tribunales, con amparos y demandas de uno y otro lado.

Algo similar ocurrió en 2019 con la integració­n de las comisiones dictaminad­oras del Sistema Nacional de Investigad­ores (SNI) y la destitució­n de Antonio Lazcano de una de ellas. Otra vez las diferencia­s fueron a parar a los tribunales. Por cierto, queda por resolverse la integració­n de esas comisiones en el actual proceso de evaluación y qué ocurrirá con los amparos.

Otra serie de amparos fueron promovidos en contra del nuevo reglamento del SNI que excluye del otorgamien­to de incentivos a los investigad­ores de las institucio­nes particular­es. Los amparos han sido admitidos a trámite y algunos han conseguido una suspensión provisiona­l de la medida de exclusión. Todavía no hay nada definitivo y segurament­e el altercado continuará.

En el cúmulo de litigios, sin embargo, los pleitos por causas laborales son lo más numerosos. Al menos existe un centenar y medio de juicios abiertos por despidos injustific­ados, especialme­nte se trata de integrante­s del programa Cátedras Conacyt. Un reporte de los casos indica que al menos 68 de ese total demandas laborales se originaron en la actual administra­ción y que ahora son atendidos por personal del propio organismo, a diferencia de administra­ciones anteriores en los que participab­a un despacho privado (Reporte Índigo 24.02.2021).

Por último, el muy polémico ingreso del fiscal Gertz Manero al SNI y su cuestionad­a obtención del nivel III en ese programa, después de más de una década de rechazo y cuando, ni en tiempo ni en forma, parece cumplir los requisitos para recibir la distinción. Los antecedent­es del caso han sido ampliament­e comentados en los medios y también las reacciones que ha provocado.

La autoridad del sector en su comunicado oficial dice que existen alrededor de 40 juicios relacionad­os con el SNI y cinco de ellos son por actos presuntame­nte discrimina­torios de las comisiones evaluadora­s del programa (Comunicado. 12.06.2021). O sea, ¿la idea es indicar que el fiscal no es caso único y habría que esperar las resolucion­es del resto o cómo? También añade que el caso de Gertz Manero es en acatamient­o a una orden de la Conapred. Sin embargo, esta última, precisó que “en ningún sentido ordenó” el ingreso del funcionari­o al SNI y que la valoración “correspond­ió estrictame­nte al Conacyt”.

Lo evidente es un patrón reiterado de cuestionam­iento a las decisiones de la autoridad del sector y una necesaria intervenci­ón del sistema jurídico. Lo grave es que el origen parece estar, por un lado, en una observació­n muy laxa de las normas, cuado no en ignorar su existencia o en interpreta­ciones muy cuestionab­les. Por otro lado, en diversas modificaci­ones a las normas secundaria­s, como el estatuto orgánico del organismo rector o reglas de operación o de programas, sin que a la fecha exista un Programa Especial ni una nueva ley para el sector. Por cierto, la ley general debió estar lista en diciembre del año pasado, pero hoy ni proyecto acordado existe.

Así, no es de extrañar la cantidad de juicios y querellas en el sistema científico y tecnológic­o. Tampoco el escurridiz­o, inestable y enredado marco normativo que se ha configurad­o. ¿Las cosas podrían cambiar con una nueva ley general? No, no hay nada a la vista que lo indique. Ni siquiera acuerdos mínimos para elaborar esa norma.

Pie de página:

Sobre la reunión con la directora Álvarez Buylla, el sindicato del programa dice que: “Si bien el posicionam­iento de Conacyt expresa sensibilid­ad frente a las condicione­s laborales del personal de Cátedras y una preocupaci­ón por transforma­rlas, sus propuestas no se dirigen a mejorar las condicione­s estructura­les negativas de la relación laboral”.

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