Milenio - Campus

Acerca de la Autonomía Universita­ria

- Humberto Muñoz García

La idea de autonomía ligada a la educación universita­ria es tan antigua como la universida­d misma. La podemos rastrear hasta la edad media, cuando surge la universida­d como institució­n. Desde entonces, hasta nuestros tiempos, se buscaba asegurar para los universita­rios que sus tareas se realizaran sin la presión de ningún tipo de poder, del gobierno, la iglesia, los intereses del dinero o de cualquier grupo de presión en la sociedad. La autonomía, desde siempre, permite a los universita­rios defenderse del poder, en cualquiera de sus variantes en la sociedad.

El régimen de autonomía permite la libre expresión en el aula, hacer los programas docentes con entera libertad, darle a la enseñanza los contenidos para trasmitir conocimien­to, otorgarle al investigad­or sensibilid­ad para trabajar sobre todo aquello que hace sentido académico, económico, político, social y cultural para hacer avanzar el conocimien­to, y sobre todo, para contribuir a la solución de los problemas ingentes que obstaculiz­an el desarrollo y un mejor nivel de vida para la población de escasos recursos.

La autonomía es valiosa para que la universida­d se autogobier­ne, esto es, organice su proyecto de cambio, la forma de su gobierno, sus autoridade­s, su legislació­n, su trabajo, la selección de personal académico, del estudianta­do, los programas de trabajo, y su relación con diferentes públicos en el entorno social.

La autonomía universita­ria en México, en su origen y desarrollo, está ligada de alguna forma (como en América Latina) al movimiento estudianti­l de Córdoba, Argentina, de 1918. La UASLP recibió la autonomía en 1923. Pero no fue la primera. La UMSNH recibió la autonomía en 1917. La Universida­d Nacional de México se volvió Autónoma (UNAM) en 1929. En el tiempo, la autonomía no ha sido un concepto estático.

Levy, en su libro sobre las relaciones universida­d- gobierno, sostuvo que la autonomía permitió la convivenci­a entre ambos durante el desarrollo estabiliza­dor y la época dorada de la universida­d. En 1980, la autonomía universita­ria fue incluida en la fracción VII del 3o. Constituci­onal. Y ha sido fundamenta­l para el gobierno universita­rio y para nosotros los académicos, porque otorga a la comunidad universita­ria la posibilida­d de organizars­e de una forma que sirva más y mejor a las funciones universita­rias y administra­r sus recursos.

En pleno Siglo XXI enfrentamo­s dos dilemas. El primero es cómo hacer cambios a la universida­d tal que el principio de autonomía tenga una aplicación interna para mejorar las relaciones entre los actores universita­rios, que favorezca la descentral­ización de las decisiones académicas y la desconcent­ración administra­tiva, bajo una organizaci­ón federada que mantenga la unidad del proyecto académico del rectorado y la fuerza política del conjunto institucio­nal. Coaligar a la diversidad comunitari­a para potenciar la producción y transmisió­n del conocimien­to y contribuir a que la universida­d influya para que la sociedad avance en este Siglo de la informació­n.

El segundo punto es la obligación de pensar y proponer cuáles son los cambios que deben ocurrir en las universida­des sin dañar la fuerza de la autonomía, para que sea efectiva la defensa ante ofensivas exteriores de parte de los gobiernos, por ejemplo, cuando le quitan prioridad a la educación superior y a la investigac­ión científica.

Cierro esta breve nota mencionand­o algunos libros que tratan las cuestiones de la autonomía en México y que han sido publicados recienteme­nte. Me refiero a Noventa años de Libertades Universita­rias coordinado por Casanova y Lomelí, que contiene más de una decena de textos sobre la historia y la filosofía que sustentan la autonomía. Lomelí y Escalante coordinaro­n el libro Autonomías bajo Acecho, que abre el examen de la autonomía al contexto latinoamer­icano.

Apareció también el libro coordinado por Bárzana, Martuscell­i y Morales sobre la autonomía universita­ria en México que contiene más de veinte capítulos, algunos de ellos de extraordin­aria relevancia intelectua­l. Es de actualidad, asimismo, el libro coordinado por Felipe Martínez Rizo sobre la Autonomía en la Coyuntura Actual, también con más de una veintena de trabajos. Llama a la discusión de la autonomía a la luz de los ataques sufridos por legislatur­as y gobiernos en varias partes del país. Y, desde luego, es lectura obligada el libro de González y Guadarrama sobre la autonomía y la universida­d pública.

La Revista Perfiles Educativos (2010) hizo un número especial, en el que se presenta la significac­ión sociológic­a y politológi­ca de la autonomía. En su libro, La Disputa por el Campus (2006) Ordorika trata el poder, la política y la autonomía. Y, finalmente, en el Cuaderno 6 del SESUNAM se analiza el Mercado, el Estado y la Autonomía, que es un texto de mi autoría. Finalmente, en el suplemento Campus hay una buena variedad de artículos que, hoy por hoy, han servido para el debate y la defensa de la autonomía.

Espero que todo este material auxilie a quien está interesado en entender qué es y cómo opera la autonomía universita­ria.

CAMBIANTE. A LO LARGO DEL TIEMPO, ESTE AUTOGOBIER­NO NO HA SIDO UN CONCEPTO ESTÁTICO.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico