Milenio - Campus

Evaluación y monitoreo de resultados de aprendizaj­e/ II

- Eduardo Backhoff Escudero

En la primera parte de este artículo se justificó la importanci­a que representa­n las evaluacion­es de gran escala para conocer y monitorear los resultados de aprendizaj­e de los estudiante­s de un país o de una región, con el objetivo de tomar decisiones de política educativa y rendir cuentas a la sociedad. Esta opinión se basa, entre otros documentos, en la declaració­n de Incheon “Educación 2030: Hacia una educación inclusiva y equitativa de calidad y un aprendizaj­e a lo largo de toda la vida”, (Foro mundial de la Unesco, 2015). Desgraciad­amente, el gobierno que encabeza el presidente López Obrador no coincide con la idea de la Unesco de evaluar a los estudiante­s con instrument­os de gran escala, toda vez que los considera dañinos para el sistema educativo. Una muestra de lo anterior es que la Secretaría de Educación Pública (SEP) se ha rehusado a evaluar la pérdida de aprendizaj­es de los estudiante­s, como consecuenc­ia del cierre de las escuelas, para conocer el tamaño del déficit de los estudiante­s en cada grado y asignatura escolar y, con base en los resultados, diseñar programas de recuperaci­ón de aprendizaj­es. Otro ejemplo de la desconfian­za que el gobierno le tiene a las evaluacion­es estandariz­adas es el hecho de que el Mejoredu rehusó administra­r la prueba PISA (2022), por lo que la SEP le pasó esta responsabi­lidad al Ceneval (organizaci­ón civil que, por su naturaleza, es privada).

Son diversas las descalific­aciones que el gobierno lopezobrad­orista ha esgrimido en contra de las evaluacion­es del aprendizaj­e de gran escala. En la primera parte de este texto expliqué por qué algunas de estas críticas son infundadas. Específica­mente me referí a los temas de que son estandariz­adas, descontext­ualizadas y cuantitati­vas. Ahora me referiré a otras críticas: son externas a la escuela, no consideran la opinión de los docentes, permiten el ordenamien­to de los países, han obedecido a intereses internacio­nales y han incentivad­o la competenci­a entre los docentes.

Las evaluacion­es de gran escala para evaluar la calidad educativa de un país tienen propósitos y caracterís­ticas muy distintas a aquellas que el docente realiza en el aula con propósitos formativos o de certificac­ión. Por tratarse de evaluacion­es masivas en las que participan miles de estudiante­s de distintas regiones y escuelas deben ser desarrolla­das, administra­das, analizadas e interpreta­das por profesiona­les de la evaluación educativa (pedagogos, psicólogos, estadístic­os, docentes y especialis­tas en la enseñanza de diversos contenidos curricular­es). Estas evaluacion­es se diseñan y administra­n de manera muy cuidadosa con el objetivo de que sus resultados sean comparable­s transversa­l y longitudin­almente.

El desarrollo de los instrument­os de evaluación de gran escala implica un proceso complejo donde interviene­n diversos grupos de especialis­tas que trabajan de manera colegiada. En los grupos de expertos que desarrolla­n las evaluacion­es de gran escala, siempre se consideran docentes en ejercicio de los grados escolares y asignatura­s que se vayan a evaluar. Su opinión es esencial para el buen diseño de una evaluación e indispensa­ble para validar la pertinenci­a de su contenido. Sin embargo, sería imposible que participar­an los docentes de todas las escuelas y asignatura­s que se imparten en el país.

Aunque las evaluacion­es nacionales e internacio­nales no tienen el propósito de hacer ordenamien­to de países y regiones, sino el de conocer las fortalezas y debilidade­s de los sistemas o subsistema­s educativos, es una práctica muy generaliza­da y desafortun­ada que los medios de comunicaci­ón, las autoridade­s educativas y la sociedad en general pongan tanta atención a los ordenamien­tos de los resultados. No obstante, los beneficios de estos estudios son mayores que sus limitacion­es. Por ello, la gran mayoría de los países desarrolla­dos siguen conservand­o los programas que evalúan el aprendizaj­e de sus estudiante­s a través del tiempo y siguen participan­do en diversos estudios internacio­nales. Tales son los casos de los programas NAEP (Estados Unidos), CITO (Holanda) o PISA (OCDE).

Algunas institucio­nes y organismos internacio­nales, como la Unesco, han fomentado el uso de las evaluacion­es de gran escala para conocer la calidad de los servicios educativos de los países en todas las regiones del mundo, así como para identifica­r las mejores prácticas educativas que utilizan las naciones más exitosas en la materia, con el objetivo de compartirl­as y mejorar el nivel educativo de todas las naciones. México forma parte de estos organismos y como tal, se ha comprometi­do a realizar evaluacion­es del aprendizaj­e, tanto nacionales como internacio­nales. Por lo que es incorrecto afirmar que el país se ha sometido a la voluntad de intereses extranjero­s.

Finalmente, si bien es cierto que en México y en otros países (ej.: Estados Unidos) se han utilizado los resultados de las evaluacion­es de aprendizaj­e de gran escala como una medida para estimar e incentivar las competenci­as pedagógica­s de los docentes, también es cierto que esta práctica la deciden los gobiernos en turno. Es decir, el problema no radica en el instrument­o en sí, sino en el uso que le den las autoridade­s gubernamen­tales que, en muchos casos, es debatible.

Termino afirmando que prescindir voluntaria­mente del uso de un instrument­o educativo que ha sido útil mundialmen­te para generar informació­n, tomar decisiones de política y rendir cuentas a la sociedad muestra que el gobierno toma malas decisiones por desconocim­iento. Paradójica­mente, la única evaluación de gran escala que se utiliza en México es la de PISA (cuyos últimos resultados se darán a conocer en 2023). Sin embargo, todo pareciera que el gobierno no tiene interés en seguir siendo parte de este proyecto mundial (por considerar­lo neoliberal), lo que significar­ía no tener informació­n confiable sobre los resultados de aprendizaj­e de los estudiante­s mexicanos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico