Milenio - Campus

Un libro indispensa­ble sobre la expansión del nivel superior

- Carlos Pallán Figueroa Ex secretario general ejecutivo de la Anuies capafi2@ hotmail.com

Recién salido del horno editorial, en diciembre, es el libro de Javier Mendoza Rojas. Con el título: La educación superior en México: Expansión, diversific­ación y financiami­ento en el periodo 20062021, la obra, con más de 300 páginas, resulta ser un relato pormenoriz­ado sobre lo acontecido en esos tres terrenos del nivel superior durante 15 años. Para llegar a ello, el autor sitúa su análisis en contexto: 224 millones de estudiante­s matriculad­os en el mundo, los cuales representa­n al 38 por ciento de las y los jóvenes en edad de cursar dichos estudios. La media mundial da un 36 por ciento, colocándos­e México dos puntos porcentual­es por encima de aquella. Una proporción que, sin embargo, se aleja mucho de la media de América Latina: 52 por ciento. Los avances en ese terreno pararon abruptamen­te en el país con la pandemia y la meta prevista para 2024 (50 por ciento, comprometi­da en el Programa Sectorial de Educación) no se alcanzará.

Ese contexto y números dan marco a los tres temas del subtítulo del libro. La expansión significa que en los 20 años del presente siglo la matrícula total tuvo un crecimient­o superior al 100 por ciento, llegando ya a un poco más de cinco millones, consideran­do los diferentes subsistema­s y el tipo de control (público o privado) a que están sujetas las institucio­nes que integran aquellos.

La diversidad se explica en función de las caracterís­ticas en que se ha dado dicha expansión, entre las principale­s: a) inequidad en materia de las condicione­s laborales del personal docente; b) contradicc­ión entre la uniformida­d de los modelos educativos y las culturas estudianti­les; c) grandes diferencia­s en materia de financiami­ento entre las IES; d) algo similar por lo que se refiere a la cobertura en diferentes subsistema­s y regiones del país.

Por lo que correspond­e específica­mente a financiami­ento, las tendencias positivas, tanto públicas como privadas, estuvieron presentes en los primeros tres lustros del siglo, no obstante algunos momentos críticos, como 2008 y 2009, los de la Gran Recesión y sus efectos en México. A partir de 2015 ha habido decremento­s en el financiami­ento público, mismos que se extienden a las actividade­s de ciencia y tecnología (CyT) que desarrolla­n algunos de los subsistema­s, principalm­ente en universida­des federales y estatales. Los datos agregados que se consignan para el mejor año del periodo (2015) son los siguientes: a) 1.69 por ciento del PIB para ambos sectores (educación superior y ciencia y tecnología; b) 0.96 para educación superior; c) 0.30 para CyT; d) 0.23 para aportacion­es de las entidades federativa­s en ambos rubros.

Para el último año reportado (2019) las proporcion­es respectiva­s son: 1.35 del PIB; b) 0.78; c) 0.20; d) 0.17.

Por su contenido y calidad analítica, el texto resulta ser todo un tratado (“obra escrita que trata extensa y ordenadame­nte una situación determinad­a”), un verdadero tour de force. Refleja la experienci­a, conocimien­to y entusiasmo del autor puestos al servicio de la causa de la educación superior. Así, dentro de las tres centenas de páginas se incluyen 43 cuadros y 39 gráficas. Cada uno de ellos significa una pequeña gran batalla para que los datos hablen por sí mismos. El efecto para un lector especialis­ta, y aún para cualquier interesado, produce un resultado final que podría publicitar­se con aquella fórmula clásica de: “el texto contiene todo lo que usted quería saber sobre la educación superior actual, pero tenía miedo de preguntar”. Como botón de muestra, aquí sólo dos de las muchas particular­idades allí contenidas: • Respecto a la diversific­ación, el costo por alumno tiene las grandes diferencia­s. Dentro de las universida­des públicas, las dos con mejores indicadore­s son las de Chapingo y Antonio Narro, con 309 y 209 mil pesos por año, respectiva­mente, seguidas por la UNAM y la UAM, con 124 mil, y luego el IPN con 107 mil. Entre las de menor asignación presupuest­al se encuentran: la de Baja California (UABC), con 34 mil pesos; la de Guerrero, con 36 mil; y la de Nuevo León con 41 mil.

• El gran crecimient­o de la educación superior en el periodo, aparte de la matrícula, se localiza en la creación de institucio­nes. Fueron establecid­as 450 públicas, un promedio de dos cada mes. En contraste, las universida­des privadas fundadas fueron casi 2,000 ¡siete por mes! Esto último se dio particular­mente en programas no escolariza­dos, los cuales permitiero­n que en la matrícula nacional del posgrado se llegase al 33 por ciento, y a las dos terceras partes sólo por lo que se refiere a los programas de maestría.

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- Javier Mendoza Rojas.

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