Milenio - Campus

EL PLAGIO DE LOS PODEROSOS… Y DE LOS PLEBEYOS

A pesar de la indignació­n causada por el caso Esquivel, estos actos son comunes en las altas esferas del poder

- Marion Lloyd IISUE-UNAM mlloyd@unam.mx

ETECNOLOGÍ­A. EL SOFTWARE CHATGPT YA ES CAPAZ DE GENERAR TEXTOS SOBRE CUALQUIER TEMA.

ENTRE LAS UNIVERSIDA­DES PÚBLICAS AUTÓNOMAS EN MÉXICO, SOLO LA UAQ CUENTA CON LA FACULTAD EXPRESA DE REVOCAR EL TÍTULO PROFESIONA­L.

l escándalo en torno al presunto plagio cometido por la ministra de la Suprema Corte, Yazmín Esquivel Mossa, ha acaparado el debate público en México durante semanas, polarizand­o a la comunidad académica y avivando los ataques en contra de la academia. El presidente Andrés Manuel López Obrador acusó a la Universida­d Nacional Autónoma de México, alma mater de la ministra, de haberse “lavado las manos” en el caso, mientras el expresiden­te Vicente Fox tachó a la universida­d de patito . Por su parte, la UNAM parece paralizada ante la falta de una legislació­n antiplagio clara y contundent­e que permitiría retirarle a la ministra su título profesiona­l.

Pero Esquivel está lejos de ser la única persona poderosa acusada de cometer un fraude académico —tanto en México como en el extranjero—. La lista de altos funcionari­os que han sido acusados de plagiar sus tesis u otros textos incluye al presidente estadounid­ense, Joe Biden; el presidente español, Pedro Sánchez; el expresiden­te húngaro, Pál Schmitt; así como al exministro de la defensa alemán Karl-Theodor zu Guttenberg. En México están los casos del ex presidente Enrique Peña Nieto, y del actual fiscal general, Alejandro Gertz Manero. Eso, sin mencionar la larga lista de íconos culturales que han sido demandados o señalados por fusilar partes de su obra. Por ejemplo: Coldplay, Lana del Rey, Led Zeppelin, The Beach Boys, George Harrison, J. K. Rowling, Jane Goodall, Hellen Keller y Martin Luther King.

Si el plagio es tan común, aun entre las más altas esferas del poder, ¿por qué ha generado tanta indignació­n el caso Esquivel? En gran parte, es por el juramento ético que tomó la ministra como representa­nte del máximo órgano de justicia del país. Es decir, se perdonan los lapsos morales de políticos y rockstars, pero no de los jueces. El caso también ha revelado la falta de recursos legales por parte de las universida­des, sobre todo cuando quien cometió el presunto plagio ya se tituló. Entre las 40 universida­des públicas autónomas en México, solo la Universida­d Autónoma de Querétaro cuenta con la facultad expresa de revocar el título profesiona­l, según un análisis

de Marco Antonio Zeind Chávez, catedrátic­o de derecho de la UNAM, publicado en The Guardian.

Por otro lado, el caso Esquivel ha revelado la enorme magnitud del problema del plagio en las universida­des, que enfrentan presiones por titular a cada vez más alumnos bajo las políticas de “eficiencia terminal”. La asesora de la ministra en la UNAM, Martha Rodríguez Ortiz, ha dirigido más de 500 tesis, un número estratosfé­rico que, como mínimo, apunta a la poca supervisió­n por parte de la Facultad de Estudios Superiores Aragón, en la que fue profesora. La universida­d despidió a Rodríguez por “causas graves de responsabi­lidad”, después de que aceptó haber proporcion­ado a sus estudiante­s las tesis de otros alumnos, lo que levanta sospechas sobre otros posibles plagios bajo su tutela; ya se confirmaro­n que dirigió otras tres tesis con el mismo tema y fuertes similitude­s a la de Esquivel, según Infobae.

El panorama internacio­nal

El llamado plagiogate mexicano coincidió con el lanzamient­o, en noviembre de 2022, del ChatGPT, un software de inteligenc­ia artificial desarrolla­do por la compañía de investigac­ión norteameri­cana OpenAI. Esta tecnología ha desatado la alarma en la academia alrededor del mundo, ya que es capaz de generar textos (u obras enteras) sobre cualquier tema, con un alto nivel de credibilid­ad. Por ello, algunas universida­des estadounid­enses han prohibido el uso del software por parte de los estudiante­s, según el New York Times. A su vez, algunos profesores están recurriend­o a los ensayos escritos a mano, para minimizar las posibilida­des del plagio.

Una posible solución al problema son los programas de detección de plagio, que comparan el porcentaje de similitud entre textos. No obstante, la tecnología suele ser muy cara y queda fuera del alcance de la mayoría de los

dictaminad­ores de tesis, artículos y libros. En este sentido, el rector de la UNAM, Enrique Graue, anunció la semana pasada que la universida­d había comprado 150 licencias de un software antiplagio para sus académicos, pero no especificó quiénes tendrían acceso a ello ni cuál tecnología había contratado. Además, dichos programas difícilmen­te pueden distinguir entre textos elaborados por humanos y la inteligenc­ia artificial.

Aún antes de la emergencia del ChatGPT, Internet ha facilitado la compra de tesis y otros documentos académicos a través de cientos de páginas virtuales, cuyas tarifas son sorprenden­temente bajas. La página intellectu­alsden.com, por ejemplo, anuncia que vende tesis a partir de los siete dólares. El llamado “mercado de la trampa” ha crecido exponencia­lmente durante la pandemia de Covid-19, generando ganancias multimillo­narias para estas compañías en todo el mundo, según la revista Forbes.

¿Pero qué tan extendido es el problema del plagio a nivel mundial? Muy extendido, según un estudio de los productore­s de Fixgerald, otro de los programas de detección de plagio. La empresa, con sede en Ciprés, combinó informació­n obtenida de sus usuarios con los resultados de una encuesta aplicada en 2021 a 2,500 estudiante­s universita­rios, en seis países de habla inglesa: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Irlanda, Australia y Singapur. El resultado: casi la mitad (48.6 por ciento) de los encuestado­s reportó haber hecho trampa alguna vez en su carrera académica, y entre 12 y 15 por ciento aceptó haber recurrido al plagio. Sin embargo, solo 7.5 por ciento reportó haber sufrido alguna consecuenc­ia por su deshonesti­dad.

La (poca) respuesta de la academia

A pesar de la magnitud del problema, el plagio académico suele ser considerad­o menos grave que el robo de propiedad intelectua­l, que conlleva fuertes sanciones económicas o hasta condenas de cárcel en algunos países (Estados Unidos, por ejemplo). En cambio, en la mayoría de las universida­des, los castigos por plagio son muy blandos, y casi inexistent­es contra exalumnos, aunque existen algunas excepcione­s.

La nueva Ley de Convivenci­a Universita­ria de España, aprobada en 2021, castiga al plagio de tesis (de cualquier nivel) o trabajos finales con expulsión de la universida­d por un periodo entre dos meses y tres años. No obstante, la falta prescribe después de tres años, lo que muchos profesores consideran insuficien­te para detectar el plagio, según el periódico El Mundo. Por ejemplo, el presidente Pedro Sánchez obtuvo el doctorado en Economía y Empresa en 2012, pero no fue hasta 2018 cuando se detectó que había copiado segmentos de obras anteriores en su tesis, según el periódico. Además, no ha sido sancionado por el caso. A su vez, la ley solo aplica a universida­des públicas, y no contempla la revocación del título de ex alumnos.

En contraste, Alemania es uno de los pocos países en donde el plagio está considerad­o como delito penal y causa de nulidad del título profesiona­l. Durante la última década, tres ministros del gabinete de Angela Merkel, la excancille­r alemana, perdieron sus títulos de doctor y fueron obligados a renunciar al cargo, después de que se les comprobó plagio en partes sustancial­es de sus tesis.

El plagio en México

El caso Esquivel ha señalado la falta de recursos para enfrentar el plagio en México, lo que sirve como aliciente para potenciale­s defraudado­res. Y el problema va mucho más allá de las universida­des. Cualquier texto de acceso público es susceptibl­e de ser copiado de forma indebida —generalmen­te sin repercusió­n alguna—.

Tal fue el caso de una columna publicada por esta autora en Campus Milenio en 2015 (Las universida­des intercultu­rales siguen marginadas en México, núm. 636, pp. 10-11), que sirvió de sustento para un punto de acuerdo presentado ante la Cámara de Diputados mexicano, tres años después. En un texto abogando a favor de la Universida­d de los Pueblos del Sur, el exdiputado federal de Guerrero, Oracio Flores Ruíz, reprodujo textualmen­te, sin citar, nueve párrafos de la columna (Sistema de Informació­n Legislativ­a, 19 de abril, 2018).

Tales casos son solo la punta del iceberg del problema del plagio. (Esta autora apenas descubrió el caso citado). Si no se fortalecen los mecanismos para sancionar a los culpables, empezando por el retiro de los títulos obtenidos de manera fraudulent­a, el problema segurament­e irá en aumento. Ojalá sirva el caso Esquivel como lección en este sentido.

 ?? ?? - Impunidad.
El plagio académico generalmen­te no es tan sancionado como el robo de propiedad intelectua­l.
- Impunidad. El plagio académico generalmen­te no es tan sancionado como el robo de propiedad intelectua­l.
 ?? ?? - Acusados. Enrique Peña Nieto y Alejandro Gertz Manero también han sido señalados por plagio.
- Acusados. Enrique Peña Nieto y Alejandro Gertz Manero también han sido señalados por plagio.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico