Ecoes: problemas y desafíos
Uno de los proyectos del gobierno actual en educación superior es la creación del “Espacio Común de Educación Superior” (Ecoes), derivado de declaraciones políticas como el “Acuerdo Nacional para la Transformación de la Educación Superior” (2019), o de los esfuerzos de implementación de las disposiciones normativas contenidas en la Ley General de la Educación Superior (2021). Como muchas otras cosas en este campo, las intenciones transformadoras no son nuevas. Si se examinan los antecedentes del proyecto en México y en el mundo, la idea de la movilidad de estudiantes y profesores universitarios nació casi al mismo tiempo que las universidades medievales y coloniales, en las cuales los intercambios académicos fueron una parte sustancial de la conformación de las élites dirigentes (religiosas, políticas, intelectuales) de las sociedades imperiales y coloniales, un proceso que, luego de los independentismos y republicanismos del siglo XIX, continuaría como parte del imaginario y las prácticas universitarias.
La novedad de lo viejo radica en la vestidura y el lenguaje al uso. Si en el pasado reciente la internacionalización se constituyó como el aceite de serpiente de las políticas de movilidad, el proyecto del Ecoes redefine el significado de la internacionalización como “internacionalización solidaria”, y revive la idea de que la movilidad nacional y regional de profesores y estudiantes es un mecanismo que asegura una mejor calidad de las formaciones universitarias, permite disminuir desigualdades sociales y profesionales, mejora las oportunidades de adquirir capitales intelectuales y académicos, y fortalece redes interinstitucionales de cooperación. La idea tiene su propia complejidad y significados, pero se sostiene sobre una representación básica común: la movilidad de alumnos y maestros entre programas nacionales de instituciones distintas agrega valor público a las funciones sociales universitarias.
Reflexionar sobre las dimensiones, factibilidad y alcances del proyecto Ecoes es el objeto de una novísima publicación del Instituto de Investigaciones sobre la Educación y la Universidad (Iisue) de la UNAM: El Espacio Común de Educación Superior. Notas preliminares para su diseño e implementación. Se trata de un pequeño libro (121 páginas), dirigido a promover un debate informado sobre el contenido y las definiciones básicas de una idea no sólo antigua sino también, en muchas ocasiones, ambigua y difusa. Ahí, sus autores (Hugo Casanova Cardiel, Alejandro González Ledesma, Javier Mendoza Rojas e Ilse Castro Zavaleta) establecen no solo algunos antecedentes internacionales y nacionales sobre el tema, sino también una síntesis del marco normativo mexicano al respecto, una descripción del contexto y complejidad del sistema nacional de educación superior, los posibles escenarios futuros del Ecoes, las bases organizativas del proyecto y una propuesta de políticas y programas específicos para su funcionamiento práctico.
El documento es una aportación útil para el proceso de diseño y operación de un proyecto que hasta ahora trata solamente de un conjunto de enunciados normativos asociados a la “transformación” de la educación terciaria. Resalta la parte de los antecedentes mexicanos y las experiencias internacionales. De las “Declaraciones” de Villahermosa (1971) y de Tepic (1972) de la Anuies, hasta el “Programa para la Movilidad de la Educación Superior en América del Norte” derivado del Tratado de Libre Comercio (1994), pasando por experiencias similares en Europa como el programa “Erasmus” (1987) o la “Declaración de Bolonia” (1999). Esto confirma el hecho de que la idea de la movilidad nacional o internacional de estudiantes y profesores no surge del vacío, sino que hay experiencias y antecedentes importantes al respecto.
El texto sugiere varias pistas sobre el calibre de los desafíos financieros, organizativos y políticos de la iniciativa del Ecoes. El primero tiene que ver con el financiamiento. El otro se relaciona con la gobernanza del Espacio. Y el tercero, con las políticas y los instrumentos del proyecto. Estos tres elementos están en el corazón de las propuestas desarrolladas en el texto, y permiten elaborar algunas notas adicionales al vuelo.
Respecto del financiamiento, el principal obstáculo es la factibilidad de que el gobierno federal, los estatales y las IES puedan destinar un fondo básico que soporte las becas y apoyos destinados a promover la movilidad nacional de profesores y estudiantes. Dada la crónica escasez de recursos públicos a las universidades, y el hecho de que aún no se ha constituido el “Fondo Nacional de Educación Superior” previsto en uno de los transitorios de la LGES desde el 2021, no se ven muchas posibilidades de considerar bolsas de financiamiento específicas, estables y suficientes para el Ecoes. Subordinado a las prioridades de obligatoriedad y gratuidad de la educación superior incluídas en la LGES, resulta complicado destinar recursos adicionales para la instrumentación del Ecoes en los próximos años.