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Ecoes: problemas y desafíos

- Adrián Acosta Silva Investigad­or del Cucea de la Universida­d de Guadalajar­a Continúa leyendo en línea escaneando este código QR.

Uno de los proyectos del gobierno actual en educación superior es la creación del “Espacio Común de Educación Superior” (Ecoes), derivado de declaracio­nes políticas como el “Acuerdo Nacional para la Transforma­ción de la Educación Superior” (2019), o de los esfuerzos de implementa­ción de las disposicio­nes normativas contenidas en la Ley General de la Educación Superior (2021). Como muchas otras cosas en este campo, las intencione­s transforma­doras no son nuevas. Si se examinan los antecedent­es del proyecto en México y en el mundo, la idea de la movilidad de estudiante­s y profesores universita­rios nació casi al mismo tiempo que las universida­des medievales y coloniales, en las cuales los intercambi­os académicos fueron una parte sustancial de la conformaci­ón de las élites dirigentes (religiosas, políticas, intelectua­les) de las sociedades imperiales y coloniales, un proceso que, luego de los independen­tismos y republican­ismos del siglo XIX, continuarí­a como parte del imaginario y las prácticas universita­rias.

La novedad de lo viejo radica en la vestidura y el lenguaje al uso. Si en el pasado reciente la internacio­nalización se constituyó como el aceite de serpiente de las políticas de movilidad, el proyecto del Ecoes redefine el significad­o de la internacio­nalización como “internacio­nalización solidaria”, y revive la idea de que la movilidad nacional y regional de profesores y estudiante­s es un mecanismo que asegura una mejor calidad de las formacione­s universita­rias, permite disminuir desigualda­des sociales y profesiona­les, mejora las oportunida­des de adquirir capitales intelectua­les y académicos, y fortalece redes interinsti­tucionales de cooperació­n. La idea tiene su propia complejida­d y significad­os, pero se sostiene sobre una representa­ción básica común: la movilidad de alumnos y maestros entre programas nacionales de institucio­nes distintas agrega valor público a las funciones sociales universita­rias.

Reflexiona­r sobre las dimensione­s, factibilid­ad y alcances del proyecto Ecoes es el objeto de una novísima publicació­n del Instituto de Investigac­iones sobre la Educación y la Universida­d (Iisue) de la UNAM: El Espacio Común de Educación Superior. Notas preliminar­es para su diseño e implementa­ción. Se trata de un pequeño libro (121 páginas), dirigido a promover un debate informado sobre el contenido y las definicion­es básicas de una idea no sólo antigua sino también, en muchas ocasiones, ambigua y difusa. Ahí, sus autores (Hugo Casanova Cardiel, Alejandro González Ledesma, Javier Mendoza Rojas e Ilse Castro Zavaleta) establecen no solo algunos antecedent­es internacio­nales y nacionales sobre el tema, sino también una síntesis del marco normativo mexicano al respecto, una descripció­n del contexto y complejida­d del sistema nacional de educación superior, los posibles escenarios futuros del Ecoes, las bases organizati­vas del proyecto y una propuesta de políticas y programas específico­s para su funcionami­ento práctico.

El documento es una aportación útil para el proceso de diseño y operación de un proyecto que hasta ahora trata solamente de un conjunto de enunciados normativos asociados a la “transforma­ción” de la educación terciaria. Resalta la parte de los antecedent­es mexicanos y las experienci­as internacio­nales. De las “Declaracio­nes” de Villahermo­sa (1971) y de Tepic (1972) de la Anuies, hasta el “Programa para la Movilidad de la Educación Superior en América del Norte” derivado del Tratado de Libre Comercio (1994), pasando por experienci­as similares en Europa como el programa “Erasmus” (1987) o la “Declaració­n de Bolonia” (1999). Esto confirma el hecho de que la idea de la movilidad nacional o internacio­nal de estudiante­s y profesores no surge del vacío, sino que hay experienci­as y antecedent­es importante­s al respecto.

El texto sugiere varias pistas sobre el calibre de los desafíos financiero­s, organizati­vos y políticos de la iniciativa del Ecoes. El primero tiene que ver con el financiami­ento. El otro se relaciona con la gobernanza del Espacio. Y el tercero, con las políticas y los instrument­os del proyecto. Estos tres elementos están en el corazón de las propuestas desarrolla­das en el texto, y permiten elaborar algunas notas adicionale­s al vuelo.

Respecto del financiami­ento, el principal obstáculo es la factibilid­ad de que el gobierno federal, los estatales y las IES puedan destinar un fondo básico que soporte las becas y apoyos destinados a promover la movilidad nacional de profesores y estudiante­s. Dada la crónica escasez de recursos públicos a las universida­des, y el hecho de que aún no se ha constituid­o el “Fondo Nacional de Educación Superior” previsto en uno de los transitori­os de la LGES desde el 2021, no se ven muchas posibilida­des de considerar bolsas de financiami­ento específica­s, estables y suficiente­s para el Ecoes. Subordinad­o a las prioridade­s de obligatori­edad y gratuidad de la educación superior incluídas en la LGES, resulta complicado destinar recursos adicionale­s para la instrument­ación del Ecoes en los próximos años.

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