La prueba PISA y el modelo Nuevo León
Como se ha difundido ampliamente desde diciembre pasado, la prueba PISA es un instrumento de evaluación (de conocimientos y habilidades, aplicada a estudiantes de 15 años en matemáticas, lectura y ciencias), diseñado por la OCDE y utilizado en 81 países. La información que se desprende de esta prueba constituye un indicador que permite saber sobre el funcionamiento y la calidad en materia de aprendizajes en los sistemas educativos. México ha participado en las evaluaciones de dicho organismo, desde el año 2000 hasta esta última correspondiente a 2022.
En los tres campos disciplinarios ya mencionados, y por lo que corresponde a 2022, los estudiantes mexicanos obtuvieron puntuaciones inferiores al promedio de los miembros de la OCDE (34 países). Así, en lectura, se tuvo una diferencia de 59 puntos, en matemáticas de 77 y en ciencias de 75 puntos. Según analistas, una diferencia de 25 puntos se asemeja a un año escolar perdido (E. Backhoff ). Haga el lector el cálculo correspondiente y percibirá el enorme diferencial que tiene nuestro sistema educativo en ese segmento de los estudiantes de 15 años. Además, complementario de lo anterior está el propio dato que arroja la prueba para México; se considera que en esas tres disciplinas solamente el 53, 34 y 49 por ciento de los sustentantes, respectivamente, tendrían un rendimiento mínimo o aceptable. Se trata, también, de un retroceso enorme en el tiempo: por lo que corresponde a matemáticas y ciencias, los estudiantes con bajo rendimiento aumentaron respecto a los datos de las aplicaciones comprendidas en 2003.
La baja obtenida en los resultados de este 2022 encuentran una explicación parcial por lo ocurrido durante la pandemia. México fue uno de los países con el periodo más extenso sin actividades presenciales, aunado a una baja población estudiantil que tuvo acceso a los contenidos distribuidos en las redes informáticas y en la televisión. A esto se suma que la SEP no generó diagnósticos ni medidas correctivas, mismas que fueron recomendadas ampliamente para atenuar lo que ya, desde 2020 se visualizaban como daños potenciales de la pandemia.
En contraste con lo anterior, y después de la pandemia, en Nuevo León se generó un Modelo llamado Aprende, el cual serviría para tener evidencias que permitieran “recuperar, fortalecer y mejorar los aprendizajes imprescindibles, desde el aula, la escuela y la política pública mediante acciones focalizadas”. Este instrumento, utilizado en dos disciplinas, matemáticas así como lenguaje y comunicación, se aplicó en 2022 y 2023 como una evaluación censal respecto a esos aprendizajes, tanto en tercero y sexto de primaria, como en tercero de secundaria. Para fines de comparación aquí interesan particularmente estos últimos relativos a estudiantes que están situados o frisan los 15 años de edad.
Las dos aplicaciones de Aprende se realizaron en casi la totalidad de escuelas y del alumnado correspondiente (83 mil en tercero de secundaria). La definición de los aprendizajes imprescindibles resultó clave ya que la valoración correspondiente se hizo en torno a una veintena en las dos disciplinas que formaron parte del Modelo. La aplicación de 2023 permitió aprovechar la experiencia ganada, de tal modo que, con instrumentos más afinados, se obtuvo un avance de más de tres por ciento en el mejoramiento de los aprendizajes en ambas disciplinas.
El modelo implantado por Nuevo León puso de manifiesto la importancia de la resiliencia de su propio sistema educativo. No sólo se hizo frente a la emergencia, sino que se diseñó un instrumento que permitiera conocer el avance o retroceso en el logro educativo. Se partió de la premisa (que también constituye el lema del Coneval) relativa a que “lo que se mide se puede mejorar”. No obstante que Nuevo León ya constituía la entidad federativa líder en las aplicaciones de PISA desde 2009, el Modelo ahora aplicado permite fijar rumbos que faciliten el avance en los próximos años. Particularmente, y en contraste con la propia posición del gobierno federal que desestima los resultados de PISA 2022, calificando la prueba como “neoliberal”. Todo esto ocurre cuando el propio Programa Sectorial de Educación 2020-2024 coloca a once valores de PISA como parámetros y metas de las políticas educativas del país.