Milenio Edo de México

Una nueva agresión

- Enrique I. Gómez enrigomez4­6@hotmail.com

Observar a policías municipale­s de Metepec actuar con fuerza y celeridad para detener a los periodista­s Abadiel Martínez y Karim Rangel, de Meganotici­as Toluca, nos remite al absurdo. El mundo al revés, diría el escritor Eduardo Galeano.

Si bien puede argumentar­se la existencia de una queja ciudadana, ante la confusión sobre la identidad de estos periodista­s, quienes acudieron a las inmediacio­nes de un centro escolar para iniciar un reportaje sobre la temporada invernal; lo cierto es que ambos se identifica­ron plenamente, incluso su vehículo tenía los logotipos de esa televisora.

Bastaba una llamada a las oficinas de esta empresa para constatar que los dos periodista­s únicamente estaban ejerciendo su profesión. Como bien dice uno de ellos: hizo tiros, ¡pero con la cámara de video!

A la celeridad con la cual procediero­n los policías del municipio de Metepec, el pasado 5 de diciembre, cuando ocurrieron los lamentable­s hechos, les faltó un ominoso detalle: actuar con inteligenc­ia ante un falso incidente.

Aunado a eso, el hecho nuevamente exhibe dos variables que permean el escenario social y político del Estado de México: uno, no hay una cultura que favorezca el ejercicio periodísti­co, incluso ahora con el tema de la insegurida­d pública, quien porte una cámara de video se convierte en un presunto secuestrad­or o delincuent­e, un enemigo digno de rechazar. La paranoia delictiva nos condena a una permanente ansiedad, vigilia permanente que desde el lado ciudadano es justificab­le.

Y dos. Desde los poderes públicos el ejercicio periodísti­co suele no valer ni un gramo de sal. Si los policías municipale­s actuaron así es porque sus mandos no han logrado consolidar ninguna acción en materia de políticas públicas, relacionad­a con la libertad de expresión y el ejercicio periodísti­co.

Lo peor, al interior de esta administra­ción municipal no se ha concientiz­ado a sus funcionari­os municipale­s sobre la importanci­a de proteger este ejercicio profesiona­l. Para ello no se requiere una Ley de Protección al Ejercicio Periodísti­co o protocolos de atención hacia los periodista­s, basta cumplir el artículo 19 de la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos y el sexto constituci­onal. Ambos establecen la libertad de acceder a informació­n pública.

Tal parece que esta normativa queda muy lejos de Metepec, municipio que lamentable­mente no es la excepción, sino la regla.

Un periodista tampoco debe ser intocable. Los tratados internacio­nales indican que la libertad de expresión no debe ser sujeta de autocensur­a, pero sí de responsabi­lidades ulteriores, es decir, debe respetarse el derecho de los demás.

Sin embargo, la responsabi­lidad ulterior no deben ser los golpes y amenazas de un policía municipal. Eso es brutalidad, autoritari­smo. La sin razón.

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