Una nueva agresión
Observar a policías municipales de Metepec actuar con fuerza y celeridad para detener a los periodistas Abadiel Martínez y Karim Rangel, de Meganoticias Toluca, nos remite al absurdo. El mundo al revés, diría el escritor Eduardo Galeano.
Si bien puede argumentarse la existencia de una queja ciudadana, ante la confusión sobre la identidad de estos periodistas, quienes acudieron a las inmediaciones de un centro escolar para iniciar un reportaje sobre la temporada invernal; lo cierto es que ambos se identificaron plenamente, incluso su vehículo tenía los logotipos de esa televisora.
Bastaba una llamada a las oficinas de esta empresa para constatar que los dos periodistas únicamente estaban ejerciendo su profesión. Como bien dice uno de ellos: hizo tiros, ¡pero con la cámara de video!
A la celeridad con la cual procedieron los policías del municipio de Metepec, el pasado 5 de diciembre, cuando ocurrieron los lamentables hechos, les faltó un ominoso detalle: actuar con inteligencia ante un falso incidente.
Aunado a eso, el hecho nuevamente exhibe dos variables que permean el escenario social y político del Estado de México: uno, no hay una cultura que favorezca el ejercicio periodístico, incluso ahora con el tema de la inseguridad pública, quien porte una cámara de video se convierte en un presunto secuestrador o delincuente, un enemigo digno de rechazar. La paranoia delictiva nos condena a una permanente ansiedad, vigilia permanente que desde el lado ciudadano es justificable.
Y dos. Desde los poderes públicos el ejercicio periodístico suele no valer ni un gramo de sal. Si los policías municipales actuaron así es porque sus mandos no han logrado consolidar ninguna acción en materia de políticas públicas, relacionada con la libertad de expresión y el ejercicio periodístico.
Lo peor, al interior de esta administración municipal no se ha concientizado a sus funcionarios municipales sobre la importancia de proteger este ejercicio profesional. Para ello no se requiere una Ley de Protección al Ejercicio Periodístico o protocolos de atención hacia los periodistas, basta cumplir el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el sexto constitucional. Ambos establecen la libertad de acceder a información pública.
Tal parece que esta normativa queda muy lejos de Metepec, municipio que lamentablemente no es la excepción, sino la regla.
Un periodista tampoco debe ser intocable. Los tratados internacionales indican que la libertad de expresión no debe ser sujeta de autocensura, pero sí de responsabilidades ulteriores, es decir, debe respetarse el derecho de los demás.
Sin embargo, la responsabilidad ulterior no deben ser los golpes y amenazas de un policía municipal. Eso es brutalidad, autoritarismo. La sin razón.