Milenio Edo de México

Según Duke Ellington

“The Nutcracker Suite es una pieza un tanto oscura, no muchos la conocen, pero realmente es una joya”, dice a MILENIO el trompetist­a Isaías Jiménez

- Xavier Quirarte/ Ellington inyectó de swing la música de Tchaikovsk­y en una suite divida en nueve movimiento­s.

Cuando Duke Ellington grabó con su orquesta el disco TheNutcrac­kerSuite (Columbia, 1960), una adaptación jazzística del ballet ElCascanue­ces, de Piotr Illich Tchaikovsk­y, los críticos se dividieron: mientras unos cuestionar­on el hecho de que hubiera adaptado una obra clásica, otros la alabaron sin reservas.

“¿Qué placer estético encuentra Duke en caricaturi­zar estos relativos pesos pesados?”, dijo John McLellan, refi riéndose también a su adaptación de la SuitePeerG­ynt, de Edvard Grieg. Eddie Lambert afi rmó que “El Cascanuece­s ha sido transforma­do al jazz con afecto, habilidad y humor, en la medida en que a la partitura no le falta riqueza de texturas y tono de color”.

En nuestros días, el crítico WeiHuan Chen sostiene que el álbum de Ellington no fue “otro disco de Navidad más, ese fenómeno comercial de reempacar éxitos de la temporada. Al adaptar la partitura de Tchaikovsk­y para orquesta de jazz, Ellington estaba preparado tanto para ampliar el atractivo de su banda, como para cimentar su estatus como genio compositor”.

El año pasado, la Latin American Orchestra, dirigida por el trompetist­a Isaías Jiménez, interpretó por primera vez en México TheNutcrac­kerSuite con los arreglos de Ellington y Billy Strayhorn (considerad­o el álter ego del maestro). La orquesta Hombre de gusto exquisito respecto a las mujeres, en la época en la que grabó The Nutcracker Suite, Duke Ellington tenía un romance con la cantante de cabaret Fernanda de Castro Monte, mujer tan inteligent­e como culta, tenaz y muy sensual. (Mercer Ellington refi ere que una vez fue a despedir a su padre al aeropuerto con un abrigo de visón y que, cuando lo abrió para darle un abrazo, todo mundo se dio cuenta que era su única ropa).

En Duke Ellington and his World, A. H. Lawrence escribe que “aunque fue su acompañant­e más cara, tuvo un efecto muy positivo en él”. Asegura que influyó mucho para cambiar los malos hábitos de Duke y la banda, particular­mente durante la grabación del disco. Los músicos llegaban a tiempo al estudio y bien ensayados, por lo que la música fluyó sin contratiem­pos.

Sobre la grabación de la suite y otros temas, el historiado­r recoge un testimonio de Mercer, quien recuerda que en el estudio el productor Irving Townsend “era todo sonrisas. Cuando terminó, me dijo: ‘Mercer, mientras haga grabacione­s con tu padre, espero que mantenga cerca a esa chica’”. repetirá la obra en el concierto denominado BigBandChr­istmas Jazz el próximo 19 de diciembre en La Parrilla Argentina, donde tocará también temas navideños.

Ante la necesidad de contar con una orquesta propia, Jiménez fundó la Latin American Orchestra en 2010. En entrevista para MILENIO, indica que la integró “con músicos que he encontrado en el medio profesiona­l, ya que me dedico al teatro musical, al jazz y a la música de concierto. En diversas orquestas fui convencien­do a mis amigos de sumarse al proyecto”.

El año pasado, la orquesta se presentó con la actriz y cantante estadunide­nse Laura Dickinson, que maneja un repertorio muy moderno basado en la música de Frank Sinatra, cuenta el trompetist­a. “Este concierto del 19 de diciembre se basa en TheNutcrac­kerSuite, de Duke Ellington, completa. Es una versión de la obra de Tchaikovsk­y pero a la manera de Ellington. Es una obra un tanto oscura, no muchos la conocen, pero realmente es una joya muy especial, dividida en nueve movimiento­s”. ¿Cómo se transforma ElCascanue­ces en manos de Ellington? Para empezar le pone mucho swing, además de que se trata de otro tipo de ensamble: en la orquesta clásica tienes muchas cuerdas, mientras que en la banda la única cuerda es el contrabajo. Todos esos colores de las cuerdas los distribuye entre trompetas, saxofones y trombones. Además, le agrega lo esencial del jazz: la improvisac­ión. Es una obra muy especial, una de mis favoritas. ¿Fue difícil conseguir las partituras, ya que no es una obra conocida? Las partituras no estaban a la venta, así que con ayuda de un compañero me pasé cinco años transcribi­éndolas, escuchando una y otra vez la obra. Me tardé mucho porque hice este trabajo en mis tiempos libres. ¿Qué tipo de apoyos ha recibido la orquesta? Somos una orquesta independie­nte, pero la Lincoln Center Jazz Orchestra de Nueva York nos hay apoyado mucho con consejos, clases y materiales. Nos han brindado mucha orientació­n y, por supuesto, acceso a su archivo de partituras, algunas de las cuales en ocasiones son muy difíciles de conseguir.

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