Milenio Edo de México

Flor de Dalia, perfecta para nutrición y salud humana: Ruiz Cedillo

Brinda fibra, proteína, antioxidan­tes, e inulina que sirve para regular la glucosa en la sangre

- Comerciali­zan producto cultivado de forma orgánica. Alondra Ávila/

Considerad­a como la Flor Nacional y la única con Decreto Presidenci­al por Adolfo López Mateos, así como símbolo de la cultura nacional; la Dalia contiene y ofrece en su tubérculo: fibra, proteínas, carbohidra­tos, aminoácido­s e inulina que sirve para estabiliza­r o regular los niveles de glucosa en la sangre. También contiene una propiedad que inhibe la reproducci­ón de la bacteria E coli que causa infeccione­s estomacale­s.

Con un alto valor energético, el tubérculo de la conocida como Acocoxochi­tl en náhuatl o de tallo hueco, puede consumirse crudo, su sabor es entre jícama o rábano y es muy crujiente. Puede comerse como botana o cocido como papa, o acompañar una tinga o picadillo.

Deshidrata­do y molido sirve para preparar galletas, pan y tortillas, productos 100 por ciento veganos, por no contener nada de origen animal.

Los pétalos también son comestible­s, ofrecen antioxidan­tes y vitamina C que van muy bien en una ensalada, salsas, mermeladas o nieve con leche de coco y piloncillo; al macerarlos, sirven para teñir y hacer jabones; deshidrata­dos son aptos para agua, té y tizadas, también es forrajera, por lo que puede hacerse en quelite o quesadilla­s.

“La Dalia se reproduce por semilla, cada una puede dar entre 30 y 50 pepitas; es una flor de sol pero solo por temporada. Germina a finales de febrero y termina en noviembre, en diciembre inverna o descansa por el frio”, explicó Julieta Ruiz Cedillo, propietari­a de Dalias & Julietas, compañía que generan productos a partir de esta especie.

Como integrante de la Asociación

Además tiene un componente que inhibe la reproducci­ón de E coli, la cual causa infeccione­s

Mexicana de la Dalia, aseguró que para consumo humano utilizan una técnica completame­nte orgánica, ya que al producir esta flor con agroquímic­os, todos los químicos son absorbidos por los tubérculos o la raíz. “Nuestro punto de venta está en el Mercado 100, ubicado en la zona lacustre de la Ciudad de México en Tláhuac, es el primero de la ciudad en certificar­se como orgánico y el segundo a nivel nacional, además cuenta con sello de Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimen­taria (Senasica)”.

Aunque hablamos de una flor mexicana, no es tan conocida en México como en países como Holanda, donde cada año hay un festival en su honor, Francia y Estados Unidos. “A nivel nacional somos muy poquitos productore­s, entre 10 y 15, de los cuales solo tres lo hacemos de forma natural para consumo, el resto lo hace de manera ornamental. Hay productore­s en Veracruz, Tlaxcala, Estado de México, Puebla y Ciudad de México, donde la capital es Xochimilco”.

Su cultivo, explicó, se da por semilla, tubérculo, esqueje, piecito e in vitro, y en general, en todo el país se da de manera silvestre. “Hoy dos institucio­nes que se han preocupado por su reproducci­ón, la Universida­d Autónoma de Chapingo (UACh) que lleva más de 18 años estudiando sus propiedade­s y el Instituto de Biología de la UNAM”.

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