Milenio Edo de México

Alejandro Maldonado

Celebrar el día de vida

- SILVIA ARELLANO CIUDAD DE MÉXICO

Con apenas 31 años, Samuel García Sepúlveda es uno de los senadores más jóvenes de la 64 Legislatur­a. Aunque se declara católico, reconoce que su verdadera religión son las redes sociales, pero siempre dándose tiempo, madrugador como es, para ejercitars­e a ritmo de rap y reguetón, lo que le permite no pocas veces confrontar­a sus adversario­s,a quienes gusta provocar para que le piquen la cresta. De niño fue reportero en un programa de televisión de su natal Nuevo Léon; de grande se tituló como su padre, de abogado. Cuenta con maestría en derecho y dos doctorados, más de 134 mil seguidores en Instagram, 32 mil en Twitter y más de un millón en Facebook, re- des en las que comparte desde temasde política hasta las enchiladas norteñas que desayuna. Este senador por Movimiento Ciudadano acostumbra hacer ejercicio, así que no resulta extraño encontrarl­o en una caminata sobre Paseo de la Reforma, una vez que termina la sesión. Aficionado de los Tigres en el soccer, monta a caballo y afirma que tiene una vida “bendecida”. ¿Sus pasatiempo­s? Tenía muchos antes de entrar a la política. Trato de seguir jugando tenis, desde muy chiquito que era abogado mi papá me metió al golf, porque decía que ahí se agarran los mejores clientes, y yo la verdad es que desde los ocho años juego futbol americano, era una especie de mezcla entre cascazos, gimnasio y cardio. Dejé ya los cascazos, pero me quedé con el hábito del gimnasio y trato a diario de hacer hora y media de ejercicio. Todas las mañanas me levanto a las cinco y durante la elíptica leo cinco o seis medios para hacer mi agenda, para tener las diferentes opiniones de los diarios. ¿Practicant­e de alguna religión? Por ambas partes, padre y madre, somos de familia católica, la verdad es que no soy muy practicant­e. Sí creo en Dios, pero no dejo que eso influya, porque tengo una bandera muy clara y es nuestro artículo 40 constituci­onal. Establece que es voluntad de los mexicanos ser una República –de la gente–, representa­tiva a través del voto, laica y federal. ¿Llevas algún amuleto? Dechiquito,antesdecad­aexamen me persignaba, rezaba un Padre Nuestro y un Ave María, y si no lo hacía,mesugestio­nabaquemei­ba a ir mal y esa práctica no me llevó a nada bueno. No hay un amuleto, pero sí una herramient­a que es la red social. No la suelto. Desde las cinco de la mañana estoy en Instagram publicando. Y luego todo el día Instagram, Facebook, Twitter. A estas alturas debe haber un legislador 24/7 informando todo lo que haces. Hasta lo que comes, informando con quién sales, ya eso de que hay que separar la vida privada de la pública es un engaño, los mexicanos quieren saber cómo somos. Por eso no tapo nada y publico todo. No le tengo miedo a nada y creo que es una buenamaner­adesertran­sparente. ¿Sé que de niño fue reportero? Un día llovió y no hubo entrenamie­nto en el americano, me quedé en el Centro de Talentos, donde iban mis hermanas, cuando llegó el dueño me dijo: “tú estás güerito”, y me metió a un salón de voz, y luego me invitaron a un noticiario infantil. Tenía ocho años y estuve casi tres saliendo en la televisión de Nuevo León. ¿Con qué personaje de la historia te identifica­s? Con muchos, pero más con Belisario Domínguez, porque cuando Huerta lo amenaza y a muchos más, les quería mochar la lengua si no lo dejaban de molestar, al día siguiente subió a tribuna y dijo: “gracias a tu amenaza, tengo más energía”. Y aunque lo mataron, muy cruel, ahora es un legado. Ahora que soy senador, eso les digo a mis enemigos: “entre más me piquen la cresta, más energía me dan… lejos de hacer una tumba, van a hacer una catapulta”. No le tengo miedo a nada, creo que es una buena manera de ser transparen­te ¿Cuando va a NL visita a su familia? Sí los veo. Me salí de casa a los 26 años por un tema de seguridad. A mí me dieron dos levantones en un mismo mes, yo vivía en el sur de Monterrey, por la carretera Nacional, y a raíz de esos dos incidentes decidí irme a San Pedro Garza García, que es realmente un municipio blindado. ¿Alguna preferenci­a musical? Escucho de todo. Depende del ánimo o del contexto en donde esté: banda, clásica cuando estoy trabajando, reguetón y rap en el gimnasio, en las convivenci­as bailo de todo. Y me gusta mucho un disco de Luis Miguel, el de México en la piel, porque son canciones con sinfónica, mariachi, banda y habla del país.

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Es aficionado de los Tigres en el soccer, monta a caballo y afirma que tiene una vida “bendecida”. ESPECIAL
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¿Qué está escuchando? Me gusta el disco México en la piel, de Luis Miguel. Son canciones con sinfónica, mariachi y banda.

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