Nos complace esta ficción
Si creían que la Revolución obradorista haría esquina con Patriotismo, han quedado con un palmo de chatas: el ungido atajó y propuso poner punto final “a esta horrible historia” y empezar de nuevo sin perseguir a funcionarios del pasado
En julio fueron las elecciones y mediante su voto la gente le dio con todo a un priismo agonizante; el ganador, con 30 millones de votos, fue Andrés Manuel López Obrador, proclamado presidente electo; pese a las diferencias políticas, los vecinos no se acuchillaron, las aguas tornaron a su cauce y la ceremonia de entrega del poder, el 1 de diciembre, tuvo a un presidente saliente, Enrique Peña Nieto, sentado y tragando camote porque del saqueo a la Patria, la corrupción, la violencia, la inseguridad, la baja calidad de vida, más lo que se acumule, él era emblema de la Mafia del Poder en el Congreso de la Unión, donde el recién ungido sintetizó:
— Si definimos en pocas palabras las tres grandes transformaciones de nuestra historia, podríamos resumir que en la Independencia se luchó por abolir la esclavitud, alcanzar la soberanía nacional; en la Reforma por el predominio del poder civil y por la restauración de la República. Y en la Revolución el pueblo y sus extraordinarios dirigentes lucharon por la justicia y la democracia. Ahora nosotros queremos convertir la honestidad y la fraternidad en forma de vida y de gobierno.
Al Zócalo el Presidente arribó con su esposa por la tarde del sábado y se entregó a los chamanes folcloroides —humo de sahumerios, flores de cempasúchil, ofrendas, ulular de caracolas mediante— y con la magia fársica de las “limpias” imantó a las cámaras de TV, ahuyentó malas vibras y espíritus malignos para bien de su gobierno. Incienso, saludo a los cuatro vientos, masa contagiada con ganas de creer…
Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados que entregó la banda presidencial, se desbordó en Twitter: “Desde la más intensa cercanía confirmé ayer que Andrés Manuel @lopezobrador ha tenido una transfiguración: se mostró con una convicción profunda, más allá del poder y la gloria. Se reveló como un personaje místico, un cruzado, un iluminado. La entrega que ofreció al pueblo de México es total. Se ha dicho que es un protestante disfrazado. Es un auténtico hijo laico de Dios y un servidor de la patria. Sigámoslo y cuidémoslo todos”. Días después, el historiador Lorenzo Meyer concluyó que “en lo simbólico, la toma de Los Pinos por los ciudadanos el 1 de diciembre tuvo un cierto aroma a la toma de La Bastilla en 1789, en París. Con la ventaja de que aquí todo fue pacífico”, sin actitudes vengativas contra la otrora Mafia del Poder, a cuyos miembros el presidente integró a su Consejo Empresarial: Ricardo Salinas Pliego, de TV Azteca; Bernardo Gómez, de Televisa, y Olegario Vázquez Aldir, de Grupo Imagen. Carlos Hank González, de Banorte; Miguel Alemán Magnani, de Interjet; Daniel Chávez Morán, de Vidanta; Miguel Rincón Arredondo, de Bio Pappel, y Sergio Gutiérrez Muguerza, de Deacero. La Bastilla tornose dobladillo arropador de quienes, supusimos, rendirían cuentas a la Suave Patria que en tu tórrido festín/ luce policromías de delfín e ingesta de tlayudas en el zocalín…
Si creían que la Revolución obradorista haría esquina con Patriotismo, han quedado con un palmo de chatas: el recién ungido atajó y propuso al pueblo de México poner punto final “a esta horrible historia” y empezar de nuevo sin que “haya persecución a los funcionarios del pasado, y que las autoridades encargadas desahoguen en absoluta libertad...”
Absoluta libertad, la endina, que se niega a decir, “con una épica sordina:/ la Patria es impecable y diamantina”. Porque el Preciso calentó el boiler y luego brindó baño con agua fría: regeneremos la vida pública sin hurgar expedientes, para no generar fractura, conflicto y confrontación (que él impulsó en campaña); “regeneremos pero sin enjuiciar a los de mero arriba, tanto del sector público como del sector privado”, a quienes evita juzgados y cárceles suficientes…
Obrador pide que las autoridades desahoguen en absoluta libertad los asuntos pendientes, y se dice partidario del perdón y la indulgencia. Acusa a la Mafia del Poder que en últimas tres décadas concesionó territorio y transfirió empresas y bienes públicos, incluso funciones del Estado, a particulares nacionales y extranjeros, y promete acabar corrupción e impunidad sin perseguir a nadie, pues no apuesta al circo ni a la simulación (con los que convenció a 30 millones para la hacer nueva patria, reactivar economía y pacificar al país).
En las redes sociales retumba la consigna: si no estás con el gobierno, estás contra él, y si feisbucazos y tuitazos fueran balazos, ya no habría oposición gracias a los proyectiles de boots y simpatizantes del nuevo gobierno, encarnados todos en el escritor PIT2 y su texto cumbre: “Se las metimos doblada”. Juan Coronado, maestro en la UNAM, sintetiza en el feis: “La última producción del cine mexicano se llamará Chairos contra Fifis y Chachalacas intergalácticas. Juan Orol hubiera sido el director perfecto”.
Al nuevo presidente, carisma y las “benditas redes sociales” le permitieron asestar al público que atestó el Zócalo de Ciudad de México, un discurso mesiánico salpimentado con limpias, ofrendas, entrega-recepción de un bastón de mando y momentos de la masa en éxtasis, de rodillas ante profecías y buenos deseos del Transfigurado, que establecerá un nuevo mundo pacífico y seguro, con auténtico Estado de derecho: al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie.
A una semana de distancia, el embeleso impulsa a refugiarse en las palabras del escritor español Javier Marías: “Demasiada gente ha decidido abrazar el cuento que le gusta, como los niños, independientemente de que sea o no verdadero. El historiador actual se desgañita: ´Pero oigan, que esto no fue así, que esta versión es falsa, que nada hay que la sostenga.´ Y la respuesta es cada vez más: ´Eso nos trae sin cuidado. Nos conviene este relato, nos complace esta ficción, y es la que mejor se adecúa a nuestros propósitos. Es el espejo en que nos vemos más favorecidos, a saber, como víctimas y ofendidos, como sojuzgados y humillados, como mártires y esclavos´”.
El Preciso calentó el boiler y brindó baño con agua fría: regeneremos la vida pública sin hurgar expedientes