Especialista en niñas
Indiamantiene una actividad de asesinato serial alta y constante, aunque sus cifras no aparecen en el concierto informativo internacional. Y no se trata de homicidas que desmerezcan en su actuación al lado de sus pares occidentales.
Auto Shankar fue un traficante ilegal de licor que en un periodo de seis meses en 1988 raptó y asesinó a nueve adolescentes femeninas. Shankar explicó que el cine violento fue determinante en su carrera criminal. Nadie le creyó y fue colgado en 1995.
A Mohan Kumar lo apodaron CianuroMohan por su modo de operar. Ofrecía a sus amantes jóvenes píldoras anticonpetivas antes de mantener relaciones. En realidad eran cápsulas con cianuro. Así acabó con la vida de 20 mujeres entre 2005 y 2009. Fue sentenciado a muerte en 2013.
El 15 de enero de 2017 fue arrestado Sunil Rastogi, de oficio sastre, en Gurgaon, una ciudad conurbada a Delhi. El individuo, de 38 años, estaba con su esposa y sus cinco hijos cuando la policía llegó por él.
Las autoridades vigilaban de cerca a Rastogi tras la violación y asesinato de una niña de tres años, cuyo cuerpo fue rescatado el 12 de noviembre de 2016 en Gurgaon, a 300 metros de donde desapareció la menor.
Rastogi llevaba 13 años de actividad criminal. Su suerte terminó después de que dos niñas, de nueve y 10 años, fueron atraídas con engaños a una construcción en obra negra. Ahí, el individuo intentó violar a las menores. Ellas huyeron de la escena gritando.
La información aportada por las niñas fue determinante para que la policía organizara una cacería humana que concluyó con resultados positivos.
Los agentes esperaban que Rastogi alegara inocencia, pero el sospechoso decidió confesar el asesinato de la niña, y de entrada, de ocho homicidios más, todos de menores de siete a 10 años.
Según el jefe de forenses, la niña de tres años sufrió fractura de piernas y de cráneo y falleció por “un golpe en la cabeza y una excesiva hemorragia interna”. Rastogi explicó que elegía a sus víctimas en festividades religiosas. Eran infantes solas, que estuvieran lejos de casa o de cualquier vigilancia. Les ofrecía dulces y las llevaba a lugares apartados para violarlas y matarlas.
Hasta los investigadores más curtidos guardaron silencio cuando Rastogi señaló que antes que cualquier cosa, para evitar que sus presas escaparan, les fracturaba las piernas con piedras, ladrillos o cualquier objeto contundente que tuviera a la mano.
Una vez que el criminal satisfacía sus deseos sexuales, asesinaba a las menores con el mismo objeto con el que las había fracturado. No se molestaba en ocultar los cadáveres: los abandonaba en el sitio donde las había violado y asesinado.
Antes de su arresto, Rastogi estudiaba a sus víctimas potenciales cuando estas caminaban de la escuela a su casa. Cuando se presentaba la oportunidad, las violaba. En 13 años de actividad delictiva fueron más de 100 niñas a la que Rastogi violó. Y la policía investiga los casos de 60 homicidios en los que el criminal pudo participar.
Rastogi, quien también tiene antecedentes de fraude y robo a bancos, fue sentenciado a muerte y las autoridades cuentan con información para sospechar que el asesino de menores violó también a sus tres hijas.
India mantiene una actividad de asesinato serial alta y constante, sobre todo en las menores de edad