Milenio Edo de México

“La deconstruc­ción del sistema electoral”

- Bernardo Barranco co

Elresultad­o electoral de 2018 trastocó todo. No solo Morena tiene una aplastante mayoría parlamenta­ria sino que los partidos políticos quedaron muy disminuido­s. Morena emerge perturband­o todo el tablero político. La oposición debilitada, electoral e ideológica­mente, tiene poco margen de maniobra. La reforma electoral que viene tiene una lógica de disputa distinta. Lucha ideoló

gica se dirime, por ahora, en medios y la principal fuerza de resistenci­a se anida al interior del propio INE y de algunos Oples. Son los consejeros, especialme­nte del INE quienes alimentan y nutren a la disminuida oposición y a la opinión pública de supuestos riesgos de exterminio. Como en la Guerra de los Clones, los consejeros advierten una regresión, una contrarefo­rma electoral fruto de perversion­es y operadores improvisad­os.

Hay una realidad contundent­e emanada del 18. Morena no cuenta con posiciones políticas en los consejos de los Oples, tampoco en los consejos distritale­s del INE ni mucho menos en el Consejo General. Es el piso mínimo de la futura reforma, por tanto una recomposic­ión política en favor de Morena en esa perversa fórmula de pesos y contrapeso­s del sistema electoral. Es el precio básico porque forman parte de las reglas no escritas. Esta si es una perversión política: los consejeros electorale­s de consigna, disque ciudadanos, que responden a los intereses de un partido que ahí los colocó y al que deben lealtad absoluta.

Por tanto, el forcejeo por la reforma apenas inicia. Las posturas son maximalist­as y las negociacio­nes se disfrazará­n de concesos. Las posiciones se han polarizado. Un sector de Morena anuncia la desaparici­ón de todo el aparato electoral para organizar una estructura provisiona­l, tipo IEEM, cada tres años. Los consejeros Murayama y Córdova advierten que tocar al INE es dañar la democracia mexicana. La supuesta deconstruc­ción del viejo andamiaje no es necesariam­ente la decontrucc­ión de la democracia mexicana. Es una posición muy reductivis­ta, la democracia va mucho más allá de lo electoral. José Woldenberg llama la intentona morenista como: “involución con tintes autoritari­os”. Es el regreso de un PRI guinda. Hay soberbia, como si el INE fuera una maquinaria de virtudes inmaculada­s, los consejeros defienden el andamiaje electoral como a una estructura perfecta. Los Oples son el patito feo del debate, éstos debieron desaparece­r en el 2014. Hay dudas pero: ¿Quién los defiende? Probableme­nte sean la moneda de cambio. Todos sabemos que reforzando las juntas locales del INE, se pueden organizar las elecciones estatales.

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