“La deconstrucción del sistema electoral”
Elresultado electoral de 2018 trastocó todo. No solo Morena tiene una aplastante mayoría parlamentaria sino que los partidos políticos quedaron muy disminuidos. Morena emerge perturbando todo el tablero político. La oposición debilitada, electoral e ideológicamente, tiene poco margen de maniobra. La reforma electoral que viene tiene una lógica de disputa distinta. Lucha ideoló
gica se dirime, por ahora, en medios y la principal fuerza de resistencia se anida al interior del propio INE y de algunos Oples. Son los consejeros, especialmente del INE quienes alimentan y nutren a la disminuida oposición y a la opinión pública de supuestos riesgos de exterminio. Como en la Guerra de los Clones, los consejeros advierten una regresión, una contrareforma electoral fruto de perversiones y operadores improvisados.
Hay una realidad contundente emanada del 18. Morena no cuenta con posiciones políticas en los consejos de los Oples, tampoco en los consejos distritales del INE ni mucho menos en el Consejo General. Es el piso mínimo de la futura reforma, por tanto una recomposición política en favor de Morena en esa perversa fórmula de pesos y contrapesos del sistema electoral. Es el precio básico porque forman parte de las reglas no escritas. Esta si es una perversión política: los consejeros electorales de consigna, disque ciudadanos, que responden a los intereses de un partido que ahí los colocó y al que deben lealtad absoluta.
Por tanto, el forcejeo por la reforma apenas inicia. Las posturas son maximalistas y las negociaciones se disfrazarán de concesos. Las posiciones se han polarizado. Un sector de Morena anuncia la desaparición de todo el aparato electoral para organizar una estructura provisional, tipo IEEM, cada tres años. Los consejeros Murayama y Córdova advierten que tocar al INE es dañar la democracia mexicana. La supuesta deconstrucción del viejo andamiaje no es necesariamente la decontrucción de la democracia mexicana. Es una posición muy reductivista, la democracia va mucho más allá de lo electoral. José Woldenberg llama la intentona morenista como: “involución con tintes autoritarios”. Es el regreso de un PRI guinda. Hay soberbia, como si el INE fuera una maquinaria de virtudes inmaculadas, los consejeros defienden el andamiaje electoral como a una estructura perfecta. Los Oples son el patito feo del debate, éstos debieron desaparecer en el 2014. Hay dudas pero: ¿Quién los defiende? Probablemente sean la moneda de cambio. Todos sabemos que reforzando las juntas locales del INE, se pueden organizar las elecciones estatales.