Nada regresa
Eraotro mundo y nosotros guardábamos la esperanza entre las páginas de algunos libros. Marta Harnecker, diosa chilena del dogmatismo marxista-leninista ha muerto. Inicié una búsqueda frenética. Buscaba mi libro de iniciación: Los conceptos elemental es del materialismo histórico. Un volumen de Siglo XXI Editores subrayado con la intensidad de un poseído.
Solo conservé dos libros de ese tiempo: Losconceptos y las ObrasEscogidas de Kim Il-sung. El resto, libros de pasta dura de las Ediciones Progreso: Marx, Lenin, Stalin, Lunacharski y qué sé yo cuántos más los metí a varias cajas y las tiré al mar. Es un decir, no seamos literales.
Un milagro: lo encontré. La edición que tengo frente a mí habla de mi edad: 1975. El tercer capítulo era una llamarada: “Relaciones de producción”. Yo me ponía loco: “A medida que se desarrolla y expande el capitalismo, la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción se agudizan”. Madre de Dios, se agudizaban. Ah, y qué me dicen del inciso “c” de ese mismo capítulo: “contradicción entre el proletariado y la burguesía”. Todavía tiemblo al recordar la emoción de estas fórmulas falsas que un día pensamos que encerraban la pureza de la verdad.
En el año de 1969 los activistas de izquierda se incendiaron por una movilización de estudiantes y obreros reprimida en Rosario, Argentina, y los enfrentamientos de obreros y policía en Córdoba en el cual hubo 16 muertos. Nixon le abría la puerta de la Presidencia a Lyndon Johnson.
No lo olvido porque en casa fue un escándalo de periódicos en la mesa del desayuno, cinco bombas estallaron en oficinas de gobierno de Ciudad de México y Guerrero. Esto es el acabose, decía mi padre. Mientras, en Cuba, empezaba la zafra de los 10 millones. Y yo subrayaba mi libro de Harnecker.
Mientras leía de las contradicciones del capitalismo, Barry Ryan me ponía mal cuando cantaba “Eloise”. Escuché mil veces las “Preguntas 67 y 68” de Chicago. En la casa un disco sonaba una y otra vez: Cantares, Machado y Serrat. Y yo de necio me aprendía fórmulas inútiles del libro de Harnecker.
Y con todo, les digo: la vida era más sencilla. Por cierto, ni lo intenten, no vendo mi libro de Los conceptos elemental es del materialismo histórico.
En casa un disco sonaba una y otra vez: Cantares, Machado y Serrat