Dinastías Mexicanas, retrato de una sociedad contrastante
La can tan teRi han na declaró que es su programa de televisión favorito. Se trata de Dinastía s Mexicanas, un nuevo reality producido por Bravo y TLC, que se estrenó hace un mes en Estados Unidos, Australia, Reino Unido y Canadá, y este martes llegó a las pantallas de México provocando opiniones encontradas.
En éste tres familias abren las puertas de su intimidad para mostrar al mundo cómo viven en México los ricos y famosos: la socialité Raquel Bessudo, el empresario Óscar Madrazo y el actor Fernando Allende dejan al descubierto sus excentricidades, relaciones laborales, conflictos familiares y, sobre todo, su afición por la buena vida en este programa que pareciera una interminable fiesta donde todos son felices.
Eso ha despertado críticas. Algunos consideran que el estilo de vida que llevan está alejado de la realidad y es totalmente opuesto a lo que vive la gran mayoría en México, pero es televisión para entretener y consiguen su cometido.
Las ocurrencias de Madrazo, Allende y Bessudo, junto a sus respectivas familias, logran que el espectador se olvide por un momento de otros temas que quizá son más importantes, pero menos divertidos y que, dicho sea de paso, tienen espacios más adecuados para ser tratados.
Dinastías Mexicanas es divertimento puro, frívolo, y podría definirse como una emisión aspiracional, donde el lujo, las alfombras rojas y las celebraciones en familia, con bohemia incluida, parecen ser el remedio ante cualquier mal.
También muestra aspectos poco conocidos de estos personajes, como la dinámica de familia de Raquel y si hija Doris, tras la muerte de quien fuera su esposo por 55 años, el empresario León Bessudo; o los celos fraternos que existen entre Elán y Adán, los dos hijos de Fernando Allende, que parecen competir permanentemente por la atención de sus padres.
Lo único reprochable quizá sería que la serie fue grabada en inglés cuando, según dijeron sus productores, se trata de enaltecer la cultura mexicana. Aun así, es mejor ver la versión original, pues el doblaje quitó el encanto de estos aristocráticos que, durante 10 capítulos, seguro cautivarán a más de uno con su único estilo de vivir.