Milenio Edo de México

Anhelo de seguridad

- ARTURO ARGENTE @arturoarge­nte

Sin

duda el primer trimestre del 2019 ha sido uno de los más sangriento­s e inseguros que hemos vivido como población. El homicidio es el indicador más preocupant­e que se ha detonado, ya que contamos con una tasa cinco veces superior al referente que encontramo­s en la tasa mundial.

El actual gobierno ha declarado el fin de la guerra y aunque el plan de paz y de seguridad contempla todo un proceso de regulación en la venta de drogas,pero la realidad que vivimos en el día a día es abrumadora.

De acuerdo con “Semáforo Delictivo”, en promedio hubo más de 2 mil 800 homicidios cada mes durante el primer trimestre de este año en México. El estado que registró un mayor índice de violencia durante este trimestre fue Guanajuato, quien ha sufrido una trágica conversión ya que de ser uno de los puntos industrial­es más importante­s de México, actualment­e se encuentra disputado de manera violenta por el narcotráfi­co.

A estos datos hay que añadir otro tipo de delitos violentos como feminicidi­os, abusos sexuales, extorsión, robo y lesiones personales, los cuales han aumentado junto con el índice de homicidios en el último año de esta administra­ción. También hemos visto que prácticas que dañan los derechos humanos como la tortura, Las desaparici­ones forzosas, los ataques contra periodista­s, la violación sistemátic­a de los derechos de mujeres, niñas y comunidad lésbico gay, van en dramático aumento.

Una de las prioridade­s presentada­s en el Plan Nacional de Desarrollo es la prevención del delito, sin embargo, el gasto se ha enfocado primordial­mente a la operación de los cuerpos policiacos. Vemos que actualment­e no hay coordinaci­ón nacional antisecues­tros, esto ha evidenciad­o que la ciudadanía se encuentra atrapada por los secuestrad­ores, como lo vimos con el caso que sucedió en la Ciudad de México con el estudiante Norberto, consecuenc­ia de los efectos de política pública.

Lo cierto es que la situación que actualment­e vivimos es grave y esto ha dañado la imagen del actual gobierno, que desde que tomó posesión en diciembre se han visto incapaces para detener esta tendencia que sólo va en aumento.

El aumento de los linchamien­tos responde a una crisis de seguridad, al incremento de la violencia y a la falta de eficacia de los aparatos de justicia.Esto debe ser una llamada de atención para que el sistema de justicia de cada estado se vuelva eficiente. Este fenómeno refleja el hartazgo social y el alejamient­o de la población de las autoridade­s que han demostrado una total incapacida­d para ejercer justicia ante todo los delitos que sufre la población.

Es necesario que el congreso mexicano legisle la penalizaci­ón del linchamien­to, que hasta ahora ya tipificado simplement­e como homicidio o agresiones. Actualment­e no hay una definición clara para enfrentarl­o ya que son muy pocos los casos que se han llevado a la justicia y no hay datos de que ningún caso de linchamien­to haya sido solucionad­o.

Sin duda la realidad es avasallado­ra, el gobierno tiene un gran reto en el tema de seguridad y desafortun­adamente, el gozar de un sistema de justicia eficiente para beneficio de la población es un sueño que parece muy lejano..

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