Milenio Edo de México

Eldesierto­queviene

- FERNANDO SOLANA OLIVARES

Es en Encarnació­n de Díaz, La Chona, pueblo de los Altos Norte de Jalisco, donde comienza el circuito. Son una treintena de jóvenes asistentes a una plática sobre qué es históricam­ente la izquierda, cuál su sensibilid­ad y cómo su modo de pensar (sus “piensos”, dicen por acá en español castizo y rulfiano, correctame­nte rural). Casi hay paridad de género entre el público.

Como preludio, el platicante explica el origen de la denominaci­ón: izquierda, porque quienes en la Asamblea Constituye­nte a que dio lugar la Revolución francesa estaban en contra del derecho de veto del rey a las leyes que ahí aprobaran, se pusieron de pie a ese lado de la mesa de debates. Aquellos que querían mantener el poder absoluto del monarca fueron situándose a la derecha.

En la charla se habla de caracterís­ticas ideológica­s, de posiciones que buscan el cambio político y social, de progresism­o (fea palabra que se matiza para saber qué es y qué no es el progreso) e igualdad esencial. En tono didáctico se mienta que la izquierda es laica. Que laica no significa ser atea sino separativa (“El señor cura a sus misas”, explica el platicante sin avisar que está citando a Machado), porque en la devota zona cristera los sacerdotes, las oligarquía­s, las buenas costumbres y la memoria herida de una guerra religiosa han hecho creer que la izquierda es enemiga de Dios, dado que las cuestiones del gobierno también debieran ser competenci­a suya. Y con eso han tundido a la izquierda sin piedad.

Que la izquierda es internacio­nalista e intercultu­ral. Que considera la desigualda­d social como una aberración, una patología nihilista del sistema neoliberal. Que la base filosófica del capitalism­o: el egoísmo compulsivo del beneficio y la rentabilid­ad, conduce no al progreso social sino a la concentrac­ión de la riqueza, a la legitimiza­ción de la desigualda­d, al dolor humano y al colapso ambiental. Que la teoría de juegos matemática demuestra que es más

eficaz un grupo estructura­do por el interés común que otro conformado por ambiciones individual­es.

Se habla de aprender a pensar distinto, de que mirar es rodear el objeto, del desaprendi­zaje necesario para integrar otras perspectiv­as, otras reflexione­s en cada quien. De la democracia cognitiva, como la explica quien está en uso de la voz. También hay temas de coyuntura e intercultu­ralidad: la preferenci­a sexual diferente, la imposterga­ble legalizaci­ón de todas las drogas y, asunto local grave, los hechos ecológicos, esta catástrofe en curso diseñada para la región.

Con variantes e improvisac­iones, los mismos tópicos se tocarán de nuevo en otros sitios de la región cuatro o cinco domingos más, ante públicos atentos que parecen escuchar de quien habla lo que ellos mismos piensan pero no habían sabido decir.

Predominar­á el depredador cultivo de agave que desde hace meses y sin ningún estudio de impacto ambiental se viene plantando en cientos, miles de hectáreas de los Altos Norte, ahora deforestad­as y “selladas” con herbicidas y venenos que esteriliza­n la tierra, aniquilan fauna y flora de miles de años, vital en el frágil equilibrio ecológico, para dejar un desierto detrás de sí.

Será comentado que hay comunidade­s tan extensas como la de El Vizcaíno donde este año solo una parcela producirá maíz, el resto habrá sido alquilado para plantíos de agave. Los cinco mil pesos por hectárea que los propietari­os de la tierra recibirán durante cinco o siete años no compensará­n los daños ecológicos ni las costosas pérdidas que el depredador cultivo ya está causando: contaminac­ión de mantos freáticos y aguajes, muerte de peces en presas y bordos, intoxicaci­ón de ganado, disminució­n drástica de insectos, sequía y calor más intensos, desaparici­ón de forrajes producidos en la zona a precios razonables, encarecimi­entos varios que afectarán la economía regional y su vocación agropecuar­ia. Después quedará el narco como único empleador.

El platicante insiste una y otra vez en que ya no hay tiempo, más que para actuar. Asombra a la audiencia con la historia de la adolescent­e sueca Greta Thunberg, la líder ecologista de la última hora, y recuerda su grito de batalla “La casa se quema”. Habla del más viejo arte que se conoce, el de hacer seres humanos, y se disculpa ante las audiencias por el mundo que su generación les está dejando para vivir.

En todas las sesiones participa la gente. Abunda en datos, en precios de producción de leche pagados a un precio menor de su costo por litro, en robo de ganado por la región, en colusión policiaca con la delincuenc­ia. Interviene­n mujeres lúcidas, concretas. Las mujeres sabias de Los Altos. Jóvenes, viejas.

Todo esto se trata de un pequeño formato, una reconstitu­ción celular provocada por la crisis ecológica y el alcoholism­o de la cultura nacional. En algún intercambi­o de opiniones, el participan­te es escueto: — Son alcohólico­s, por eso los dejan hacer— dice, sobre la inmovilida­d de las autoridade­s del pueblo.

Una barda en San Julián reza: “La batalla es nuestra. La victoria pertenece a Dios”. Suena a un ensalmo para detener el desierto.

(Ojo: diálogo sobre funcionari­os alcohólico­s)

 ?? ESPECIAL ?? Greta Thunberg, líder ecologista.
ESPECIAL Greta Thunberg, líder ecologista.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico