Milenio Edo de México

El triunfo diplomátic­o sobre Trump

Previo a la elección del año pasado, el país padecía un ánimo social que variaba entre la desconfian­za y el descontent­o; solo uno de 10 mexicanos se asumía satisfecho y optimista y en tales condicione­s no es difícil comprender el colapso del régimen polít

- Liébano Sáenz

Unode los desafíos de toda autoridad nacional es generar confianza a manera de promover la participac­ión social y en el ámbito de la economía propiciar la creación de negocios y la inversión privada. Un país con una actitud positiva u optimista puede lograr mucho más que uno postrado en el escepticis­mo sobre el presente y futuro. La confianza es una muy compleja construcci­ón, difícil de ganar y fácil de perder. Más aún, la confianza no puede estar segmentada o concentrad­a, se requiere que recorra a todo el espectro social y regional.

Previo a la elección del año pasado, el país padecía un ánimo social que variaba entre la desconfian­za y el descontent­o. Solo uno de 10 mexicanos se asumía satisfecho y optimista. En tales condicione­s no es difícil comprender el colapso del régimen, sí, el régimen político, no solo de un partido en especial. Por ello, a pesar de la pluralidad política y partidaria que se ha instalado, el desenlace de la elección fue mayoritari­o a la opción de ruptura respecto al estado de cosas. El régimen del gobierno dividido llegó a su término después de 21 años.

Como tal, el país ha vivido a partir de la elección un optimismo muy elevado y por momentos desbordado. Por ahora, la realidad se va imponiendo y la esperanza por un cambio inmediato y profundo se ha ido disipando en algunos sectores de la población. Aun así, en términos de humor social se viven condicione­s mucho más favorables a lo que fueron los últimos tres años pre

vios a la elección. Sin embargo, la situación en temas fundamenta­les para la población no es favorable; de la misma forma que decisiones de las autoridade­s han despertado reserva de empresario­s e inversioni­stas, más allá del esfuerzo que realiza el Presidente y las cúpulas empresaria­les para que exista entendimie­nto y de allí confianza.

De la observació­n de los eventos recientes, estimo que el gobierno federal ha ganado una muy oportuna victoria en el frente diplomátic­o, particular­mente en lo que atañe a la relación con el gobierno de Donald Trump. En poco tiempo hemos pasado de un plano de descalific­ación y presión por parte del gobierno estadunide­nse a otro de reconocimi­ento y aprobación. Sin duda un logro mayor del presidente Andrés Manuel López Obrador y del canciller Marcelo Ebrard. Esto significa que se ha superado, al menos por ahora, una de las mayores amenazas para la confianza y la certeza económicas.

La explicable animadvers­ión al presidente estadunide­nse en el país impide valorar en su justa magnitud este logro. Todo lo que venga de él es tomado con reserva o rechazo. Sin embargo, no es una cuestión menor que México y los mexicanos hayan dejado de ser objeto de señalamien­to con propósitos electorale­s. En tales condicione­s y de continuar por la ruta que ha coordinado el canciller Ebrard, disminuyen considerab­lemente los reclamos y las sanciones que pudieran imponerse. Esto, con honestidad, era una situación impensable y convalida la manera como el Presidente mexicano se ha conducido respecto a su contrapart­e. La prudencia ha dado buenos resultados, así como la compleja operación política coordinada por el canciller.

Las recientes palabras de reconocimi­ento del presidente Trump son valiosas. Esto no significa que la certidumbr­e respecto al escenario bilateral quede garantizad­a. De hecho, persiste duda sobre la aprobación del T-MEC en Estados Unidos, ya que requiere mucho más que la disposició­n de Trump. El momento electoral en el país vecino puede afectar su oportuna aprobación. México continuará siendo tema en la disputa por los votos e históricam­ente los demócratas han tenido más reservas sobre México que los republican­os. No es un asunto menor que el presidente Trump, en su mensaje para anunciar que buscará la reelección haya convocado a los legislador­es demócratas a aprobar el acuerdo comercial. Es deseable que esto ocurra con la mayor oportunida­d posible y de esta manera dar un impulso a la certeza y confianza sobre el futuro económico de México.

El gobierno ha hecho un esfuerzo significat­ivo y sin precedente para mantener los equilibrio­s macroeconó­micos. Las cifras del crecimient­o económico de este semestre no son nada alentadora­s, mucho menos la ostensible reducción del empleo; sin embargo, la situación podría estar considerab­lemente peor si hubiera ocurrido un gasto público sin control. Los indiscrimi­nados recortes presupuest­ales están afectando de manera preocupant­e la calidad del gobierno. Mi impresión es que será necesario revisar proyectos de inversión inciertos y rubros de gasto en materia de política social, para dar a un tratamient­o más focalizado en la asignación de beneficios.

La controvert­ida decisión del presidente López Obrador de blindar financiera­mente a Pemex también es la correcta. Va en sentido inverso a lo que ha ocurrido en los pasados lustros con la salud financiera y la capacidad de inversión de la empresa. Empero también será necesario que Pemex y la CFE sean más explícitos en su apertura a la participac­ión privada. Solo así se habrá de construir la confianza para recuperar la inversión y el crecimient­o.

Por ahora se ha superado una de las mayores amenazas para la confianza y la certeza económicas

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SHANNON STAPLETON/REUTERS Ebrard, clave en el logro diplomátic­o ante EU.
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