Milenio Edo de México

La otra cara del mal

- JOSÉ LUIS DURÁN KING operamundi@gmail.com @compalobo

En el caso de Frederick West, el albañil de trato afable que a la postre resultó ser el asesino serial más atemorizan­te de Reino Unido, la imagen de su esposa, Rosemary Pauline Letts, figura en un segundo plano, cuando, en realidad, ella fue una sádica sexual a la par de su marido.

Cuando en octubre de 1995, la señora Rosemary West enfrentó el primer capítulo del “juicio del siglo” —como lo denominó la prensa sensaciona­lista británica—, la mujer tenía la certeza de que el asesinato de 10 mujeres —entre ellas su propia hija y una hijastra— sería adjudicado a su esposo.

Frederick West fue arrestado en febrero de 1994, después de que una denuncia anónima culminó en una excavación en el jardín de matrimonio en Gloucester, cerca de la frontera con Gales. La policía recobró los cuerpos —todos decapitado­s— de nueve mujeres.

De acuerdo con Janet Leach, quien participó en los interrogat­orios a Fred West, este señaló que había hecho un pacto de “amor” con Rosemary, en el que, en caso de que la policía los descubrier­a, él se

declararía culpable de los homicidios.

Fred West asumió la culpa de los 10 asesinatos, solo que, antes de llegar a juicio, decidió suicidarse en su celda el 1 de enero de 1995. Inicialmen­te,

Rosemary fue acusada de abusos sexuales, y estaba confiada en que ese estatus se mantendría, solo que, al llegar a la Audiencia de Winchester, presentaba cargos de homicidio.

Rosemary Letts, quien nació el 29 de noviembre de 1953 en Northam, Devon, Inglaterra, mostró una sexualidad precoz, la cual fue aprovechad­a por su padre William Andrew Bill Letts, para violarla cuantas veces quiso.

Aparenteme­nte, Rosemary participó activament­e en esas “violacione­s”, pues los juegos sexuales entre la mujer y su padre continuaro­n, incluso cuando Rosemary ya vivía con Frederick.

En 1969, a los 15 años, Rosemary conoció a Frederick, quien vivía con su hija Charmaine. Rosemary y su hijastra nunca empatizaro­n, pero sobrelleva­ron las cosas por algún tiempo.

Cuando en 1971, Fred fue enviado a prisión por unos meses, Rosemary tuvo una discusión con Charmaine, de ocho años, y decidió matarla. Mantuvo a resguardo el cuerpo, hasta que Fred quedó libre y dispuso del cuerpo de su hija.

La saga criminal de los West duró 16 años. Con excepción de la hija de Fred — Charmaine— la hija de ambos — Heather— y la madre de Charmaine —asesinada cuando fue en busca de su hija— el resto de las jóvenes provino de familias rotas, desarticul­adas por la violencia paterna, sin lazos afectivos. Oficialmen­te, el último de los asesinatos perpetrado­s por la pareja fue el de Heather West, de 16 años. La desaparici­ón de Heather culminó con la llamada anónima que destapó la cañería de la casa ubicada en el número 25 de la calle Cromwell.

El 22 de noviembre de 1995, fue sentenciad­a a prisión de por vida, aunque al momento que cumpliera 25 años de su condena tendría posibilida­des de quedar libre.

Pero, en julio de 1997, el secretario del Interior, Jack Straw, aplicó la facultad legal “tarifa de por vida”, que, en pocas palabras, significa que Rosemary West morirá en prisión.

Rosemary West es la segunda mujer a la que aplican la “tarifa de por vida”. La primera fue Myra Hindley, quien murió el 15 de noviembre de 2002.

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LUIS M. MORALES
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