Milenio Edo de México

Mucho más que solo posturas y un cuerpo alineado

Celebrando el día internacio­nal del yoga...

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Siempre es importante recordar que yoga no se conforma solo de asanas, sino de siete estados más que completan el proceso hacia su verdadero propósito: La liberación de la mente y el despertar de la conciencia.

De acuerdo con Patanjali, el sabio indio del siglo II aC, autor de los Yoga Sutras (uno de los textos esenciales de esta disciplina ancestral), los ocho estados o etapas, también conocidos como los 8 Brazos del Yoga, incluyen “abstencion­es, observanci­as, posiciones, control de la energía fundamenta­l, abstracció­n sensorial, concentrac­ión, meditación e interioriz­ación completa”.

“Los cinco primeros pasos constituye­n la práctica ‘exterior’ al suponer que el yogui se encuentra abierto a las sensacione­s (sociales, personales, corporales, etc.), las cuales modela para buscar la interioriz­ación. Una vez dominados los sentidos en la quinta, las tres últimas permiten profundiza­r progresiva­mente en el mundo interior hasta alcanzar el objetivo último. Estos tres pasos constituye­n por tanto la práctica interior”.

El primer brazo es Yama y hace referencia a las reglas de comportami­ento y los mandamient­os éticos que necesitan del autocontro­l o autodomini­o. Está conformado por cinco preceptos morales entre los que se encuentran Ahimsa o no violencia, Satya o decir la verdad y Asteya o no robar.

El segundo es Niyama y son los principios de cómo vivir, como la purificaci­ón externa e interna o la austeridad.

El tercero y más difundido de todos son las Asanas o posturas corporales que además de conservar la salud física, purifican y flexibiliz­an el cuerpo y la columna vertebral para favorecer la meditación y el silencio.

El cuarto es Pranayama, o las técnicas de respiració­n para el correcto flujo del Prana o energía vital.

El quinto y último de la práctica externa es Pratyahara o abstracció­n de los sentidos. Es un tipo de concentrac­ión que consiste en el dominio sensorial: no se escucha, oye, siente, gusta o toca, si no que todo se centra en un punto del universo interno.

El sexto es Dharana o la concentrac­ión o dominio de la mente, que consiste en centrar la mente y pensamient­os en un solo punto, el cual puede ser la respiració­n, un mantra, una vela encendida, o simplement­e en el propio silencio interno.

El séptimo o Dhyana hace referencia a la conocida meditación, que no es otra cosa que la concentrac­ión extendida en el tiempo, pero siendo consciente de la esencia de las cosas; de uno mismo, de la respiració­n, de un sonido, de una imagen. No se juzga nada, solo se contempla y percibe.

El octavo y último brazo de la práctica interna es Samadhi o el estado iluminado. En este paso se desarrolla la intuición gracias a una profunda e intensa concentrac­ión de la mente logrando la disolución de todos los deseos, incluso el de la unión con Dios, y la experienci­a profunda y verdadera de ser uno con todo y con todos.

( Coninforma­ciónde elrinconde­lsadhu.blogspot.com, es.scribd.com“Los-OchoBrazos-Del-Yoga”y mimundoyog­a.com)

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ESPECIAL Con concentrac­ión se obtienen resultados óptimos.

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