Ilegal, inmoral y de carcajada
Nada ni nadie por encima de la ley” (SALVO ÉL); “todo por la razón y el derecho” (SALVO SU AMBICIÓN y CAPRICHO).
Mire usted, es bien sabido que los anteriores Presidentes de la República interfirieron, en mayor o menor grado, en los procesos electorales, violando la Constitución en sus artículos 41 y 134. Basta recordar lo que hizo Peña Nieto en la entonces PGR para detener el evidente ascenso de Ricardo Anaya, candidato del PAN y otras fuerzas políticas para la presidencia de la República. Ese ilícito (suicida) acreditado por las propias autoridades, dio paso libre a López Obrador, pues el del PRI nunca tuvo posibilidades de ganar.
Ese atraco —que denuncié en su momento— llevó al beneficiado y “triunfador” a declararse agradecido con quien era Presidente, por “no haber intervenido en el proceso”. En Peña Nieto está claro el delito: ante la inminente derrota buscó así la impunidad; la gratitud de López Obrador prueba el pragmatismo sin ética que lo llevó a la presidencia.
Algunos dicen que con ese trueque inmoral se gestó el “pacto de impunidad”, lo ignoro; pero sí sé que las traiciones contra los que lo inventaron y patrocinaron (empezando por quienes lo hicieron dirigente del PRD y jefe de Gobierno de DF, sin ser elegible para este cargo) marcan el derrotero político de López Obrador y permiten inferir que, cuando lo hunda más su incompetencia, incumplirá cualquier compromiso. La mentira, el insulto y la traición son sus divisas.
Están bien marcadas, en copiosa lista, sus presas favoritas por cazar, empezando con Salinas de Gortari. Las catástrofes —económica, de inseguridad y otras más— a las que nos llevan sus carencias y obsesiones, le exigirán procesos judiciales escandalosos (con o sin pruebas) para que a millones de ilusos, agraviados y resentidos les regrese la esperanza en eso que definiéndolo bien es La Transformación de Cuarta.
¿Que no son lo mismo?, son peores, porque la ineptitud también es corrupción, y en bandidaje no cantan mal las rancheras… y van comenzando.
Ahora nos enteramos de otra trapacería que provoca carcajadas a mandíbula batiente: ¿ sabe usted quién dice que será el “GUARDIÁN de la legalidad en las elecciones”? Sí, ¡el Presidente!; ese que fue jefe de Gobierno de DF sin ser legalmente elegible; ese que jamás ha reconocido una derrota electoral; ese que alegó, sin pruebas, tener más de 5 millones de votos frente a Calderón; ese que, al perder, cerró por meses Paseo de la Reforma; ese que, a despecho de la ley, cruzó su sagrado pecho con la Bandera Nacional autoproclamándose “Presidente Legítimo de México”; ese que acosa y destruye a nuestras instituciones.
¡Ese que no es “GARANTE” sino enemigo de la democracia! Los ciudadanos no somos sus “mascotas”, ni debemos permitir que nos lleve a todos a su innombrable rancho.