El virus y el verano
Arizona, Texas y Florida encabezan la lista de focos rojos en el país
Escada vez más claro que estamos en el inicio de un largo camino y que, aunque todos estamos cansados del virus, el virus no se ha cansado de nosotros. Ayer, Estados Unidos alcanzó la cifra de 52 mil contagios reportados en un solo día. Así comienza el que promete ser un mes de pesadilla para este país. Ante la falta de capacidad y de voluntad política, las infecciones se han disparado, extendiendo también la emergencia sanitaria y sus repercusiones económicas. El desempleo sigue en aumento y cada vez más negocios se ven obligados a cerrar. El único indicador que parece inmune al virus son las remesas de los mexicanos que alcanzaron niveles récord en mayo, venciendo todos los pronósticos.
Tan solo durante el mes de junio, Estados Unidos registró 800 mil nuevos casos de covid-19. Los estados de Arizona, Texas y Florida, en donde los gobiernos republicanos apresuraron la reactivación de la economía para complacer o imitar al presidente Trump, encabezan la lista de focos rojos a nivel nacional. De hecho, los tres estados suman más casos que el total de nuevas infecciones en Europa.
De poco sirve decir que los expertos advirtieron que esto podría suceder si no se tomaban en serio las medidas de prevención y mitigación. Epidemiólogos, profesionales de la salud pública y autoridades llevan meses tratando de evitar justamente lo que está sucediendo. El virus es el mismo, la diferencia en estos casos está en la falta de liderazgo, la confusión y el desorden que esto ha generado.
Mientras en Nueva York, que hace poco era el epicentro de la pandemia, la tasa de positividad se ubica por debajo del 1 por ciento de las pruebas realizadas, en Miami-Dade el porcentaje se ha ido acercando a 20 por ciento de todos los exámenes administrados. Apenas hace algunas semanas era relativamente fácil obtener una prueba en el sur de Florida, hoy el acceso es mucho más complicado y el tiempo de espera para obtener resultados puede alargarse semanas. Todo esto debería servir de lección a México, en donde las autoridades apresuran la reactivación de la economía. Todos entendemos la urgencia, pero una decisión así podría terminar siendo mucho más costosa. El país no se puede dar el lujo de reabrir solo para verse obligado a regresar al aislamiento en unas semanas.