Milenio Edo de México

La omisión del ex secretario del GIEI

- CARLOS MARÍN cmarin@ milenio. com

Si la FGR logra que sentencien a El Mochomo, no será por el asesinato de los normalista­s.

Pornarco sí, por Los43 no, titulé este martes el desenlace judicial de José Ángel Casarrubia­s Salgado, presunto cabecilla de la banda criminal GuerrerosU­nidos, quien pese a ser exculpado del delito delincuenc­ia organizada fue recapturad­o por la Fiscalía General de la República en cuanto había salido de prisión, acusándolo de lo mismo pero en relación con algo diferente (se ignora qué) al caso Iguala, lo que pulveriza las expectativ­as de quienes imaginaban que podía correspons­abilizárse­le del atroz asesinato múltiple.

ElMochomo, como le apodan, quizá termine siendo sentenciad­o, pero solo si el MP federal consigue hacer sólida la nueva imputación, lo que no será fácil (tuvo que decretarle arraigo de 40 días) para lograr una condena inapelable.

La sospecha de corrupción (la corrobora un audio) y los señalamien­tos contra la orden del Segundo Juzgado de Distrito de Procesos Penales Federales en el Edomex a cargo de María del Socorro Castillo Sánchez, no alcanzan para implicarlo en la matanza por una sencilla razón: no hay una sola prueba de su involucram­iento en la desaparici­ón de los normalista­s. Lo cierto es que en septiembre de 2014 obedecía órdenes de o manejaba con sus hermanos Adán Zenén y Sidronio el narcogrupo­GuerrerosU­nidos.

Ayer, luego de que el presidente López Obrador dijera que hubo corrupción detrás de la liberación, el Consejo de la Judicatura Federal inició una investigac­ión porque, afirmó, cuenta con informació­n que amerita una revisión exhaustiva. El ministro Arturo Zaldívar, titular de ese órgano y de la Suprema Corte de Justicia, admitió que “hubo dinero de por medio” y que “se tienen las pruebas”, lo que anticipa que una acusación penal (además de administra­tiva) caerá sobre los implicados.

Lo evidente por lo pronto es que nadie asume la responsabi­lidad del descuido ministeria­l que hubo con ElMochomo al no haberse reforzado el proceso de éste y otros probables delincuent­es, como lo advirtió la Comisión Nacional de los Derechos Humanos desde hace cinco años. La recomendac­ión (23 de julio de 2015) obliga a su cumplimien­to al actual gobierno por haber sido institucio­nalmente aceptada, tanto por la administra­ción peñanietis­ta como por la desapareci­da PGR.

Y es que la FGR, en particular la oficina del fiscal del caso, Omar Gómez Trejo, debió identifica­r con nombres y apellidos a los interlocut­ores de los chats de Chicago (que proporcion­ó la agencia antidrogra­s estadunide­nse más de tres años después), en los que, al parecer, Soldadodel­Amor es precisamen­te Ángel Casarrubia­s, quien en el diálogo se muestra metido hasta el cuello en el crimen de los normalista­s.

¿Por qué no lo hizo Gómez Trejo? Quizá porque en el sexenio pasado fue personero de los padres de Los43 y sus representa­ntes, así como secretario técnico del insidioso Grupo Interdisci­plinario de Expertos Independie­ntes de la Comisión Interameri­cana de los Derechos Humanos, todos quienes, desde hace casi seis años, vienen saboteando la efectiva procuració­n de justicia.

Lo evidente por lo pronto es que nadie asume la responsabi­lidad del descuido ministeria­l

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