Historia
José Alfredo Cardozo tiene 39 años y desde hace 10 forma parte de los casi 170 mil padres solteros en el Estado de México, tras el abandono de su esposa, sus bebés de uno, tres y cuatro años, respectivamente, se convirtieron en su “motor” para salir adelante.
Sus amistades lo conocen como el papá más responsable y trabajador de Nezahualcóyotl, ya que labora los 365 días del año y duerme poco, pues diario prepara las carnitas que venden dos de sus hermanos, mientras él se va a su empleo en el sistema DIF del Ayuntamiento.
“Todos los padres le debemos de echar ganas porque desafortunadamente cuando pierden a sus esposas algunos se tiran al alcohol o las drogas, pero eso es lo que no debemos de hacer, mejor hay que sacar a nuestra familia adelante”, dijo.
A las 3:30 de la mañana comienza su día, acude al rastro de San Juan, ubicado en los límites de Nezahualcóyotl y la alcaldía Iztacalco, en Ciudad de México, para comprar la carne.
La preparación le lleva un par unas horas y deja todo listo para que sus dos hermanos y una empleada se encarguen solo de colocar el puesto, verificar la cocción de las carnitas y atender a los clientes.
Antes de la pandemia, José Alfredo suspendía sus actividades
10 minutos antes de las 8:00 horas de la mañana para llevar a sus hijos a la escuela, regresaba a su casa se alistaba y salía para llegar a las 9:00 horas a las instalaciones del Centro de Desarrollo Comunitario, donde se desempeña como coordinador.
“Siempre corriendo, pero lo hago por mis hijos para que no les falte nada y estén orgullosos de mí, eso también les ha ayudado a ser independientes y responsables a valorar lo que hago por ellos, lo que tienen y a ser buenas personas”.
Durante la suspensión de clases presenciales por la pandemia de covid-19, se quitó la presión de acudir a diario a dejar a los niños a la escuela; sin embargo, su resrestaurante,
“Siempre corriendo, pero es para que no les falte nada y estén orgullosos de mí”
ponsabilidad se acrecentó, pues debe explicarles el doble que antes y despejar las dudas que dejan las clases virtuales.
“Trabajo mucho, pero también estoy muy al pendiente de ellos, nos hablamos a cada momento, en mi casa viven también mis hermanos y no me preocupa porque aunque cada quien tiene su espacio sé que están seguros ahí, cuando regreso prácticamente mi tarde es de ellos, reviso tareas, les explico, vemos televisión, jugamos o lo que ellos quieran hacer para convivir”.
Festejará trabajando
A diferencia de miles de padres que disfrutarán su día en algún