Te lo explico de nuevo, payaso
La comedia, en efecto, puede ser un maravilloso elemento de crítica, de terapia y, por supuesto, de entretenimiento; aquí siempre hemos defendido el derecho a hacer chistes a pesar de que vivimos un momento en el que muchos se ofenden por cosas distintas.
Burlarse de una víctima de un feminicidio, no importa cuál sea la razón del comediante, o en este caso el payaso que se hace llamar Platanito, jamás se convertirá en algo más que deleznable.
Por supuesto que no repetiré el chiste que se volvió viral de este señor, pero para que se ahorren el coraje de verlo cuando aparezca (inevitablemente en su vida digital), tiene el más fatal de los errores en la comedia, ya sea fina, grotesca o descarada: mezcló una tragedia con un tema del medio ambiente y no supo que el punchline o la frase que hace a un chiste ser un chiste, no se burló de quienes no cuidan al planeta y al agua.
Ese era su verdadero chiste, que no hay agua. En el camino atropelló la trágica gravedad con la que niñas y mujeres como Debanhi son arrebatadas de sus seres amados, de sus vidas, de sus futuros.
Entiendo que queremos reír de la tragedia y siempre se nos ha dicho que los mexicanos somos muy buenos para eso. Lo que siempre omitimos es que es de la tragedia ajena.
Esto, sin embargo, no debería serle ajeno a nadie y confundir el tema con algo que cause gracia y risas es una falta de humanidad total.
Un buen consejo, señor payaso: sea tan irreverente como quiera, pero recuerde que siempre debe burlarse de los victimarios,
_ no de quienes sufren de violencia extrema y que, en muchos casos, son usados para fines políticos, pero que además, dejan atrás familias totalmente destrozadas.