Clientes, distribuidores y proveedores
España, con profunda tradición futbolística, fue el último país en sumarse a la lista de campeones mundiales dominada por Brasil con cinco, Italia y Alemania con cuatro, Uruguay, Argentina y Francia con dos, e Inglaterra, otro país con enorme cultura del juego, con uno.
Casi un siglo tardaron los españoles en levantar la Copa del Mundo y casi un siglo lleva Uruguay sin hacerlo, pero de esta horquilla entre años y títulos, sale el grupo de las llamadas grandes potenciasmundiales:unpuñadodeochoselecciones que cada cuatro años presentan su candidatura.
El poder de estas selecciones no siempre está determinado por su juego, sino por lo que han aportado a su desarrollo: los ingleses reglamentaron el futbol, los brasileños lo perfeccionaron, los alemanes lo industrializaron, los italianos llamándole Calcio lo modificaron, los franceses organizándolo lo unificaron, uruguayos y argentinos llevan años exportándolo, y los españoles comercializándolo. En realidad, estos ocho países son los dueños del balón, el resto somos clientes, distribuidores o proveedores. Todos los Mundiales esperamos que alguien rompa la baraja de los campeones; comodecíamos,laúltimafueEspaña,peroentre1930 y 2018 apenas cinco selecciones fuera de este grupo,hanestadocercadelograrlo:Checoslovaquiaen 1934y1962,Hungríaen1938y1954,Sueciaen1958, la Naranja Mecánica en 1974 y 1978, y Croacia en 2018. De estas cinco selecciones una se dividió en dos partes, la República Checa y Eslovaquia; los húngaros llevan ocho mundiales sin clasificarse; los suecos están eliminados de Qatar 2022; solo nos quedan holandeses y croatas. Junto a Dinamarca, Bélgica y Portugal, son las únicas que podrían colarse en esa lista de manera sorpresiva.
No se trata de caballos negros, éstos rompen pronósticos, pero no ganan campeonatos, sino de selecciones que por su presente o pasado, pueden dar la campanada.
Todos los Mundiales esperamos que alguien rompa la baraja de los campeones