Comenzó Qatar 2022
Comenzó el Mundial de Futbol de Qatar 2022 y tenemos mucho qué decir en materia de coberturas mediáticas y digitales. ¿Quién lo está haciendo mejor? ¿Quién, peor? ¿Por qué?
Antes que nada, hay que establecer la situación y hablar de lo que vimos ayer durante la ceremonia de inauguración independientemente de las televisoras, las redes y las plataformas.
Qatar 2022 es nota porque a lo que ya habíamos visto en otras ocasiones con la suma de medios, Apps y redes sociales, tenemos que agregar, por primera vez, el elemento plataformas.
¿Qué cambia? Todo. A partir de ayer, el futbol ya no nos une. Nos separa.
¿En qué? En audiencias de televisión abierta, de televisión de paga, de Apps, de redes y de sistemas de distribución de contenidos en línea.
Por eso hoy, como nunca, un video de pocos segundos que sube a Tik Tok o a Instagram vale tanto o más como el más caro, complejo y largo programa de revista diseñado para la televisión abierta privada nacional.
¿Cuáles son los retos? Primero, impactar. ¿Cómo puede una narración, un programa, una televisora, una App, una red o una plataforma llamar la atención frente a semejante atomización de opciones?
Segundo reto: los costos. Los derechos de este tipo de eventos son cada vez más caros. Casi, casi, impagables. ¿Cómo le van a hacer todas estas compañías para recuperarlos, para no perder? Y tercer reto: el modelo de negocios. Ya hablamosdeimpactoydecostos,¿pero qué pasa con las ganancias?
¿Cómo se gana con un Mundial de Futbol que se lleva a cabo a estas alturas del año, cuando los presupuestos
_ de los anunciantes están másqueagotadosymásquerepartidos? Por eso, mis respetos a quienes están participando en la producción y transmisión de contenidosalrededordeesteMundial.