Milenio Edo de México

El “amparo Grinch” o el sentido de la laicidad

- SERGIO LÓPEZ AYLLÓN* * INVESTIGAD­OR DEL CIDE

Esta es la historia: en el municipio de Chocholá, en Yucatán, un ciudadano presentó un amparo en contra del Ayuntamien­to que, con recursos públicos y en el Palacio Municipal, instaló un nacimiento en diciembre de 2020. La secuela procesal es larga y el asunto fue atraído por la Suprema Corte.

La ponencia del ministro González Alcántara publicó en el sitio de la Corte un proyecto que propone darle la razón al quejoso (www.bit. ly/3ESF3BZ). Éste circuló en medios y redes y fue bautizado como el “amparo Grinch”. Está en espera de ser analizado por la Primera Sala, pues hay otros dos proyectos sobre la misma temática, que serán presentado­s por la ministra Piña y el ministro Gutiérrez Ortiz Mena.

El asunto es fácil de banalizar. Algunos dirán: ¿en qué cabeza cabe prohibir los nacimiento­s? La Corte y sus ministros han sido y serán objeto de escarnio. Pero bien visto, el asunto es complejo y delicado. Plantea algunas preguntas fundamenta­les sobre el sentido del Estado laico y la libertad religiosa. Obliga a definir valores centrales de una sociedad democrátic­a.

La pregunta constituci­onal por resolver es si un Ayuntamien­to puede, en espacios y con recursos públicos exponer una convicción religiosa específica (el nacimiento de Cristo). Obliga a repensar el sentido del carácter laico del Estado mexicano, el valor de los símbolos religiosos que forman parte de la cultura nacional y el alcance de la libertad de religión. El proyecto es detallado y bien documentad­o. Lejos de ser una ocurrencia, aborda las diferentes aristas del problema y muestra cómo este problema ha sido planteado y resuelto en otros países (España, Francia, Estados Unidos). Para resolver el asunto construye sobre precedente­s de la propia Corte y establece que el modelo de laicidad implica un deber de neutralida­d religiosa activa por parte del Estado, que debe proteger los derechos de libertad religiosa, ideológica, ética y de conciencia.

Así, el proyecto afirma: “un Estado neutral es aquel que se abstiene de realizar cualquier manifestac­ión o proposició­n sobre un modelo perfeccion­ista y único del ser individual de las personas con la finalidad de orientarlo­s o, incluso, imponerles pautas de conductas determinad­as”. Esta es la garantía fundamenta­l que evita que un gobierno determine cuál es el modelo de vida a seguir y permite que cada persona decida su proyecto de vida.

El proyecto encuentra que el Ayuntamien­to de Chocholá violó el principio del Estado laico, la libertad religiosa y los principios de igualdad y no discrimina­ción de los quejosos y, por ello, debe abstenerse de colocar en espacio públicos signos que hagan alusión a una convicción religiosa específica. Pone en la mesa argumentos que animarán un debate sensible, intenso y necesario. Ojalá lo sigamos con seriedad y sin banalidad.

La pregunta constituci­onal es si un ayuntamien­to puede exponer una convicción religiosa

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