El cielo es ahora la misma muerte
Este poema inédito nació a la sombra del oscuro presente que nos obliga “a leer el libro del universo al revés”
IEres la tierra los jefes de las matanzas y emires de la esclavitud te devoran palmo a palmo.
Eres la tierra la oscuridad engulle la luz tu manjar
pan seco amasado con el aliento de los muertos. Eres la tierra los pies descalzos tiembla el suelo vistes andrajos, velos metálicos para ocultar el rostro de la verdad.
El horizonte se esfuma, pregunta el sol:
¿Qué es esta nebulosa que gira a mi alrededor?
II
Occidente es hiedra para Oriente palmo a palmo arden los cuerpos
el espacio en llamas
¡túnica universal!
¿Quién cultiva la llama?
¿De dónde viene la semilla?
¿Cuándo termina la cosecha?
¿Tienes respuesta tú, cabeza de esfera que gira entre las tapas de un libro tú, libro que se deshoja por agujeros cósmicos mientras se desangran?
¿Tenéis respuesta, lenguas que bendecís y escanciáis la sangre en copas de carbón y perlas como “bebida purificadora”?
¿Tienes respuesta, cuerpo del sacrificio?
¿Y qué decir a tus invitados de otros planetas y galaxias con sus centinelas explosivos y jinetes que hablan los idiomas del cielo asistidos por misiles milagro?
Nosotros, fantasmas adánicos, caminamos sobre esta tierra sin tino. Las palabras cansadas del desierto y de los puentes
tendidos entre el abismo y su sima, la luz agotada de moverse entre los cuerpos.
Aquí el tiempo se abandona, elige ser arena en todas partes.
Los espacios se preparan para acoger las danzas bajo el estandarte del milagro allí donde ángeles, demonios y sus huestes de criaturas mitológicas, humanas o genios, intercambian manos, corazones, sesos, acción, ideas y lenguas.
Lejanas voces gritan y preguntan:
¿Acaso debemos desenfundar las letras de las palabras, despellejar el cuerpo de las cosas para entender?
¿Con qué agua purificaremos la tinta y el papel, escritura y escritores?
¿Qué encuentros nos depara la muerte
y el infinito?
¿Cuándo y cómo se nos aparecerá el cielo?
¿Por detrás de una roca que rueda en el espacio de lo absurdo o entre los labios de un trono que “ensancha los Cielos y la Tierra”?
¿Hacia dónde, oh, Cielo?
III
Los relámpagos agonizan, y mi cuerpo se consume palmo a palmo en el atanor de la razón alimentado por los mitos de la Creación.
Los días se inflaman en el seno de la eternidad.
Ensilla el sol su caballería.
Oh sol, planta tus tiendas de piel de recién nacido fruto de vientres perdidos en un desierto lleno de desahuciados que ruedan en barriles sujetos al envés de la historia.
Una historia dictada por escritores y lectores que poseen las palabras ocultas bajo las lenguas del cielo.
¿Qué lenguas son éstas, qué cielo es éste?
¡Oh universo del que se mofa una masa de barro llamada Adán, discúlpanos!
IV
¿Quién es éste que habla de lo que ignora?
Se estremece y pregunta:
¿Soy quizá un topo que viaja a ciegas y sin tiempo
y regresa de igual modo?
Y dime, tú que deliras: ¿Acaso debo aprender a leer el libro del universo al revés?
V
El latido del corazón apenas se ha detenido en el cuerpo de la muerte, ¿“murió la muerte” como dice Al-Mutanabbi?
El tribunal de la vida abre juicio a esta segunda tierra que violó a la anterior: martillo de la justicia: el presente la experiencia: su fiel testigo el pasado, un verdugo tuerto
Y el cielo es ahora la misma muerte.
VI
El agua a punto de alzarse gesticula, grita:
No matéis en mi nombre al vientre, la infancia y la crianza. Ya no basta contemplar a las mariposas y a las aves que se visten y protegen al amor de la naturaleza.
Ya no basta escuchar el llanto de los manantiales sobre las tumbas de las plantas y los árboles.
Las cosas son espejos, cada espejo, un temblor, un océano de dolor, cada espejo.
Es el aire el que impone su mano sobre la cabeza del sol: ¿Cuándo dará comienzo el futuro de la Humanidad?