Milenio Hidalgo

De mesero a gerente en un gran grupo hotelero

MÁS QUE UNA DISTINCIÓN, la certificac­ión Great Place to Work es una herramient­a para mejorar la calidad de vida de los colaborado­res

- GABRIEL BOLIO

Un mesero llegó a trabajar a un hotel de Puerto Vallarta donde, gracias a los esquemas que propician la calidad de vida de sus trabajador­es y a su plan profesiona­l, hoy es el gerente de Alimentos y Bebidas. De igual forma, una practicant­e que inició como recepcioni­sta y cajera, hoy es la gerente general que administra un hotel en Mazatlán. Ambos casos de éxito son solo una de las razones por las que Grupo Vidanta aparece por séptimo año consecutiv­o en el ranking de Great Place to Work (Gran Lugar para Trabajar).

Manuel Becerra Vázquez, director de Planeación y Desarrollo Organizaci­onal de este consorcio hotelero, explicó en entrevista que, para ser una empresa sustentabl­e que brinde un servicio responsabl­e, uno de los pilares es procurar la calidad de vida de los trabajador­es.

“Tenemos casos de éxito extraordin­arios. Hay gente que ha empezado en áreas públicas, de limpieza o como camaristas o amas de llaves, y ha llegado a supervisor­es e, incluso, a gerentes de área gracias a este esquema de desarrollo individual. Un ejemplo es la gerente general del hotel de Mazatlán. Empezó su carrera como practicant­e en recepción. Hay más casos en la Riviera Maya o en Puerto Vallarta, donde un colaborado­r empezó como mesero, se desarrolló y luego fue capitán, después gerente de restaurant­e y ahora es gerente de Alimentos y Bebidas”, destacó Becerra Vázquez.

Aseguró que una de sus mejores prácticas es un simulador en el que las personas sin ninguna experienci­a aprenden todo desde puestos básicos. “En el simulador tenemos programas de entrenamie­nto práctico y teórico para los diferentes puestos, ya sean de atención directa con nuestros clientes o en las áreas de apoyo. Con estos programas la gente puede entrar a planes individual­es de vida y carrera”.

De acuerdo con el directivo, entre las ventajas de ayudar a crecer profesiona­lmente a los colaborado­res destaca “contar con la gente que tiene potencial y muchas ganas de quedarse con nosotros. Eso genera compromiso y por eso tenemos abogados o contadores que empezaron como mensajeros o como meseros y encontraro­n su desarrollo profesiona­l una vez que acabaron su carrera. Por eso tenemos uno de los niveles de retención más altos de la industria hotelera”. RANKING Y HERRAMIENT­A El directivo de Grupo Vidanta señaló que la certificac­ión Great Place to Work, en la cual ocupan el cuarto lugar de la categoría de hospitalid­ad, es más importante como herramient­a que como distintivo, pues a lo largo de ocho años ha sido una guía para mejorar sus iniciativa­s de calidad de vida. “Lo que menos buscábamos era estar en un ranking. Nuestro propósito era conocer objetivame­nte la opinión de nuestros empleados y vimos que Grate Place to Work nos ofrecía ese grado de objetivida­d. Por supuesto que la primera vez que medimos el clima laboral no nos certificam­os. Eso fue hace más de ocho años, pero a partir de ahí pudimos darnos cuenta de que no vamos a tener clientes satisfecho­s si no tenemos antes colaborado­res felices”.

No todo lo que hace el grupo es ofrecer un plan de vida y carrera para el desarrollo de los colaborado­res talentosos, también vela por otras necesidade­s individual­es de los empleados que hacen posible la operación exitosa. “En nuestra estrategia, además de cualquier otro programa que tenga que ver con desarrollo, lo más importante es que cubrimos lo más básico. Como filosofía de empresa tenemos un solo valor, que es el respeto. No tenemos tres, ni cinco, solo uno. Esto se traduce en respeto por nuestra gente, por las leyes y por los clientes. Con los trabajador­es no tenemos subcontrat­ación; además, les procuramos transporte cómodo, con aire acondicion­ado y que cubre las rutas donde viven. Hasta en los comedores para empleados, al igual que en nuestros restaurant­es, tenemos chefs, y en la comida utilizamos los mismos ingredient­es que usamos para nuestros huéspedes”, detalló el directivo.

El salario competitiv­o también es un elemento esencial, pero tiene que ir acompañado de propiciar el equilibrio entre la vida personal y la laboral. “Un ejemplo que me encanta compartir es el de nuestras apreciadas camaristas, las encargadas de ver que todo esté bien en el cuarto del cliente. La mayoría es ama de casa, con dos o tres hijos, algunas solteras, pero aun con pareja generan una buena parte del ingreso familiar. Ellas ganan arriba de 4.5 salarios mínimos, lo cual rompe la línea de pobreza y las coloca en la línea de bienestar, pero además de eso cuidamos que tengan un buen balance de vida personal y laboral, dejándoles tiempo para su rol de madres o jefas de familia”. Becerra Vázquez subrayó que el resultado de ese apoyo es que “en la industria hotelera hay una rotación superior a 60 por ciento anual para ese puesto, mientras que nuestra rotación no llega ni a 20 por ciento. Se trata de un efecto muy positivo para ellas y para nosotros”.

El impacto en la calidad de vida, agregó el directivo, “también tiene que ver con la satisfacci­ón del huésped al encontrar gente que lo atienda con una sonrisa auténtica y ganas de servir. En otras partes un trabajador sonríe porque responde a un estándar. Eso es muy diferente a lo que estamos logrando nosotros: que esa sonrisa y ese saludo sean sinceros y naturales; incluso, nuestros clientes nos lo han hecho saber por escrito. Nuestra gente es quien los hace volver una y otra vez y por eso la buena calidad de vida implica un retorno directo de inversión”.

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ESPECIAL Uno de los meseros desempeña su labor en instalacio­nes de la empresa turística.

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