Milenio Hidalgo

CANNES NI SIQUIERA ERA UN SUEÑO: MICHEL FRANCO

El cineasta, que ayer presentó su cuarta película, Las hijas de Abril en la fiesta cinematogr­áfica, habla de su experienci­a en el festival, de las cintas que lo han marcado y de cómo se transforma con cada filme que lleva a la pantalla

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Justo unos días antes de partir a Cannes, donde ayer presentó su película Las hijas de Abril, la cual tuvo una exhibición en México de manera simultánea a la que se ofreció en la competenci­a, el guionista, director y productor Michel Franco habló de la historia que ha escrito en el festival, considerad­o, al menos así lo destaca él, “como el lugar donde se estrena el mejor cine del mundo cada año”.

Para el joven realizador será su cuarta ocasión en Cannes, luego de haber empezado a dejar huella con Daniel y Ana en 2009, Después de Lucía (con la que conquistó el premio en la sección Una cierta mirada en 2012; y Chronic, que le representó el premio a Mejor Guión en 2015.

¿Cómo te sientes. Una vez más tu mirada, atención y concentrac­ión está en Cannes, vas con una cuarta película, sigues haciendo historia en el festival ¿no?

No sabemos qué va a pasar en Cannes, y eso siempre es una emoción tremenda; yo tomo la premier como dos cosas, un festejo al trabajo de años. Las hijas de Abril fue un trabajo de más de dos años con muchos colaborado­res, con estos actores nuevos y con Emma Suárez, que es una actriz española muy importante.

Y también lo tomo, como la oportunida­d de presentar la película en México, con la premier simultánea, y la llegada a las pantallas el 30 de junio; entonces esa es la historia que espero que se escriba muy bien. Y con la que competimos, que es Las hijas de Abril, me enorgullec­e mucho, estoy muy contento con la película.

La historia que se escribirá en la edición 70 del Festival de Cannes, cuyo descenlace será el domingo 28, cuando se conozcan a los ganadores, formará parte de tu historia, la cual ya se convirtió en un referente para el mundo ¿qué te representa?

Cannes es el festival más importante del mundo y me provoca muchísimo orgullo y emoción que siempre consideren mis películas; hemos sido parte de la Selección oficial y hemos ganado premios y que nos sigan dando un lugar tan codiciado por directores y productore­s de todo el mundo, pues es un honor.

Entonces, lo veo como una oportunida­d en la que cada película tiene que alcanzar su mayor potencial. El cine hay que irlo viendo de vez en vez, de película en película; no debes confiarte porque hay una trayectori­a, las cosas no hay que darlas por hecho; hay que ser muy agradecido.

No sé si ha sido consciente o inconscien­temente, pero tus experienci­as en Cannes y en otros festivales han hecho que el cine del nivel que distingue a esas pantallas llegué a México, es una aportación interesant­e, ¿no crees?

Lo que dices de traerlo a México suena interesant­e, pero que fuerte que hay que aclararlo, cuando es de México de donde han salido esas historias. Aunque muchas veces nuestras películas se pierden. Van a los festivales, conquistan, les va bien, y nunca llegan, o llegan muy tarde a nuestro país, que es su origen o punto de partida.

Esta vez estamos haciendo que la película no se aleje mucho tiempo de México, la estamos prestando a Francia, pero es nuestra, es una película mexicana y la vamos a proyectar y celebrar aquí al mismo tiempo que en Francia (reiteró al referirse a la proyección que se dio ayer aquí en México).

¿Cómo inició tu historia con Cannes?

Con mi película Daniel y Ana, aunque nunca en el rodaje o cuando escribí el guión, ni mucho menos editando pensaba en el festival de Cannes, porque creo que hubiera sido una meta demasiado grande; además me hubiera distraído mucho.

En esa ocasión, Daniel Birman, con quien hice la película, fue quien la mandó; él tampoco había tenido una película en el festival y nos llevamos la sorpresa de que llegó.

¡Qué bueno que él se atrevió a mandarla! Yo creo que yo ni eso hubiera hecho, para mi Cannes era algo en lo que ni pensaba y ahora que vuelvo por cuarta vez, no se me olvida esa primera impresión y lo que significa el festival.

Eso es como realizador, pero ¿cuándo y cómo llegó Cannes a tu vida?

Bueno, en ese sentido, desde que era muy chavito. Si a los 15 años veía que en cartelera había una película de Lars von Trier o de cualquier director importante que estuvo en Cannes, o más aún que ganó el festival, me emocionaba y me interesaba en esas historias.

Al igual que saber que las cintas de Woody Allen abren el festival; siempre decía: ‘Claro, pues es que son los mejores, los que están ahí’. Y por eso no lo veía, ni siquiera como un sueño, porque ni me imaginaba que podía llegar a pasar, estar en Cannes.

Siempre tuve muy claro que Cannes es el lugar donde se estrena el mejor cine del mundo cada año.

¿Hollywood no te llama la atención?

Filmar en Estados Unidos, como lo hice con Chronic con una película completame­nte mía, que puedo controlar totalmente, claro que me gusta; del mismo modo que me gustaría filmar en otros países.

Ser absorbido por otra industria, eso si no me llama la atención, porque suena a que tendría que hacer algunos compromiso­s.

Y en las películas que dirijo o que produzco nunca hay compromiso­s, más allá de hacer la mejor película posible.

Cuando escuchas un comentario sobre Michel Franco después de obtener un premio, como ha sido en las ocasiones que has estado en Cannes, ¿qué sientes, qué piensas?

Pues, a veces, siento como que si le pasó a otra persona, que si se trata de otro Michel Franco. Cuando veo fotos recibiendo un premio de manos de los Coen, siento que no soy yo. Me da mucho orgullo, pero a la hora de escribir la siguiente película, pues tienes que empezar de cero. Entonces, se te olvida eso que ha pasado y te concentras en conectar otra vez con las ideas y el material nuevo.

Has dicho que tus historias derivan de situacione­s o momentos reales, y eso es fundamenta­l en la identifica­ción con el público, ¿qué tiene que tener una historia para que “te toque”, para que te sensibilic­e como espectador?

Cuando voy al cine me gusta ser conmovido, confrontad­o, sorprendid­o, sino, no vale la pena dedicarle dos horas de tu tarde a una película, a un director. Tiene que ser siempre una experienci­a especial.

Idealmente cada película tiene que cambiar algo en ti como cuando lees un buen libro.

Para mi hacer una película significa esa transforma­ción donde yo, tras analizar ciertos temas y personajes, voy entendiend­o y cambiando algo en mí.

¿Cuáles son las películas que te han marcado como espectador?

Hay una película que me impacta mucho, The Women Under The Influence. Me encanta Y tú mamá también, que vi cuando era muy chico y pues tal vez había un punto de identifica­ción, pero también es una cinta hermosa sobre México. De lo que he producido, Desde allá es una película que también me impacta mucho.

Ahora tienes planes fuera del cine, ya estás haciendo comedia con Eugenio Derbez para una serie, y dijiste que aunque no te crean harás ese género porque te gusta…

Sí, y entiendo que la gente después de ver tantos dramas míos, lo último que imagina es que yo haga una comedia, pero ya desde ahí empezamos bien, desde la sorpresa que les da el hecho. El humor negro cuando es negro se toca con el drama también y, en ese sentido, vas a ver que tiene mucho sentido.

¿Cómo descubrist­e que querías hacer cine?

Me empezó a interesar mucho a los 15 años cuando descubrí películas como La naranja mecánica y Los olvidados, me impactaron mucho, y las empecé a ver una y otra y una vez más. Ese es el origen de mi obsesión por el cine, aunque fue hasta los 19 años cuando empecé a filmar cortos y los seguía viendo como algo muy alejado, pero me fue inevitable empezar a filmar y tratar de hacer que funcionara­n esas historias de 7 u 8 minutos.

¿Vas al cine y comes palomitas?

No, soy más de tomar café que de comer palomitas, pero sí voy mucho al cine.

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EFE El cineasta vive su nueva experienci­a en la cita francesa.

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