No tan Despacito
En los últimos 5 años he visto de cerca, con curiosidad y sorpresa, lo que se consulta en Google y YouTube. Colectivamente se trata de una gran base con datos de intenciones humanas, la más grande de la historia. Lo que buscamos y vemos habla mucho de cómo nos informamos, entretenemos y aprendemos, pero también de cuáles son nuestros miedos y deseos más grandes.
Con esa misma sorpresa es que hace unos meses vi que un video musical en español, de un artista reconocido en Latinoamérica, se convirtió en el más visto del mundo: Despacito.
La pieza de Luis Fonsi suma cerca de 2 mil millones de reproducciones, con un crecimiento mayor al de cualquier video en la historia de YouTube. Además, desde el lanzamiento de esta plataforma —hace 12 años—, es la primera vez que un video en español es el más visto del mundo y uno de los pocos que han ocupado esta posición sin estar en idioma inglés.
Uno fue el Gangnam Style del coreano PSY hace unos años. Su éxito fue tal que solo hay un video que logró más reproducciones en las primeras 24 horas desde su lanzamiento. Fue el segundo en alcanzar mil millones de reproducciones en tiempo récord, después de la británica Adele con su producción Hello.
El fenómeno de Despacito no solo se ve en YouTube. Según Bloomberg, esta canción es la primera de un artista latino en ser la número 1 en las listas de popularidad del Reino Unido desde Living la Vida Loca de Ricky Martin, que no estaba cantada en español.
Aunque no hay que quitarle mérito a Luis Fonsi, es interesante que todos los videos que este cantante ha publicado en YouTube en los últimos 8 años, suman en conjunto menos de la mitad (48%) de las reproducciones que alcanzan las dos versiones de Despacito (remix + oficial) en 5 meses.
Pero, ¿qué es lo que podemos aprender de este fenómeno y de cómo las plataformas digitales han cambiado la manera de hacer popular el contenido?
1. Digital ha derribado las fronteras. Hoy podemos escuchar una canción en español en Corea, una en chino en México y eso aplica para todos los tipos de contenido. El creador no compite en un mercado local, sino en uno global, con mucha más competencia pero también con mayor acceso a otras latitudes. Eso aplica no solo a los creadores de contenido, sino a las plataformas, al e-commerce y a las marcas.
2. El usuario con su creatividad. Hoy más que nunca cualquiera puede decidir y dar su voto de aprobación al elegir qué es lo que quiere ver, compartir y crear. Una búsqueda rápida en YouTube con el término Despacito arroja cientos de miles de resultados —además de los oficiales y el ya famoso Despacito de Justin Bieber— de usuarios que han decidido usar su tiempo y creatividad para hacer remixes, coreografías, parodias, tutoriales de cómo tocarlo en guitarra, o tiernos videos de pequeñines cantando el éxito musical. El usuario quiere participar y lo digital le da la plataforma para hacerlo.
Es arriesgado decir que sin la existencia de las plataformas digitales, y en especial de YouTube, estos fenómenos no tendrían cabida, pero la evidencia apunta para allá, sin los usuarios que tienen el control de lo que ven y lo que crean, y lo global de las plataformas digitales, seguramente Despacito sería un éxito que estaría creciendo mucho más despacito.