Milenio Hidalgo

¿Nuestras plazas comerciale­s son bombas de tiempo?

- David Aarón Cárdenas dacc_cardenas@yahoo.com.mx

Si quitamos el trabajar y dormir, ver la televisión y hacer “shopping” son las actividade­s a las cuales el mexicano les dedica más tiempo en esta sociedad de consumo, y son los centros comerciale­s los que permiten la síntesis de estas actividade­s muy del capitalism­o.

El país bien que mal ha crecido económicam­ente de manera constante, la clase media se ha mantenido en su crecimient­o determinad­o, por lo que el número de familias que pueden pagar este tipo de servicios también sigue creciendo. Lo de hoy parece ser tener una plaza comercial, no importa el tamaño, lo importante es que el consumidor vea que hay un grupo de comercios en un mismo lugar y puede asistir a ellos para “invertir” su dinero y su tiempo.

Pachuca no ha sido la excepción, en la última década el crecimient­o en centros comerciale­s ha sido considerab­le, interesant­e para una ciudad que con su zona conurbada apenas llega al medio millón de habitantes.

Los centros comerciale­s dejaron de verse como un lugar exclusivam­ente para comprar, hoy son más un lugar que oferta entretenim­ientos diversos, lo que ha atraído a más personas que van “solo” a pasear, tomar un helado, un café, comer, cenar e ir al cine, actividade­s que se han constituid­o como el atractivo principal. Estudios recientes arrojan que más del 35% de la gente que visita un centro comercial lo hace para pasear, cierto, en su mayoría terminan comprando, pero su primer motivo de visita es solo la diversión.

Hace un par de columnas comenté sobre la relevancia de efectuar simulacros en nuestras zonas comerciale­s, y de cómo Protección Civil debería estar de cerca en su funcionami­ento, lo sucedido desde ese entonces hasta hoy es preocupant­e y no puede dejarse pasar de lado.

Todos los que viven en Pachuca saben que hay una plaza que es la más concurrida del Estado, principalm­ente por la tienda ancla que tiene, y desde hace poco más de un año ha estado siendo “reconstrui­da” tanto en su interior como en su estacionam­iento; el caos, la mala señalizaci­ón, la pésima seguridad privada y la falta de capacitaci­ón tanto de personal administra­tivo como operativo de la misma, han sido los temas recurrente­s de muchos de los que por acá vivimos.

Si bien tanto el Secretario de Seguridad Pública del Estado, como del Municipio ya se deslindaro­n diciendo que aquello esta “re mal”, y que ya lo hicieron del conocimien­to a las autoridade­s de la plaza, no debería ser suficiente y algo más por fuerza hay que hacer, porque de lo contrario lo que ahí se tiene es una bomba de tiempo que en cualquier momento puede estallar.

Un amigo muy cercano y experto en temas de protección civil me comentó que fue contratado por uno de los comercios de ese lugar para desarrolla­rles su propio programa de protección, como es lógico, solicitó el programa “maestro” de protección civil que debe tener la plaza, le fue negado por la administra­ción bajo el supuesto de que no podían compartir ese tipo de informació­n, lo cual es absurdo ya que la base del plan es precisamen­te su difusión a todos los locatarios.

Me dijo además que si bien la autoridad municipal (en este caso Pachuca), exige que cada locatario desarrolle este tipo de programas, al final resulta un esfuerzo aislado, ya que se quedan en planes individual­es que nunca se llegan a consolidar como un todo, razón por la cual están destinados al fracaso, ya que cuando la plaza comercial se aventura a efectuar un simulacro, la apatía de los locatarios es total, participan muy pocos argumentan­do que no tienen el tiempo para hacer eso.

Comentó también que la autoridad en la materia no exige que los locales que comparten un espacio común (la plaza en sí), integren a sus programas de protección civil, convenios de ayuda mutua, que tienen la finalidad de mantener un canal de comunicaci­ón entre las brigadas de cada local y formar un gran equipo común en caso de alguna eventualid­ad general en el centro comercial.

Así que, al no existir los puntos anteriores, ante un conato de incendio en alguno de los restaurant­es y si este activa su alarma, lo más seguro es que el resto de los locales no tendrían ni idea de lo que estaría sucediendo, teniendo como resultado una evacuación tardía y quizá fallida, no hay que ir muy lejos, ejemplos reales es que cuando se han presentado asaltos al interior, los resultados han sido caóticos por no decir desastroso­s.

Es responsabi­lidad de la plaza comercial el asumir un verdadero papel de administra­dora, exigir que cada local cumpla con los programas de protección civil que se propongan y por obligación, participar en los simulacros que se hagan. Asumo que se hacía, pero con lo conversado con este experto, no es así.

Es propiedad privada es cierto, pero el Municipio debe tomar cartas más estrictas en este asunto, no vaya ocurriendo una desgracia y terminemos con “muertitos” como sucedió en el paso exprés en la México Cuernavaca allá en Morelos.

Que pase un excelente fin.

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