Casi una gran estafa, comedia con sello propio
El cine nacional encontró en la comedia un espacio ideal para imprimir un sello propio, con el retrato de problemáticas y oportunidades con las que los mexicanos se identifican. El director Guillermo Barba se suma a esa reafirmación cultural, paradójicamente, con una trama que trata acerca de “piratearse” películas, vidas y hasta robos, en el filme Casi una gran estafa. “La película está cargada de imitaciones, tiene escenas que son icónicas como la de Perros
de reserva (de Quentin Tarantino), que está claramente dicho que es una copia, y hay dos o tres más que son tomadas de los Cohen o Woody Allen, pero la intención es que (la película) surgiera con un lenguaje propio de los mismos actores. “En el rodaje tuvieron mucha libertad, hicimos escenas que son realmente improvisaciones. El espíritu de la película se va nutriendo de todo el elenco, que pretende hacer una comedia de nuestra realidad nacional”, explica Barba, en entrevista con ¡hey! El humor de enredo de Casi
una gran estafa se logra con una propuesta de cine dentro del cine: su premisa se centra en cómo un robo fallido se copia para filmar una película. La libertad que otorgó el cineasta a su elenco se logró gracias a que hizo eco de lo que sucede en la actualidad en las producciones mundiales, recurrió a actores experimentados y noveles de diversas disciplinas. “Es una de las diferencias con otras películas, Guillermo quería que hubiera distintas experiencias cinematográficas, de gente que viene del teatro, que no hemos trabajado nunca juntos, de métodos y eso estuvo muy rico. Quiero hacer más comedia, me divertí mucho, es un género complicado y hay que tenerle respeto”, considera Adriana Paz.