Historia universal del cinismo
¿Cuál militancia?, si el mundo sabe que el Verde es una franquicia, como si hubieran abierto una cadena de restoranes, nada más que los jóvenes, y no tan jóvenes, de ese partido se embolsan dinero público. Los dirigentes han olfateado un negocio: en una e
Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil leyó, no sin un escalofrío, la noticia de que Carlos Alberto Puente fue destapado (ah, la voz pasiva) por el presidente del Senado, Pablo Escudero. Ambos, Carlos Alberto y Pablo, son militantes del Partido Verde Ecologista de México. Que ni es verde ni es ecologista; una marca, eso sí, para hacer negocios. Gil lo sabe: se llama encarecer el producto. Evaluamos la posibilidad de presentarnos solos a la elección de 2018. Gil lo leyó en su periódico El Universal, en una entrevista de Alberto Morales. Puente dice que se siente distinguido, pero que en su posición de vocero nacional del Verde “obviamente tiene que ver el sentir de la militancia, también poner la cancha pareja para todos los que puedan tener aspiraciones”.
Ah, capítulos centrales de la historia universal del cinismo: ¿cuál militancia?, si el mundo sabe que el Verde es una franquicia, como si hubieran abierto una cadena de restoranes, nada más que todos los jóvenes, y no tan jóvenes, del Verde se embolsan dinero público. Los dirigentes han olfateado un negocio: en una elección presidencial cerrada, 6 o 7 puntos son oro molido y como tal debe ser vendido: “En los próximos días buscaré a algunos dirigentes nacionales, como Enrique Ochoa Reza, del PRI, un partido con el que tenemos una alianza, tanto legislativa como con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto”. ¡Puente para Presidente!
Oficina de la dirigencia del Partido Verde: wey, pídele a Ochoa una cita, wey, y dile la neta, wey, si quieren que volvamos con ellos les va a salir más caro, wey, así de plano, wey. Pero a la voz de ya, wey. Cumplir objetivos, wey, esa es tu misión, wey.
Sin ruptura
Alberto Morales le preguntó a Puente si había una ruptura con el PRI. Oigan esto: “Lo digo de manera clara: nuestra alianza la hemos mantenido, una alianza con el gobierno de la República y vamos a estar hasta el último día de su mandato con nuestro Presidente y en el Legislativo la hemos mantenido prácticamente al 100 por ciento”. Que dice usted al 100, Gil diría que al 1000 por ciento con su presidente.
Puente al micrófono: “El partido es un instituto político nacional vivo que está obligado a analizar todas las opciones que tiene de cara al próximo proceso electoral. No debemos cancelar el diálogo, el análisis y discusión con todos, porque lo que se requiere es construir opciones que den alternativa a los problemas mexicanos”. Gilga no pudo más y espetó: ¡cínicos, desvergonzados! Pena debería darles vender su partido basura al PRI. Perdón, pero es que a veces Gamés pierde la compostura, pero la retoma pronto, ¿en que íbamos? Ah, sí: en el instituto político vivo, vivísimo, diría Gil.
“Un partido, cuando se fortalece es cuando empieza a competir solo. Las alianzas electorales no siempre te dejan los mejores réditos”. Pues a ustedes, señor Puente, a los del Verde los ha hecho ricos, dirigente por dirigente, eso que ni qué y lo que sea de cada quien. “Habrá que ver qué es lo que más le conviene al proyecto que nosotros queremos para el país”. Agregue usted, Puente: ¡fuera máscaras!: ¿quién da más?
Murat, le père
La historia nacional del cinismo registrará la entrevista que José Murat, le père, concedió a Enrique Méndez de su periódico La Jornada: “Ya pasaron los tiempos de los ungidos y de la nomenclatura que todo decía”. Nooo, que notición. Oigan a Murat, le père: “El PRI tiene que regresar a sus orígenes, a las causas populares que nos exigen los temas pendientes”. ¿Al origen, licenciado Murat? ¿A los años de Uruchurtu y Sánchez Taboada? ¿A sus años de gobernador ungido?, en fon. Salud don José, al pan pan, y al vino vino, mucho vino. ¿Se acuerda de la fiesta con las chicas del programa televisivo de La hora
pico? Aquellas cosas de Sabrina, don José, ay. Ah, qué noches inolvidables aquellas.
José Murat, le père, es el presidente de la Fundación Colosio, por si no lo sabían la lectora y el lector, y opina con fuerza contundente de la asamblea priista que vendrá. Oigan esto por piedad, pero antes viertan cinco gotas de Rivotril en medio vaso de agua: “La corrupción hay que enfrentarla a tiempo. Por eso se le expulsó (a Javier Duarte). El partido tricolor tiene que tener como brújula la honestidad: dejar de lado la embriaguez del poder y del dinero”. ¿Hay un médico entre ustedes? Embriaguez del poder y del dinero, caracho. Se cuenta que Murat enfrentó la corrupción, y la engañó, y se la llevó a vivir a su casa para tenderle una trampa. Dio resultado: nunca volvió a salir de aquel sitio el ex gobernador de Oaxaca. No somos nada; o sí, personas de memoria débil y cinismo grande.
Robert Louis Stevenson: Odio el cinismo más que al diablo, a menos que ambos sean la misma cosa.