Sistema acusatorio, “sin resultados contundentes”
“La sociedad padece la mala implementación y cómo se aprovechan las deficiencias para que se cometan delitos que no ameritan cárcel”, señala
LEugenia Jiménez/México a Arquidiócesis de México consideró que a poco más de un año de la puesta en marcha el Sistema Penal Acusatorio “pone en la mesa más preguntas que resultados contundentes en beneficio de una sociedad agobiada por los delitos y la acción imparable del crimen”.
Destacó que algunos magistrados de Ciudad de México admitieron que este esquema es “una peligrosa puerta giratoria: los criminales entran y salen de los juzgados como si nada pasara, y solo para elevar los índices delictivos que algunos se empecinan en minimizar”.
En el semanario Desde la fe en su editorial “Puerta giratoria”, señala que el Sistema Penal Acusatorio tiene una comparación que describe perfectamente la situación en la que se encuentra: “agarró a los impartidores de justicia con los dedos en la puerta.
“La sociedad padece las carencias en la implementación adecuada y la forma como se han aprovechado las deficiencias y resquicios para que, al final, se cometan delitos tersos que no ameritan prisión, pero que aún así están agraviando a la sociedad”.
La publicación, retoma datos del informe, “Hallazgos 2016: seguimiento y evaluación de la Norberto Rivera Carrera, máximo representante de la Arquidiócesis de México. operación del Sistema de Justicia Penal en México” publicado por el Centro de Investigación para el Desarrollo, en el cual se indica que el sector judicial enfrenta graves problemas para la implementación del Sistema Penal Acusatorio. “Hay defectos legislativos producto del escaso análisis parlamentario, además de las deficiencias institucionales en las procuradurías y policías debido a la escasa profesionalización para llevar a los criminales ante la justicia. En las movedizas determinaciones del Poder Judicial, los jueces locales ven rebasadas sus capacidades, difiriendo audiencias o bien decretando sanciones en libertad para que los culpables cometan otros ilícitos”.
Para el semanario “en las re- formas estructurales, vemos como, poco a poco, hay un efecto dominó en cuanto a la ausencia de resultados contundentes e inmediatos. La reforma penal tomó ocho años en adoptarla y, a pesar de ese tiempo, se admite que no era lo que se esperaba. Vicios arraigados, corrupción e ineficiencia han hecho que quien esté pagando la incapacidad de algunos sea la sociedad mexicana que ya no sabe cómo librarse de estas lacras”.
Desde la fe señala que “la ciudadanía no dio crédito cuando, a través de diversos medios, se dio a conocer la liberación inmediata de más de 10 mil presos de las cárceles de CdMx, gracias a un criterio de la Suprema Corte”.
El supremo tribunal determinó en julio pasado que a los procesados bajo las reglas del antiguo sistema penal se les debía aplicar los beneficios del nuevo esquema.
El resultado, agrega el semanario es “la inminente liberación de procesados y reos a quienes no se les pone en la cárcel por no haber cometido delitos merecedores de la privación de la libertad, a saber: crimen organizado, homicidio doloso, violación, secuestro, trata de personas, delitos cometidos con medios violentos como armas y explosivos e infracciones graves contra la seguridad de la nación, el libre desarrollo de la personalidad y de la salud”.
La opinión de la arquidiócesis coincide con la Miguel Angel Mancera jefe de Gobierno, quien ha responsabilizado a este sistema del incremento de la delincuencia.
Ante la controversia del sistema, 30 organizaciones civiles conformaron el colectivo #JusticiaSinPretextos, las cuales consideran que es falso que el nuevo sistema sea una puerta giratoria.
Para esas organizaciones el esquema ofrece soluciones más rápidas y sencillas, ya que la persona imputada solo puede acceder una vez a esta clase de decisiones.