El club del quintito y permanencia voluntaria
Falleció Genaro Moreno, lo cual a quien les escribe le provocó un sentir de que nuestra infancia y lo que implicaban aquellos tiempos se alejan a una velocidad aplastante. Sobre todo porque tuve que caminar durante un rato los pasillos donde me encontraba para hallar con quien hablar al respecto. No alguien que recordara, ¡alguien que tuviera la menor idea de quién le estaba hablando!
Claro, muchos recuerdan al Tío Gamboin y vagamente el: “Donde nos encontramos, así nos saludamos” de Rogelio Moreno (quien falleció hace dos años). Muchos mezclan los tiempos y los recuerdos y piensan que el espeluznante Gato GC siempre estuvo ahí (eso fue con el pasar de los años). Algunos creen que fue al mismo tiempo que Cositas. Ella vino mucho después.
La historia de estos hombres es una muy específica que debe ser recordada con mucho amor por todos los que fuimos niños en los setenta, pero viene desde mucho antes y tiene que ver con la transición de la radio a la televisión y con el hombre que es reconocido por el invento que resultó en la televisión a color a escala mundial:
Nuestros abuelos o padres recordarán cómo fue la aparición de Telesistema Mexicano a principios de los sesenta y cómo pronto veríamos a las grandes voces de la radio, como la de Genaro Moreno, hacer la transición de un medio al otro: El escepticismo era tremendo. La radio en su época de oro era una costumbre tan engranda en el quehacer diario de los mexicanos que fue todo un salto. Seguir a las voces originales ayudaría. Y vaya que funcionó.
Y así fue como vieron nacer varios proyectos, como El club del quintito, que tenía a los Moreno (no hermanos, pero si grandes amigos, y a nuestro querido Tío Ramiro Gamboa.
Ya para finales de los setenta y principios de los ochenta, tras muchos años de encontrar niños perdidos, saludar a los afortunados que podían comunicarse a ese imposible número de teléfono y presentar caricaturas como si fuesen canciones amadas en la radio, estos tres hombres eran parte de una memoria colectiva. Como lo había deseado González Camarena, la televisión en la tarde debería estar al servicio de los niños. Vaya que lo estaba. Vaya que ya no lo está.
Aún nos quedan algunos grandes de esa generación y un poco después: Chabelo, la Chilindrina, la maravillosa maestra Pepita Gomís y esos viajes a Disneylandia que todos añorábamos. O aquellos que desde muy, muy pequeños conocieron e interactuaron con estos grandes para convertirse en grandes ellos mismos, como la maravillosa Janett Arceo, que fue más que generosa con sus recuerdos y fotografías para contar esta historia. Y eso es lo que hay que hacer. Recuerdo muy bien los domingos en el Canal 5 la voz de estos hombres promoviendo el “cine, permanencia voluntaria”. Era maravilloso. Pero la permanencia de los recuerdos no debe durar lo mismo que un video de YouTube hoy en día. Y estos soñadores tocaron muchas de nuestras vidas en tiempos en los que las cosas duraban lo suficiente como para ser hermosos recuerdos.