¿Un 2018 con luz y oscuridad?
Mañana será el último día de este 2017, un año que estuvo lleno de claro oscuros (depende desde donde lo vea usted), son grandes los temas que han sido comunes en nuestro imaginario y tertulias de café en este nuestro terruño Estatal, un gobierno que parece que de apoco empieza (ahora sí) a querer cambiarle la cara a Hidalgo, que empezó a meterlo en el mapa económico del país, inversiones por demás sobresalientes, como lo fueron la automotriz JAC y la Cervecera de Grupo Modelo, por cierto que será la segunda más grande del mundo, auguran al menos algo de bonanza para este 2018 venidero.
Con lo anterior valido que lo único que permanece constante es el cambio, y el año entrante no será la excepción, entramos con proyectos y promesas de crecimiento al menos en nuestro Estado.
Cierto es que al cierre de este 2017, seguimos siendo un Estado pobre, con un PIB paupérrimo, que somos y seguiremos siendo como dicen por ahí los políticos de abolengo, un lugar olvidado de la mano de la Federación, sin embargo, no obstante estas dificultades, las bases para el desarrollo sostenido y equilibrado de Hidalgo, se encuentran en el momento justo para su aprovechamiento pleno y así generar riqueza, gracias a la variedad de recursos naturales que existen en su territorio, a la extraordinaria ubicación geográfica que presenta y a su diversidad cultural y étnica que tiene.
De lo anterior me queda claro que tenemos todo para sobresalir, sin embargo, a pesar de esa multiplicidad de recursos, Hidalgo se ha caracterizado por poseer una sociedad con un bajo perfil de integración, lo que quizá pueda ser una posible explicación de todos los problemas que han frenado su desarrollo.
Si bien existe un deseo genuino de todos nosotros por sobresalir, por brincar de esta zona económica C, por estar en otras ligas de mejor desempeño y menor pobreza, de luchar por la búsqueda de un orgullo perdido que nos permita ya no decir “Pachuca” cuando en el juego del cubilete no se obtiene nada, en otras palabras, de encontrarle orgullo y pertenencia a nuestra tierra, aún no tenemos claro quiénes somos como Hidalguenses, a pesar de que por lo menos con el actual gobierno parece que ya sabemos a dónde vamos.
Una identidad eso es lo que debemos trabajar fuertemente en este año que está por empezar, para esto, nuestros valores deben constituir vocablos de uso diario y de práctica cotidiana. Toda sociedad que se diga congruente y plena, vive bajo un sistema de valores bien marcados, que incluyen los morales, estéticos, religiosos, políticos y jurídicos, que respondan a las condiciones del contexto histórico que estamos viviendo.
Debemos entender que hay que empezar a trabajar en equipo como punto de unión y no hablo solo de ideas, sino también de acciones concretas para mover a nuestra sociedad reconociendo los principios, competencias y habilidades de cada hidalguense, para lograr así, elevar el sentido de pertenencia y compromiso social que nos permita despegar de donde estamos.
Cosas se han intentado hacer, ahí tiene usted a la Tellería que con su famoso “Hecho en Pachuca consume local” buscó (sin mucho éxito) crear identidad con los comerciantes de la capital. Pero al menos se ha empezado con algo, y así se debería continuar.
Las cosas para el 2018 pintan interesantes, no me gustaría caer en un exceso de maniqueo, pero la balanza si no se arreglan las velas de este barco llamado México, podrá inclinarse al lado obscuro de la fuerza (soy fan de Star Wars), en otras palabras, los vientos del cambio tomaran por sorpresa a esas velas y nos llevaran a lugares insospechados; a nivel nacional un dólar muy fuerte contra un peso empobrecido, una inseguridad ya ni siquiera al límite, si no creciendo desmesuradamente, la inflación con tintes de dispararse, y un vecino del Norte que se empecina en segregarnos, pueden verse como grandes amenazas o como grandes oportunidades.
Así que, a pesar de la fotografía nacional, con lo hecho en lo estatal, quiero pensar que serán buenos augurios los que se cernirán sobre nosotros, que este nuevo año deberá estar lleno de intenciones concretas para mejorar, no para empeorar.
Será un año electorero no lo olvide querido lector, esperemos que los que se vayan no se lleven hasta la taza del baño y que el latrocinio se extienda por el país, esperemos también que los que lleguen tampoco tengan que empezar a armar de nuevo este rompecabezas llamado México, ojalá que el término transición se aplique como se debe.
Que pase una excelente fiesta de fin de año y toda la salud y prosperidad para el año venidero, que mucha falta nos hará, felicidades.