¿Qué hacemos frente a las deportaciones que vienen?
Los líderes de migrantes mexicanos han planteado un problema extendido y para ellos, muy importante. Muchos son indocumentados allá, pero también indocumentados aquí. Se fueron sin papeles, o los perdieron en el camino o con los años.
Hoy, frente al temor a ser deportados, quieren recuperar su identidad mexicana, tener una identificación. La identificación mexicana por excelencia es la credencial del INE, pero el instituto, con razón, tiene que ser muy cuidadoso con qué documento acepta para dar una credencial.
El Instituto Nacional de Migración otorga a los muchos deportados sin identificación una “constancia de repatriación”, que es aceptada por algunas instituciones, pocas, pero no por el INE, que, reitero, es la identificación más importante para tener en México. La constancia de repatriación se hace con base en dos entrevistas para tratar de comprobar que los que quieren regresar sean en verdad mexicanos. La posibilidad de error con este protocolo es enorme. Para guatemaltecos, salvadoreños, hondureños, hacerse pasar por mexicanos les ahorra el trago amargo de regresar a su país, lejos de la frontera a la que quieren regresar. Muchos mexicanos, así lo dicen funcionarios del INM, mienten en sus nombres y en sus datos por una variedad de razones, entre ellas la creencia de que les afecta la posibilidad de volver a cruzar.
Los gobiernos de México y Estados Unidos presumieron el año pasado, por distintas razones, un descenso en las deportaciones. Las deportaciones bajaron porque antes, la mayoría de ellas, se daban en la frontera de manera inmediata. El discurso trumpiano ha hecho que muchos se lo piensen, los precios de los coyotes han aumentado. Pero hasta septiembre del año pasado, las detenciones en el resto de Estados Unidos han aumentado 43 por ciento.
Si estos mexicanos no han sido deportados, es porque los tribunales están absolutamente rebasados. Hoy, hay 144 mil mexicanos esperando proceso frente a tribunales, más del total de deportados el año pasado. Y el número va a aumentar por las redadas que está haciendo el gobierno estadunidense en centros de trabajo. Esto sin contar a los cientos de miles de dreamers que podrían volverse indocumentados en unos meses si no hay acuerdo entre el Congreso y Trump.
¿Qué hacer frente a esta posibilidad? ¿Dónde caben? No estaría mal empezar por darles la posibilidad de identificarse como lo que son, mexicanos.