Tamales de ocho países, en el Museo de Culturas Populares
En la edicion 26 de esta feria se ofrecerán piezas de cacahuate, nopales, habas, sesos, birria, cazón, rana, conejo y pejelagarto
La parte más popular de la tradición de los tamales se vincula con la rosca y con el Día de la Candelaria, culminación de las fiestas navideñas, pero que, en una parte más mítica, se trata del inicio del ciclo agrícola entre los pueblos originarios.
Si el 2 de febrero será el platillo principal del festejo en casas y oficinas, en el pasado —y aún en algunas regiones— se colocaban como ofrendas dedicadas a deidades como Coatlicue, Tezcatlipoca, Xilonen y a los dioses del agua, a quienes se les rogaba por un año de lluvias y buenas cosechas.
Es una tradición que identifica a la gastronomía mexicana en el mundo, y que tiene en el Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP) uno de sus mejores escenarios desde hace más de 25 años, por la Feria del Tamal, que en esta edición alberga a 50 productores no solo provenientes de distintas partes del país, sino incluso de fuera, en especial de aquellas donde el maíz ocupa un lugar preponderante en las costumbres de los pueblos. “Como cada año, nos reúne el cierre de las festividades de la Natividad, que marca la bendición de semillas y el inicio del nuevo ciclo agrícola. De ahí la importancia que cada año adquiere este encuentro de olores y sabores alrededor del tamal, una expresión de la diversidad que caracteriza a nuestro país”, expresó Rodolfo Rodríguez, director del recinto.
Entre los 50 productores que presentan sus productos, hay algunos que hacen un tipo de tamal, mientras que otros elaboran hasta cinco, por lo que se pueden encontrar unos 150 sabores diferentes, con su respectivo atole y otras bebidas que acompañan a uno de los platillos preferidos de los mexicanos. ¿Oaxaqueños o de verde? Se escucha la oferta casi todas las mañanas, en diferentes zonas de la CdMx; algunas veces también son nocturnos, pero entre los “tamales oaxaqueños, de verde, rojo o de dulce” hay una gran variedad, que ahora se concentran en el MNCP, porque a final de cuentas los ingredientes dependen del lugar donde son elaborados.
¿Le interesa uno tradicional de pollo o cerdo? A lo mejor halla uno prehispánico, o quizá prefiera uno relleno de cacahuate, de nopales, habas, sesos, birria, cazón, rana, conejo y hasta de pejelagarto —sin alusiones políticas—, por aquello de que por segunda ocasión está representada la cocina tabasqueña en la edición 26 de la feria. “Es una gran oportunidad de mostrar la riqueza que tenemos en cada uno de nuestros estados”, dice María Amparo Trujillo, quien llegó de Tabasco: “Desde México hasta la punta del sur somos tamaleros, porque es nuestra manera de preparar el maíz. Se han encontrado vestigios de tamales incluso antes que de las tortillas, porque la base de nuestra alimentación es el maíz, pero todos son deliciosos”.
No solo se trata de disfrutar de los sabores mexicanos. En la oferta de la edición 26 de la Feria del Tamal se encuentra representada la gastronomía de Bolivia, Colombia, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Venezuela, si bien es en México donde la clásica “tamalada” es ya un referente y resultado de un sincretismo entre lo prehispánico y lo católico.
En su Historia general de las cosas de la Nueva España, fray Bernardino de Sahagún relataba cómo el tamal estaba ligado a los festejos en honor a ciertos dioses durante los 18 meses que integraban el calendario mexica. En diversas regiones del país, sobre todo indígenas, resulta un elemento fundamental en las ceremonias y festejos, en especial cuando tienen un carácter ritual.
Así, por ejemplo, en la Huasteca, sobre todo en la potosina, se elabora el zacahuil, un tamal de hasta dos metros de largo que contiene diversas carnes, y se consume lo mismo en bodas que en el Día de Muertos, como un elemento fundamental de las festividades especiales de esas comunidades.
La Feria del Tamal se llevará a cabo hasta el 4 de febrero, en el MNCP (avenida Hidalgo 289, colonia Del Carmen, Coyoacán), donde se presentan 50 productores, especialistas y cocineros que hablarán sobre el tema en conferencias y demostraciones.
La feria, además, sirve como ceremonia para despedir la exposición Venid a mirar… Y abrid el corazón a las cosas pequeñas. Nacimientos de tradición, una colección de más de 200 nacimientos pertenecientes a la colección de Celia Chávez de García Terrés, que concluye el próximo domingo.